Emprendedor de la semana: Rescatando el talento de la tercera edad

El gusto por el café que le preparaba su tía lo llevó a desenterrar el pasado. Así, rescató una receta que esconde un delicioso producto chileno, guardado en la memoria de productores de la tercera edad.




Antes de estudiar ingeniería comercial en la Universidad Técnica Federico Santa María, Andrés Villegas vivía en la pequeña localidad de Las Cabras, ubicada en la VI Región. En ese lugar siempre había tomado del café que su abuela y tías le preparaban. La receta era en base a trigo y sin cafeína, por lo que era el único café que no le causaba acidez y, además, tenía un sabor muy parecido al tradicional.

Cuando se trasladó a Santiago a estudiar, comenzó a extrañarlo. En ese momento se dio cuenta que nadie lo conocía ni lo vendía; sólo algunas personas por internet. Intrigado, decidió investigar y descubrió que ese tipo de café se elaboraba desde tiempos coloniales y le llamaban “el café de los pobres”, pues las personas con más dinero tenían los recursos suficientes para conseguirlo en el extranjero. El resto, se hacía su propio café con los recursos naturales que tenían a la mano.

Tomando como inspiración esta historia surgió Café de Campo, un emprendimiento creado por Villegas y su equipo, compuesto por Alberto Chávez, Carla Valenzuela y Mariana Villegas. La firma, desde su creación se dedica a la producción y venta de café artesanal, con un alto énfasis social, ya que la marca busca rescatar el talento de los adultos mayores de la localidad de Las Cabras.

Según cuenta Andrés, el café siempre se ha preparado por abuelitos, quienes han hecho el permanente intento de transmitir la receta a las nuevas generaciones. Pero sus esfuerzos, cuenta, no han dado resultados.

“El café lo hacen las abuelitas en sus casas y ahí queda. Nosotros queremos rescatar el producto de las personas que de verdad saben hacerlo”, dice Andrés. “Nuestras tías y nuestros vecinos, son los que nos ayudan a hacer este producto”, agrega.

Rescatar el patrimonio cultural  de los adultos mayores es el principal desafío de este grupo de jóvenes emprendedores. “Ojalá que en cada casa en algún momento se pueda encontrar este producto”, señala Andrés.

Para iniciar el proyecto, el equipo realizó una inversión inicial cercana a los $ 2 millones, comenzando con  un sistema de producción artesanal. El capital inicial lo puso Carla Valenzuela, quien actualmente administra las finanzas del negocio. Según cuenta Villegas, el crecimiento mensual en ventas ha sido cercano al 10%.

El café que elaboran lo venden en grano y molido y se puede encontrar en diferentes variedades: canela, naranja, cedrón y también con esencia de guaraná. “El café de trigo no tiene cafeína, porque es trigo, por eso nosotros le aplicamos la guaraná que tiene cafeína”, explica Andrés.

Otro factor importante al que el equipo de emprendedores de Café de Campo ha dado especial énfasis, es a la compleja situación económica que tienen los adultos mayores a nivel país. Por ello, han decidido contratar a los abuelitos con los que trabajan para ayudarlos a subir sus ingresos hasta en 70%.

“La receta no está ni siquiera en un libro de cocina, son los abuelitos los que tienen ese capital cultural”, dice Andrés. “Nosotros vemos que este modelo es muy sustentable, porque ellos saben hacer el café y lo hacen bien, lo hacen con gusto y con el objetivo de rescatar esta tradición que a nadie más le interesaba”, agrega.

Los abuelitos con los que trabaja Café de Campo se preocupan sólo de la elaboración del café, que es dos veces a la semana con la demanda actual, explican los emprendedores. En paralelo, los fundadores de la empresa se encargan del etiquetado y comercialización del producto, cerrando, de este forma, el ciclo productivo y comercial del, hasta ahora, pequeño emprendimiento.

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