Ennio Vivaldi: "Nunca había ocurrido este nivel de ataque en la historia de las universidades chilenas"

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El rector de la U. de Chile señaló que no hay crisis en el Cruch y que jamás han hablado en contra de los planteles tradicionales privados.




A punto de salir de vacaciones y dejando atrás semanas agitadas, el rector de la U. de Chile y presidente del Consorcio de Universidades Estatales (Cuech), Ennio Vivaldi, conversó con La Tercera para referirse al conflicto que tiene al Consejo de Rectores (Cruch) en una situación complicada, los dichos que lo apuntan a él como el culpable de la situación y sobre la reforma a la educación superior.

¿Cómo ve la idea de una ley especial para los planteles estatales?

Hay una percepción clara de que la reforma a la educación superior está trabada y para nosotros es importante que haya un cambio sustantivo en cómo el Estado se relaciona con sus universidades.

En la reunión de la Nueva Mayoría, uno de los acuerdos fue que debe haber una preocupación por los planteles estatales y que el Mineduc iba a trabajar en ello...

A esta altura sospechamos que hay gente interesada en que no pase nada en educación superior. Uno comienza a escuchar voces que dicen que el sistema de educación superior está perfecto, entonces queremos asegurarnos de que por lo menos habrá cambios en lo que se refiere a las universidades estatales. Ahora está todo trabado y si uno por lo menos comienza por el lado de los planteles estatales, que es más fácil, sería como abrir una ventana para que haya corriente, es decir, se podría echar a andar la situación. Uno esperaría que después pudiéramos empezar a conversar otros aspectos, como el marco regulatorio.

¿Qué debería abarcar esta ley especial?

Hay varios conceptos. Tiene que haber una reflexión sobre la institucionalidad de las universidades estatales, cómo se van a relacionar con el Estado. Debe haber un fortalecimiento y mejoramiento de la calidad de los planteles estatales. Tiene que haber un cambio de paradigma y que eso se constituya en un sistema de instituciones estatales colaborativo, para que exista movilidad estudiantil, colaboración en investigación, extensión y, en general, el tema del fortalecimiento y mejoramiento de la calidad.

¿Por qué cree que ha despertado tantas críticas esta idea de una ley especial?

Uno tiene que asumir que Chile es uno de los pocos países donde se intentó borrar la educación pública, castigarla y nosotros queremos que vuelva el sistema mixto, porque ahora todos funcionamos con una lógica privada. ¿Por qué esta oposición a que vuelvan a haber estatales? A lo mejor porque hay universidades que tienen una situación privilegiada. Si comparas las instituciones de la Quinta Región, te das cuenta de la extrema desventaja en que están las universidades estatales y uno podría sospechar que se quiere mantener esa diferencia en vez de equilibrar el sistema. Otra sospecha es que no se quiere hacer reforma. Otra razón podría ser que hay mucha plata metida que no está siendo fiscalizada y a lo mejor hay gente que quiere que esto no cambie.

¿Cómo evalúa el actual momento por el que pasa el Cruch?

No veo motivo alguno de crisis. Por el lado de las estatales, no ha habido ninguna sola palabra que se haya dicho que pueda ser considerada como un gatillo de una crisis. La verdad es que la agresividad no ha venido por parte nuestra y habitualmente, cuando se ofende, es el ofensor el que tiene que decir por qué ofende, no el ofendido. Y muchas veces el ofensor se ve más perjudicado que el ofendido.

¿Qué le parece que lo hayan señalado como el culpable de la crisis?

Es una cosa inédita, nunca había ocurrido este nivel de ataque en la historia de las relaciones entre universidades chilenas, no hay ningún fundamento. Creo que lo único que vi fue que acudí a hablar al Congreso por las estatales. Pero reclamar por eso es como que me quejara porque los rectores de los planteles pontificios fueran al Vaticano y no me llevaran, o que le pidieran alguna cosa y no me lo dieran. Nosotros hemos sido extraordinariamente respetuosos, porque como universidades estatales defendemos al Estado en su conjunto. Yo no defiendo a la Universidad de Chile contra ninguna otra universidad. Porque si a los otros planteles les va bien, al país le va bien.

¿Cree que las declaraciones del G9 hicieron más daño en la relación de ambos grupos?

No. Ellos tiene que dar la explicación de por qué hicieron lo que hicieron. Pero yo no me siento en lo absoluto ofendido, me da lo mismo, pero no puedo entender por qué hicieron lo que hicieron, ellos tienen que explicar, no yo.

¿Lo han intentado contactar desde el G9?

No, para nada. Pero a nosotros nos da lo mismo. Lo que queremos es que haya un cambio en el sistema educacional superior. Y que ese cambio implique que vuelva a haber una relación entre el Estado y sus planteles. Eso lo ha venido diciendo todo el mundo hace mucho tiempo, no tiene ninguna novedad y lo que nosotros no queremos, porque nos parecería muy peligroso, es que esta oportunidad, en la cual se abrió el tema, se desperdicie y terminemos sin haber hecho nada.

¿Cree que el Cruch puede volver a ser como era antes?

Por supuesto. En marzo habrá una reunión en la U. de O'Higgins y, bueno, es obvio que ellos pueden volver, si son ellos los que decidieron no ir. Lo dije y parece que no les gustó mucho, pero el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen. Si quieren que los llamen, los llamará Aldo Valle, no yo. Ellos verán. Nadie entiende por qué se retiraron, si es una cosa que no se puede entender.

¿Qué le diría al rector Sánchez y al rector Elórtegui por haberlo responsabilizado de la división del consejo?

No polemizo con nadie.

¿Y respecto de las críticas que hizo el rector de la Universidad Adolfo Ibáñez al Cruch acusándolos de estar sólo interesados en los recursos?

No las vi. Prefiero no polemizar.

El G9 quiere que se les trate como a las estatales por considerarse públicas...

Nunca hemos dicho que nosotros tenemos que recibir un peso más que ellos. Lo que sí, nosotros tenemos una misión propia como universidades del Estado, pero nunca hemos dicho que eso se haga a costa de los planteles del G9, tampoco lo consideramos un rival en recursos. Ahora, si nos dicen que los planteles del Estado son igualmente públicos que las universidades privadas o las confesionales, eso no es problema nuestro, es un problema de lo que se entiende en los diccionarios. Podemos encontrar la definición de universidades públicas y privadas que da la Unesco y la OCDE. Creo que es importante separar el concepto de qué es una universidad pública, qué es una institución estatal y qué es un plantel con derecho garantizado a tener financiamiento del Estado. Ahí nosotros somos categóricos en decir qué es una universidad pública y otra cosa es que el Estado financie universidades. Nunca nos hemos opuesto a que el estado financie universidades del G9. Por eso hay que crear un paradigma para los planteles estatales y el resto de las universidades pueden parecerse tanto como quieran a ese paradigma. Hay instituciones, como la U. de Concepción, que históricamente se han comportado de una manera parecida a una universidad pública. Y, por lo tanto, si acordamos una forma de relación entre los planteles estatales y los servicios de salud, esa fórmula la podría asumir la U. de Concepción y la U. Católica si quiere, con el Sótero del Río, no tengo problema en eso. Nunca decimos que queremos algo exclusivo que no sea para los demás.

¿Cree que debería haber definiciones más precisas de universidades, quizás entregarle alguna categoría especial al G9?

Por supuesto. Jamás nos hemos opuesto a algo que tenga que ver con eso. El problema es diametralmente opuesto: el problema está en que queremos decir que somos las universidades del Estado y queremos relacionarnos con él. Y es increíble que eso sea visto como una amenaza.

¿Por qué cree que lo ven como una amenaza?

Eso no lo entiendo. Sencillamente, no se entiende. Una hipótesis muy obvia es que hay privilegios enormes, hay diferencias increíbles, hay un sentido de competencia.

Respecto de la reforma, ¿cree que habría que dividir el proyecto para que avance?

Esos temas tienen que ver con la mecánica legislativa, que lo vea el Gobierno con el Parlamento. Lo que queremos es que haya acuerdos y decisiones respecto de los planteles estatales y que haya cambios en el sistema universitario.

¿Cree que es posible que cuando termine el gobierno de la Presidenta tengamos una ley de educación superior?

Por lo menos que haya algo respecto de los planteles estatales, eso sí que lo espero fervientemente. Sería terrible que dentro de todo esto no pase nada. Además, creo que es bueno porque el concepto de pluralismo de la universidad estatal le hace falta al país. Si tuviéramos más universidad pública, la convivencia sería otra cosa. Al país le haría muy bien fortalecer la educación pública en general y las universidades estatales en particular.

¿Cómo se debería modificar el financiamiento?

Cuando se dice que el estudiante elige la universidad, ahí tendría cuidado y analizaría muy prolijamente esas aseveraciones. No es verdad que los estudiantes elijan lo que quieran, van a lo que pueden. Hay una situación injusta y es que el estudiante que tuvo menos oportunidades en la educación pública no le quedará otra que irse a una universidad que a lo mejor es mala. Se debe analizar cada universidad y ver cuántos estudiantes que ingresan a estos planteles se reciben y qué empleabilidad tienen. Si uno, responsablemente, como Estado va a financiar a un estudiante para una carrera en una universidad determinada, tiene que ver que realmente le esté ayudando al estudiante, porque si no, es como si le estuviéramos ayudando, pero en el fondo le estamos pasando plata a un privado.

¿Debería haber diferenciación entre financiamiento estatal y el resto del sistema?

Por supuesto. Es evidente. Tiene perfecto sentido que el Estado diga 'le voy a encargar determinados puntos de investigación o innovación a estos planteles estatales'.

En todas partes eso se acepta. En EE.UU. muchas cosas se le encomiendan a las instituciones estatales y eso no le llama la atención a nadie, porque es obvio que tiene que ser así. Ahora, la gran parte de la formación científica será abierta para todo el mundo y será competitiva como en todo el mundo. Pero que tiene que haber algo que se le encomiende a las propias estatales, qué duda cabe.

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