Estudios muestran que nuevas generaciones están dejando de ver TV

El tradicional formato cae a un ritmo de 10% por año, con una fuga masiva de espectadores a otras fórmulas, como el streaming.




La industria norteamericana desarrolló un nuevo manual para producir contenidos para la televisión, que resumió en lo que llaman los "four any": any content (cualquier contenido); any device (cualquier dispositivo); any time (en cualquier momento) y anywhere (en cualquier lugar).

Las cuatro variables reflejan cómo ha cambiado la forma de ver televisión y cómo productoras, canales y directores están reenfocando su desarrollo ante la fuga de telespectadores. Las nuevas generaciones muestran un desencanto por la TV: el 33% de los jóvenes entre 14 y 17 años ya no ve contenido en el clásico televisor y prefiere las tabletas y celulares, según una encuesta  de Accenture hecha en 2014 en 24 países y presentada esta semana.

Según el sondeo, la televisión ha sido la única categoría, entre varios medios, que ha experimentado un descenso uniforme superior al 10% en  espectadores de casi todas las edades en todo el mundo en los últimos años. Sólo en 2014 perdió 13%. Y no son sólo películas o programas. Un 10% menos de espectadores usaron una pantalla de TV para ver deportes.

La encuesta va más allá, y vaticina que a este ritmo de desencanto, la televisión tradicional dejará de existir, al menos como se conoce hoy.

Otro sondeo global, realizado por Ericsson en 2014, muestra que el 77% de las personas declara ver televisión tradicional periódicamente. Lo relevante es que en 2011, 83% lo declaraba, año en que el 61% decía ver streaming, contra el 75% que lo hace ahora.

En Chile el fenómeno es similar. Según GfK Consumer Choices, en 2014 el 96% de los jóvenes entre 18 y 24 años reconoció ver TV al menos una vez a la semana. Este año la cifra cayó a 86%.

La principal causa del desencanto de la televisión tradicional se debe al ingreso de nuevos actores en escena, como los servicios de streaming, empujados por la masificación de las tabletas y celulares, que permiten un mayor control al usuario para reproducir contenidos. "El espectador determina ahora el dispositivo a ocupar", resume Danilo Pavlovic, director de Comunicaciones de Accenture Chile.

"Estamos siendo testigos de un abandono definitivo de la forma de ver la televisión tradicional," agrega Gavin Mann, responsable global del sector de difusión de Accenture.

En América Latina hoy existen más de 130 de estos servicios, con una biblioteca de más de 110.000 títulos entre películas y series.

La adopción de servicios de streaming también despega en el país. El 9% de los chilenos está suscrito a algún sitio, el triple de 2013, según GfK Consumer Choices. "En 2015 los medios tradicionales, si bien siguen siendo por mucha distancia los más usados, han perdido terreno, versus los medios virtuales", dice José Miguel Ventura, gerente Comercial & Marketing de GfK.

Una de sus bondades, es que ya no requiere de un calendario estático. Hoy se habla de temporadas y los usuarios no deben esperar una semana para ver su serie. Organizan su maratón el sábado, o bien, trozan el contenido para verlo por partes, por ejemplo, camino al trabajo.

TV POR STREAMING

Cuando se habla de streaming, con 62 millones de suscriptores, Netflix es el protagonista principal, pero ahora bajo la amenaza de HBO GO. La empresa que comenzó enviando encomiendas de VHS y DVD, reportó que sólo en el último trimestre sumaron cerca de cinco millones más.

Pero quien amenaza con liderar una nueva revolución es Sling TV, pionera en ofrecer canales de televisión tradicional por internet, en respuesta a la baja sostenida de este formato. Por 20 dólares  da acceso a 20 canales, aunque por ahora sólo esta disponible en EE.UU.

Sony también ofrece canales por streaming (50 dólares) mientras Apple prepara su propio servicio, del que se sabe poco y que estaría disponible a partir de octubre.

MAL CONECTADOS

Pese al entusiasmo, esta nueva audiencia también esgrime críticas.  El 51%de los usuarios, según Accenture, se queja por la mala calidad del servicio online, y el tiempo que tardan en reproducir los contenidos, que se explica por conexiones a internet de baja velocidad.

Para Mann, los servicios de streaming pagados tienen que ofrecer la mejor calidad posible, para seguir creciendo y lograr mayor masividad. "Los nuevos participantes en el mercado, independiente de su marca, tendrán que demostrar la calidad del servicio a los consumidores para conseguir una cuota de mercado significativa".

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