Extranjeros viajan a Irak y Siria para luchar contra el EI

Personas con pasaporte europeo o de EE.UU. se están uniendo a las filas de los combatientes kurdos.




Unos 3.000 occidentales se han unido a las filas del movimiento yihadista Estado Islámico (ex Isis), que busca instaurar un califato en un territorio que cruza la frontera entre Siria e Irak. La posibilidad de que al regreso a sus países estas personas cometan algún tipo de atentado se ha vuelto una de las principales preocupaciones de las autoridades de sus países de origen, como Reino Unido, Estados Unidos y Bélgica, entre otros.

Paralelamente, hay otro grupo de extranjeros que ha seguido la misma ruta para unirse a los conflictos sirio e iraquí. Pero, a diferencia del primero, este grupo no complicaría tanto a los encargados de seguridad y contraterrorismo, porque son personas que viajan con un objetivo completamente opuesto: a menor escala y velocidad, ciudadanos con pasaporte europeo o estadounidense están arribando a la zona de conflicto para unirse a las filas de quienes luchan en terreno contra el EI, ex Isis.

De acuerdo con líderes de la diáspora kurda y oficiales de seguridad en el Viejo Continente citados por la agencia AP, en meses recientes un grupo de europeos se ha trasladado a Medio Oriente para unirse, principalmente, al brazo armado del gobierno regional kurdo de Irak, los peshmerga, que actualmente cuenta con más de 190.000 militantes. Hasta ahora se desconoce el número de occidentales en armas contra los islamistas. Pero, según dijo a la agencia AP Mehmet Tanriverdi, vicepresidente de la comunidad kurda alemana, "docenas" de kurdos de Alemania y otros países europeos se han unido a los peshmerga.

La agencia Reuters afirma que existen reportes de que al menos dos estadounidenses se han unido a las Unidades de Protección Popular (YPG), el brazo armado del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán sirio. Uno es Jordan Matson, de 28 años, cristiano y ex soldado. El otro es el también ex militar Brian Wilson, un adulto de edad media proveniente de Ohio. Según dijo Wilson a Reuters, otros norteamericanos también luchan junto a los kurdos sirios y "hay otros que quieren venir y ayudar al YPG". Consultada a principios de mes sobre si existe inquietud acerca de estos reportes, la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, recordó que se ha advertido "aplazar todo viaje a Siria", y que en Washington, "ciertamente, tenemos preocupación por cualquier ciudadano que viaja allí con cualquier propósito".

En su blog Orilla Sur del diario español El Mundo, el periodista Ignacio Cembrero consigna que también se han unido a los peshmerga tres miembros de un club motoquero holandés. El medio escrito londinense Daily Telegraph, en tanto, señala que dos británicos de origen kurdo, los hermanos Poland y Lahur Talabani, también se han ido a Medio Oriente con el mismo propósito. El primero es miembro de las fuerzas especiales de los peshmerga y el segundo ocupa un cargo en el espionaje kurdo.

Según AP, los gobiernos europeos no ven como una amenaza a estos voluntarios, pese a que, al igual que los occidentales que luchan en las filas del EI, estos reciben entrenamiento con armas, adquieren experiencia de combate y podrían retornar traumatizados. Shwan Zulal, miembro asociado del King's College, dijo a AP que las autoridades británicas pueden estar "algo preocupadas" por sus connacionales  que se unen a las fuerzas kurdas, pero que no imagina a alguien siendo procesado por "luchar contra los enemigos de Reino Unido".

En general, AP consigna que, dado que participar en un conflicto armado raramente es considerado un crimen en sí, los oficiales de seguridad eu-ropeos afirman que ellos sólo actúan si sospechan que un combatiente ha cometido crímenes de guerra o que podría involucrarse en actividades terroristas a su regreso.

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