Germán Cavalieri: "No me siento en deuda con Guede"

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El argentino, que regresó a La Cisterna para sacar a Palestino de la penumbra, conversa con La Tercera. Defiende el valor de los ayudantes de DT y reflexiona sobre su relación con Guede; su mentor, su amigo, su rival hoy.




Hace poco más de tres semanas que Germán Cavalieri (39) decidió volver a casa para asumir el desafío de sacar a Palestino del pozo sin fondo en el que se había metido en el Clausura. La Cisterna no era, en realidad, su casa, pero sí una suerte de hogar para el argentino, una patria futbolística en la que se había exiliado en 2014, como ayudante técnico de Guede, y a la que había jurado algún día regresar.

Y tras rescindir su contrato con Deportes Valdivia -el club en el que recaló para vivir su primera experiencia como entrenador, y al que, por cierto, logró alejar con holgura del abismo del descenso- el ex arquero, preparador físico, kinesiólogo y ex mano derecha de Guede, se convirtió oficialmente el pasado 7 de abril en el nuevo técnico de la escuadra tricolor. La recuperación del plantel resultó inmediata.

Es un desconocido en Chile, pero le han bastado tres partidos en Palestino y un breve período en Valdivia para tomar la fama de técnico salvavidas. ¿Lo es?

No, espero que no, que no me llamen solamente para eso. Creo que por ahí sí fueron dos experiencias parecidas. En Valdivia hubo muchos más partidos y tuvimos como ventaja el hecho de que podíamos hacer las incorporaciones. Acá fue más difícil, porque quedaban solamente siete partidos. Pero bueno, la urgencia del club y también el cariño al club hizo que no dudáramos. Y acá estamos.

En su segundo partido, ante Unión, les dijo a sus jugadores que la única forma de salir del descenso era arriesgando. ¿Arenga o declaración de principios?

Yo creo que es una realidad. Hay una gran mentira en el fútbol de que para salvarte de un descenso tienes que armar dos líneas de cinco y pegarle para arriba. Yo creo que un planteo defensivo no te asegura sumar el punto tan ansiado y también creo que es una cuestión matemática. Yo prefiero arriesgar porque cuando gano, gano tres, que empatar dos partidos y sumar dos puntos. Ganando uno y perdiendo uno, gano tres puntos.

Pero arriesgar tampoco garantiza ganar...

A ver, el resultado no te lo garantiza nada, pero el trabajo sí que te minimiza los riesgos. No hay otra realidad que esa. Por eso es tan lindo el fútbol, porque no hay una garantía. Yo creo que hay que pensar más en el arco del rival que en el nuestro. No me gustan los equipos que parten solamente defendiéndose. A lo largo de los 90 minutos uno tiene que hacer más cosas para ganar que para no perder.

Cuando firmó por Deportes Valdivia aseguró que sólo dejaría el proyecto por un llamado de Palestino. Y aquí está. ¿Es un hombre de palabra?

Sí, sinceramente sí. Es cierto que no fue cómoda la decisión de salir de Valdivia porque nos habían dado todo, aunque creo que también en la situación en la que lo dejamos daba como para irse. Habíamos agarrado al equipo muy mal y habíamos sacado diez puntos al último rival y pasado a dos o tres equipos más, lo cual no era una garantía de que el equipo no descendiera, pero sí que la cosa había quedado encaminada. Y yo había tenido la chance de quedarme antes. Cuando trabajaba con Pablo (Guede) y nos salió la oportunidad de ir a San Lorenzo, me ofrecieron quedarme. Y dije que no por una cuestión de fidelidad, pero siempre me quedó el bichito de volver a Palestino.

¿Se arrepiente de no haber aceptado aquella primera oferta?

Era otra realidad. No sé si me arrepiento. Era mucho más fácil, sinceramente. Creo que en este momento en que nos toca asumir es mucho más difícil todo. Lo otro ya era un equipo formado, se estaba peleando arriba y no abajo. Pero uno en el fútbol toma decisiones, como en la vida, y después vienen las evaluaciones. Sí que es una situación mucho más arriesgada.

¿Es fácil cumplir promesas en el fútbol?

Es muy difícil. muchas veces uno está en un club, los resultados no se dan y te tienes que ir. Otras veces te aparece una opción que era mejor, no te vas por respeto a la palabra y después no te cumplen el contrato. En el fútbol es muy difícil mantener la palabra y es muy difícil que los proyectos lleguen a donde uno quiere. Hay mucha locura y no se deja trabajar a los entrenadores. En Chile a lo mejor no pasa tanto, pero en Argentina por cinco partidos ya te quieren echar.

Dice que en Chile no ocurre tanto, pero es usted el tercer técnico de Palestino en el Clausura...

Sí, es verdad...

Y en sólo dos fechas consiguió sumar el doble de puntos que Córdova y Toloza juntos en ocho.

No, son comparaciones y el problema de las comparaciones es que siempre son odiosas. El trabajo de Córdova en el club fue muy bueno. Le tocó agarrar después que nosotros nos fuimos y creo que hasta lo mejoró. Logró cosas importantes e hizo una Copa Sudamericana muy buena. Yo he hablado varias veces con él y su ayudante y son gente de trabajo. Y a Toloza le tocó asumir en un interinato, en un momento muy difícil en el que el grupo venía muy golpeado.

¿Es consciente de que la comparación con Córdova y con Guede siempre va a existir?

Sí, sí. Y muchos también decían: 'Bueno, esperemos que no sea otro Sebastián Beccacece'. Y son comparaciones de las que a veces se saca la realidad. Yo creo que el camino correcto de un entrenador es ser ayudante primero. Yo fui ayudante de tres entrenadores, pero lo malo es que para el común de la gente si ya fuiste ayudante como que no sirves para ser entrenador. Tenemos ese prejuicio tonto en el fútbol. Yo necesitaba la experiencia de trabajar con tres entrenadores, de los cuales he aprendido muchas cosas y también he aprendido cosas que no haría. Pero sí, entiendo las comparaciones y uno tiene que trabajar para hacer su propio camino.

¿Y qué cosas aprendió de Guede que no debe hacer?

¿Lo que no tengo que hacer?

Claro.

No, eso no te lo puedo decir (risas). Es una pregunta que no te la puedo decir porque vamos a jugar contra ellos. Todas las personas tenemos defectos y formas de manejo y cada uno va aprendiendo y ante las situaciones les va dando su propio tono. Si no, seríamos una copia de todas las personas de las que aprendemos.

¿Por qué se separó de Guede? ¿se cansaron el uno del otro?

No. Pablo ya sabía que yo, una vez que terminara el contrato con San Lorenzo, me largaba solo. Ya estaba eso aclarado.

¿Nunca estuvo considerado para el proceso en Colo Colo?

No, sinceramente ya estaba hablado que no, que yo ya no seguía. Nosotros teníamos contrato con San Lorenzo por un año y medio y terminamos estando seis meses. Pero mi intención ya era largarme. Y sabía que para largarme, como no tenía un nombre muy importante en el fútbol, iba a tener que empezar de abajo y buscarme la vida. Es otra de las injusticias, que te valoran más tu carrera como futbolista que tu capacidad como entrenador. Y Valdivia fue el club que me abrió la puerta.

¿Y qué tipo de jugador fue usted?

A ver, creo que para la gente cuando un futbolista juega en el ascenso pasa a ser casi un futbolista del montón. Yo hice inferiores en Argentinos Juniors y después jugué en clubes del Ascenso. Así que fui un futbolista del montón.

¿Cómo será ese reencuentro con Guede?

Hay buena relación, hemos compartido cosas juntos muy importantes y si en algún momento hubo diferencias las hablamos entre nosotros. Cuando nos tocó venir a Palestino vivimos seis meses juntos, yo conozco a su familia y él conoce a la mía. Por lo tanto en el partido voy a querer ganarle, más que nada por la situación en la que estamos nosotros y ellos seguramente también querrán ganar. Pero no va a pasar de ahí.

¿Se siente en deuda con él?

No, no, no, no. Ni tampoco creo que él esté en deuda conmigo. Creo que las personas, cuando trabajan con honestidad y dejan todo, no están en deuda. Sí me siento agradecido, pero no en deuda con Pablo.

Me citaba al principio a Beccacece. ¿Le molesta ser más conocido como el ex ayudante de Guede que como el DT de Palestino?

No, es algo normal. Y con respecto a lo de Beccacece no es que me molestara la comparación, creo que es una comparación que no tiene punto. Porque, a ver; esto hubiera sido como si por ejemplo yo trabajo muchos años con Pablo y supongamos que me ofrecen San Lorenzo y yo agarro San Lorenzo. En mi situación particular hubiera dicho que no, y no estoy comparando lo que hizo Sebastián porque no lo conozco. ¿Por qué hubiera dicho que no? Porque me parece que no estaba preparado para tomar un club grande en ese momento.

¿Quién no estaba preparado, usted o Beccacece?

Es que ahora, con los resultados puestos, es muy fácil juzgarlo a él, pero le está yendo muy bien en Argentina y tiene la suerte de que le han dado otra oportunidad. Él está en un club de la Primera División argentina y le está yendo bien. Las comparaciones son imposibles. Yo hice un recorrido muy diferente, fui futbolista, soy preparador físico, soy kinesiólogo, trabajé con tres entrenadores. No me molesta, pero no puedo asociar esa comparación con que sea real. Y con respecto a que me sigan diciendo "el segundo de Pablo Guede", es normal. El problema pasa cuando uno tiene egos o celos, pero yo estoy muy tranquilo de ser Germán Cavalieri y de hacer un camino diferente. El otro día, en una de las pelotas paradas, me decían: 'Bueno, pero copia una de las jugadas de Pablo Guede'. Yo copio las jugadas del fútbol. No son de Guede; son de Guede, de Mourinho, del entrenador que sea.

¿Terminará superando a su maestro?

Es que, mirá, yo fui parte de un cuerpo técnico, fui parte de un equipo. Lo que pasa es que siempre se considera que el que está a la cabeza es el mejor. Y yo creo que el equipo era lo mejor. Sinceramente. Y lo creo ahora también, siendo yo la cabeza, ahora que me toca a mí ser el entrenador. No creo en los logros personales, y menos en este deporte, en el que cuanta más gente capacitada te ayude, mejor te hace. Ahora sale el nombre mío, pero acá hay un cuerpo técnico y cuando trabajábamos con Pablo era un cuerpo técnico. El que logró muchas cosas y el que permitió que él esté hoy en Colo Colo fue un cuerpo técnico.

¿Tiene entonces parte de responsabilidad usted de que él esté hoy entrenando a Colo Colo?

Sin duda. Sin duda.

¿En qué se parecen y en qué se diferencian sus métodos?, ¿qué tomaron el uno del otro?

A mí me sirvió trabajar con Pablo para terminar de definir muchas ideas que yo tenía. Pablo me sirvió para acomodar esas ideas, sobre todo en el fútbol ofensivo. Y a él, siendo delantero, yo creo que le di un aporte más desde lo defensivo, pero eso habría que preguntárselo a él. Ahora tengo las ideas claras, tengo claro a dónde quiero llegar y creo mucho en el manejo de grupo. Lo más importante en un entrenador es el manejo de grupo, porque trabajos lindos los vemos todos en YouTube y lo que hay que saber en este deporte es cómo manejar los egos. El fútbol es un deporte de muchos chicos nobles que a veces se rodean de muchas cosas que no los hacen ser tan nobles y eso los va modificando a medida que van creciendo.

¿Qué pasará después de las cuatro fechas que quedan?

Yo tengo contrato hasta diciembre. y la idea es tratar de conseguir los dos objetivos que nos fijamos, de los cuales uno es mucho más importante, que es salvarnos del descenso. El segundo sería pasar en la Copa. Luego hay que sentarse a conversar.

El medio futbolístico chileno está plagado de técnicos argentinos. ¿Qué tiene usted de especial?

A ver, hay muchos entrenadores argentinos. Y muchos realmente vienen, hacen las cosas bien y son los que se quedan. Muchos hacen las cosas mal o vienen por un gran nombre como futbolistas y no demuestran y se tienen que ir. Yo trato de ser muy trabajador, muy honesto, de ir de frente con el jugador. Tengo mucho para crecer y mucho para aprender y a eso es a lo que apuntamos.

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