Gobernador interino de Guerrero asume el cargo al cumplirse un mes de las desapariciones

El izquierdista Rogelio Martínez fue elegido por el Congreso estatal luego que su antecesor dimitiera al cargo en medio de las críticas por la desaparición de 43 estudiantes.




El académico izquierdista Rogelio Martínez asumió este domingo como gobernador interino del convulso  estado de Guerrero, en el sur de México, en sustitución de Ángel Aguirre, quien  renunció al cargo presionado por la desaparición de 43 estudiantes hace un mes  en esa jurisdicción.

Con 36 votos a favor y seis en contra, el Congreso estatal dio "por  nombrado al ciudadano Salvador Rogelio Martínez gobernador del estado libre y  soberano de Guerrero", anunció en la sesión extraordinaria Laura Arizmendi,  presidenta de la mesa directiva del Congreso de Guerrero.

Martínez tomó este mismo domingo posesión del cargo en el Congreso de la  capital, Chilpancingo.

El gobernador fungía hasta ahora como secretario general de la Universidad  Autónoma de Guerrero (UAG, pública) y, aunque se desempeñó unos meses como  subsecretario de educación estatal entre 2005 y 2006 y dirigió en 2003 el  efímero Partido México Posible que -entre otras propuestas- impulsaba el matrimonio igualitario, esta sería su primera gran incursión en la  política.

En sus tiempos de militancia radical, este doctor en ciencias políticas y  sociología, hoy de 59 años, escribió algunos libros sobre las guerrillas  mexicanas como "Análisis Sociológico de la guerrilla en Guerrero" o  "Identidades en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional" y fue miembro de  la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria fundada por el líder guerrillero, Genaro Vázquez, ahora fallecido.

Vázquez fue estudiante de la escuela de magisterio rural de Ayotzinapa, a la que pertenecen los 43 estudiantes desaparecidos tras un ataque en la ciudad  de Iguala de policías municipales y miembros del cártel Guerreros Unidos el  pasado 26 de septiembre.

Según la fiscalía, el revocado y prófugo alcalde de Iguala, José Luís  Abarca, fue quien ordenó el ataque a los jóvenes por temor a que boicotearan un  acto oficial de su mujer, María de los Ángeles Pineda, señalada como principal  operadora de Guerreros Unidos en la ciudad. 

Hasta el momento, las autoridades no han podido dar con el paradero de los  chicos aunque, por testimonios de detenidos, presumen que fueron asesinados y  enterrados en fosas clandestinas.

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