Guillermo Calderón y "Ramona": "No queríamos suplantar a la mujer al momento de contar su propia historia"

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El aplaudido dramaturgo se vuelve a reunir con Andrés Wood para la serie que TVN estrena este sábado y que aborda el rol femenino en la lucha por la vivienda y la migración campo-ciudad.




Con su trabajo en la escritura de guiones, el dramaturgo Guillermo Calderón ha estado implicado en algunos de los proyectos chilenos de mayor perfil y más políticos de los últimos años. Ha expandido su reputación de las tablas -de Neva a Mateluna- al mundo audiovisual: Neruda y El Club, de Pablo Larraín, y antes, la miniserie Ecos del desierto y la película Violeta se fue a los cielos, ambas del director Andrés Wood, lo han perfilado de ese modo, sin abandonar nunca el teatro -que lo tuvo a inicios de mes estrenando en el Royal Court de Londres-.

Desde hoy a las 22:40 horas por TVN, su sello estará presente en la serie Ramona, su nueva colaboración con Wood -con quien además hoy escribe una película sobre militantes de Patria y Libertad-, que a través de 12 capítulos aborda la toma de terrenos de los 60 con tres mujeres protagonistas. Ganadora del CNTV, la historia retrata el rol central que tuvieron las mujeres en el movimiento popular de toma de terrenos y la instalación de campamentos.

El proyecto tuvo a Calderón desde un comienzo como guionista y finalizó con él participando activamente en las grabaciones, incluso dirigiendo bajo supervisión algunas escenas. Mostrando un contexto de pobreza, donde hay peligro pero también alegrías, las mujeres son el corazón de Ramona. "Las queríamos ver como organizadoras políticas", dice Calderón. Pero para el equipo, también integrado por el productor Patricio Pereira y el director Julio Jorquera, fue un punto crucial el modo en que se iba a desplegar ese retrato. "No queríamos suplantar a la mujer al momento de contar su propia historia, y fue constante la preocupación de buscar un rol que no fuera sexualizado o banalizado".

En tanto, el acercamiento a la época incluyó el estudio de libros y testimonios reales sobre la reforma agraria y las tomas de terrenos, además de poner atención a otras miradas. "Es una época de mucho dolor, pero también de mucho sentido colectivo, hay una belleza en el trabajo de la población. Eso por ejemplo ha estado muy bien descrito por el trabajo de Víctor Jara, principalmente en canciones como Luchín. También está Violeta Parra. Definitivamente eso se coló en nuestra sensibilidad al pensar la serie", indica.

En el inicio del primer capítulo, dirigido por Wood, se ve el dolor por la muerte de la madre de Ramona (Giannina Fruttero) y Helga (Belén Herrera), y los malos tratos de su padre (Luis Dubó). La escapatoria es partir con algo de dinero a Santiago, buscando un pedazo de tierra donde poder vivir. Ahí aparece Carmen (Paola Lattus), una prostituta que les ofrece una oportunidad de negocio: vender vino en un campamento que empieza a levantarse.

Ramona irá participando de manera cada vez más activa de la fuerza que se empieza a constituir. "El camino de ella básicamente es un aprendizaje personal, pero también político. Va a terminar involucrándose cada vez más en el movimiento de las tomas de terrenos", dice Calderón, en contraste a lo que pasará con su hermana Helga, quien es "mucho más permeable a este nuevo mundo, y va a ser la que se va a poner más en riesgo".

Las protagonistas también viven otras experiencias, como enamorarse, "no necesariamente porque a nosotros nos gusta ver historias de mujeres vinculadas a cosas románticas, sino porque el romance es una forma de vivir en el mundo que va más allá de lo social y político", apunta Calderón.

-¿Cómo ve el estado actual de los proyectos audiovisuales del país?

-Hay gente talentosísima haciendo cosas. Tal como ocurre en la televisión internacional, estamos viviendo una época de oro en Chile en cuanto a ficción televisiva, y me encanta ser parte. Lamentablemente, esto ocurre en un contexto en que los canales son incapaces de sostener un modelo económico viable. Pero cualquier persona debiera estar bastante orgullosa de lo que se está haciendo.

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