Hingis, la diva apática

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Con sus 22 títulos de grand slam, la suiza Martina Hingis le aporta glamour al circuito de dobles femenino. Pero también extrañas actitudes.




La diva Martina Hingis es quien más capta la mayor atención del poco mediatizados circuitos de dobles femenino y dobles mixto.

Durante la soleada y ventosa tarde en Flushing Meadows, una jornada diurna que ofrece partidos de menor interés (se nota en la baja convocatoria del público, sobre todo un día en que la entrada era liberada), Hingis cruza palabras con La Tercera evidenciando su apatía: "¿Un periódico chileno? ¿Y qué tengo yo para decirte? No hay nada que me ligue con tu país". La suiza no da por hecho que una figura de tal categoría, que levantó 22 veces un trofeo de Grand Slam en cualquiera de sus categorías (cinco de ellos en individuales) sea de interés mundial.

A sus 36 años, sigue dando muestras del talento que comenzó a exhibir a los 14 años, cuando se convirtió en profesional. En el circuito, la helvética marcó innumerables récords de juventud, como ser la más joven en alcanzar el número uno, o la de menor edad en conquistar un major. También se retiró dos veces de la actividad. La primera en 2002, a los 22 años, a causa de lesiones crónicas y graves en los ligamentos de los pies. La segunda, en 2007 tras una polémica suspensión por cocaína, consumo que por siempre negó.

Las vueltas del tenis y el deseo por volver a competir la hicieron regresar y hoy se dedica exclusivamente a los circuitos de duplas.

Hingis dice ser siempre la misma."No creo que mi personalidad haya cambiado, estando compitiendo, o fuera de las canchas. Siempre he sido una buena persona y siempre he disfrutado mi vida en torno al deporte, ya sea el tiempo en que he jugado en el circuito, o cuando he estado alejado de él, tiempo en el cuál me dediqué a entrenar a jugadoras, y a disputar exhibiciones", afirma Martina.

Incómoda y con frío por el viento que corre en el recinto de Corona Park, mira cada vez a su agente, como queriendo saber cuándo este intercambio de palabras terminará.

"No sé cuando me retiraré, y si lo supiera, tampoco te lo contaría", remata, sin dar pistas de sus planes a futuro. Ahí es cuando Hingis aprovecha de arrancar rumbo al camarín. No quiere que la molesten. Las risas ante las preguntas, sólo esconden su desagrado.

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