Hugo Lavados: "No sé al final cómo se va a resolver el proyecto de pensiones"

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Para el rector de la USS hay pocas personas alineadas con la reforma previsional que ingresó el gobierno.




En 2008, cuando Hugo Lavados lideraba la cartera de Economía, durante el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, debió enfrentar una importante coyuntura: la crisis financiera global. En ese momento, recuerda el actual rector de la Universidad San Sebastián (USS), "tanto por el programa, la situación del país y porque no había penetrado esa idea bastante absurda de que lo que teníamos que hacer era renegar todo lo ocurrido en los años de la Concertación, pudimos cambiar los focos de atención y responder (ante la crisis)". Algo que no ha visto durante este segundo período presidencial de la Mandataria, donde -considera- priman consignas e ideologías por sobre la realidad. Ejemplo de ello, afirma, son las reformas de educación y pensiones.

"Considerar que el programa de gobierno o las promesas de campaña son algo sacrosanto creo que es un grave error. Porque si esto continúa como principio orientador del gobierno, se pierde toda flexibilidad para enfrentar situaciones distintas".

¿Cómo está viendo hoy la situación del país?

Confusa. En algunas áreas hay más incertidumbre que en otras. Bajó la niebla, sobre todo en el sector que tiene que ver con toma de decisiones dentro del sector privado, de inversión. Aparentemente se está despejando al mirar las últimas cifras o lo que ocurre con la minería… Pero hay una dosis no menor de incertidumbre y confusión sobre lo que puede pasar y eso, sin duda, es un factor que puede paralizar la inversión privada.

Hay varias reformas pendientes y se viene la tramitación del Presupuesto. ¿Le preocupa?

Ese proyecto tiene fecha, así que no puede no salir. Aunque algunos digan que va a haber poco tiempo, se generará debate porque en ese período los parlamentarios estarán haciendo campaña para ser reelectos, y van a pesar algunas cosas que pedirán. Lo digo sin ninguna crítica, porque es el rol del candidato y así funcionan las cosas en democracia.

La Presidenta tiene en sus prioridades el tema pensiones. En este contexto, ¿cómo ve la discusión?

No sé al final -de verdad- cómo se va a resolver el proyecto de pensiones. Porque entiendo que hay pocos que están completamente contentos con el proyecto que jineteó el ex ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

Incluso, de aprobarse los cambios, (los beneficios) tienen un montón de excepciones. Uno de los problemas que tiene esta iniciativa es que por buscar que tuviera muy buena recepción, se han planteado cosas que las personas han entendido de una forma y que no son así.

Todo el mundo entendió que una vez aprobada la ley se aumentaban 20% todas las pensiones, y no es así. Entonces, la cantidad de reclamos va a ser importante y ya quiero ver al mundo político cómo van a explicar eso...

¿Dónde está el problema?

Las pensiones son bajas. Todos saben que subir las pensiones en forma significativa es imposible y que es mucho más eficiente que (el alza) sea financiada con recursos del Estado e impuestos. Pero también somos conscientes de que, dados los compromisos que se han generado por las políticas ya aprobadas -por ejemplo, el estatuto del profesor en educación ha generado unos compromisos gigantescos o el aumento de la pensión básica-, no hay plata.

Entonces se inventa esta fórmula súper alambicada del 3+2, pero primero corre el dos. ¿Y por qué?, porque es la única manera de aumentar ahora las pensiones. Todo esto, en mi opinión, tiene un severo problema y nadie sabe si el proyecto va a avanzar rápido o no.

¿Dónde fallaron las AFP?

En transmitir el mensaje. A cualquier AFP le conviene que sus cotizantes tengan buenas pensiones, es bueno para el negocio. Sacando del escenario al hombre bueno, aquí hay un tema de fríos números. Es un elemento súper competitivo, porque siempre se está mirando la rentabilidad de las AFP respecto de las otras.

Da para discutir y mucho, lo que una buena reforma debiera contener y que este proyecto no lo tiene; da para otra conversación.

Entonces ¿Este es un mal proyecto?

Es un proyecto bastante menos que regular. Está basado en buenos principios, pero su concreción tiene que ver con lo que es posible y digerible por el mundo político. La expresión "ni un peso más para las AFP" tiene que ver con eso.

Dejándose de eufemismos, si algo han hecho bien las AFP es la administración de las inversiones. Entonces, decir ni un peso más... cuando las AFP no ganaban más plata por la administración de esta mayor cotización. El propio Valdés se metió en un enredo, porque si la comisión se descuenta de la remuneración da lo mismo que el aporte sea un 10%, un 15% o un 20%, la comisión es la misma.

¿Cree que el proyecto no se aprobará?

Hemos visto situaciones bastante inusuales. Después de la aprobación en la Cámara de la Reforma a la Educación Superior, con 26 horas de trabajo seguido para poder aprobarlo no es posible desechar nada. Porque después de eso, no podría descartar que le pongan apuro sin importar lo que salga...

¿Ha primado la ideología?

Si me pongo purista, siempre gana la ideología porque siempre existe un conjunto de ideas, una visión del mundo. Aquí, a la ideología se ha agregado una gran dosis de falta de calle, de terreno, de conocer cómo funciona de verdad el sistema.

En el tema de Educación Superior se hacen cosas que no tienen que ver con mejorar el sistema sino más bien con hacerle complicada la vida a las universidades privadas. Ejemplo de ello es la norma que entró hace unas semanas a Contraloría, donde otorga un puntaje bastante alto a las universidades que estén en la gratuidad para la asignación de los centros de salud del sistema público.

Eso no tiene nada que ver ni con la calidad de la formación, ni con el cumplimiento de los compromisos que se han asumido, ni con la contribución que la universidad puede hacer a una región. Pero si definen las cosas según su ideología y después se niegan a reconocer que la realidad es distinta, es imposible el diálogo. Además, este gobierno nunca ha estado abierto al diálogo y ese es otro problema que tienen.

¿Dónde está el mayor problema?

Que hay cosas que se ha seguido impulsando sobre la base de un diagnóstico profundamente equivocado. El problema de estas convicciones es que siempre se puede encontrar ejemplos y estudios que las avalen.

¿Qué es lo que más le preocupa para los seis meses que quedan?

Que se repitan esas 26 horas de legislación, porque es un trabajo legislativo a toda carrera, mal hecho, por sacar algo, por decir que algo salió, pero sale mal. Segundo, que se empiecen a incorporar en otras normas medidas que no apuntan a la calidad ni el aporte de las instituciones a una región o a la formación, como por ejemplo esto de que se pretende que la gratuidad debiese ser obligatoria. La ley dice que uno de los requisitos para entrar al Consejo de rectores es tener gratuidad; la norma de la asignación hospital docente -hospitales, Cesfam, entre otros- tendrá más puntos si se adoptó la gratuidad. ¿Qué tiene qué ver eso?

También me preocupa que en el presupuesto no esté bien definido el tema del CAE. La ley dice que se reemplazará el CAE en un proyecto que se enviará posteriormente, pero mientras no se envía el proyecto, ¿qué es lo que se va a hacer? ¿Seguir funcionando con las mismas normas? Eso necesariamente se va a tener que aclarar en la glosa de la ley de Presupuesto.

¿Qué se juega Chile en la próxima elección?

Tener más dinamismo económico. Un gobierno de Sebastián Piñera va a tener dificultades, porque parte del mundo político está en contra, y sin mayoría todo va a estar más fragmentado. Además, las organizaciones sociales están en contra -eso no significa que la mayor parte de la sociedad esté en contra-, que componen una minoría que grita. No va a ser fácil.

En el otro lado, Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez, yo veo un poco más de lo mismo que hemos tenido en los últimos años.

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