Incendios en California son la otra cara del fin de la sequía

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Hasta ahora, aún no se ha determinado cuáles fueron las chispas que iniciaron los diversos incendios.




El torrente de precipitaciones que puso fin a la larga sequía de California este año tiene un lado oscuro: la lluvia y la nieve volvieron a dar vida a los arbustos, matorrales y pastos, combustible ideal para el fuego.

Los incendios se propagan desde el domingo en la zona de viñedos del norte de San Francisco, donde causaron al menos 21 muertos, y en Orange County, cerca de Los Ángeles. La vegetación que floreció en mayo y junio se secó cuando las temperaturas estivales tuvieron fuertes aumentos, llegando a niveles récord en algunas zonas.

Entonces llegaron los vientos otoñales y sus ráfagas -con la mala suerte de un choque entre dos sistemas meteorológicos- y el marco fue propicio para los gigantescos incendios incontrolables que hasta ahora han arrasado con casi 70.000 hectáreas.

La combinación de fuertes vientos y clima seco dio lugar a lo que el Servicio Meteorológico Nacional denomina una "alarma de bandera roja". Y no ha terminado.

El fuego ha consumido o dañado por lo menos cinco bodegas en el Valle de Napa, asestando un golpe a una industria que aporta a la economía del estado US$ 58.000 millones anuales, y destruyó como mínimo 3.500 viviendas y otras estructuras, según CalFire. Se prevé que el costo en vidas y destrucción aumentará. El gobernador Jerry Brown declaró el estado de emergencia en varios condados. Cientos de personas aún siguen desaparecidas.

Hasta ahora, aún no se ha determinado cuáles fueron las chispas que iniciaron los diversos incendios; el culpable podría ser la madre naturaleza o la estupidez humana, o una combinación de ambas cosas. Algunos apuntan con su dedo acusador a las líneas de alta tensión derribadas por las ráfagas de viento. Pero al parecer el verdor después de muchos años de sequía tuvo un papel importante.

"Esa es una de las cosas de las que hay que ocuparse: uno recibe ese alivio, pero después llega el otoño, en el que las condiciones son las indicadas para que los incendios sean extremos", dijo Mike Anderson, climatólogo del estado de California en Sacramento.

Pese a todo, el follaje más pequeño que reverdeció este año, muchos árboles no revivieron y una plaga de escarabajos de la corteza dejó un tendal de troncos secos vulnerables a las chispas.

En junio, Head calculó que California tenía 100 millones de árboles muertos.

Todo esto preparó al estado para una catástrofe cuando dos sistemas meteorológicos se ubicaron para representar su papel en este drama. Uno era un sistema de baja presión que giraba en sentido contrario a las agujas del reloj sobre el sudoeste de Estados Unidos; el otro, una zona de alta presión en el Pacífico que rotaba en sentido contrario. Se unieron para llevar aire seco y fuertes vientos al norte de California, explicó Anderson.

¿Hay esperanzas en el horizonte? Anderson dijo que los vientos más intensos podrían calmarse en las próximas 48 horas. Hay probabilidades de lluvias la próxima semana. Pero aun entonces, señaló que "sólo estamos recogiendo los residuos".

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