Nicolás Jarry: "Esto mío seguro que motiva a los más chicos para seguir jugando"

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Después de pasar las clasificaciones, el chileno ya está concentrado en su primer partido, ante el ruso Khachanov. Nico sabe que en Chile están pendientes de su logro, pero mantiene la cabeza fría. Ahora se limita a disfrutar de lo que hace.




Nicolás Jarry (21 años) se ve hoy más grande que los 1,98 metros que tiene de estatura. Está sonriente, aún en las nubes, tras haberse clasificado para jugar Roland Garros después de tres excelentes partidos contra el kazajo Dmitri Popkó, el argentino Facundo Bagnis y el estadounidense Reilly Opelka. Hace dos años jugó la qualy de todos los torneos del Grand Slam pero en todos perdió en la primera ronda. Por eso la noche del jueves, el nieto de Jaime Fillol no durmió muy bien, procesando su histórico logro. Y eso aunque su familia se trasladó por estos días a París para intentar hacer una vida lo más parecida a la que llevan en Santiago.

Ayer, Nicolás, el jugador 204 del ranking mundial, practicó en la cancha 10 de Roland Garros junto a un amigo ecuatoriano. En el entrenamiento, el público comenta que el que juega es chileno, se empieza a hacer conocido como la promesa que vio ayer el diario L'Equipe, y unas 200 personas prefieren ver su práctica pese a que en otras canchas aún se estén jugando las clasificaciones.

¿Cómo está?

Bien, la tarde del jueves fue dura, respondiendo todos los mensajes, pero son por una buena ocasión. Es un gran logro para mí y para Chile ver que todos estén tan felices. Mis amigos me enviaban mensajes de voz y se podía escuchar la felicidad que tenían. Tengo dos días para volver a poner los pies en la tierra y pensar en el siguiente partido. Desgraciadamente eso es lo que tiene el tenis, que uno hace algo bueno y al día siguiente tiene que volver a competir y pensar de la manera correcta y no estar volando en los pensamientos positivos o negativos.

¿Y de ese próximo partido que le enfrenta a Khachanov, qué piensa?

Va a ser un lindo partido. e interesante. pues jugamos muy parecido. Somos más o menos de la misma edad y nos llevamos bien fuera de la cancha. Voy a tener que jugar bien para ganar.

¿Esta clasificación puede marcar un punto de inflexión en el tenis chileno?

Sí, va a ayudar al tenis chileno. Por lo que he visto se está hablando mucho de mí y eso lo más seguro es que motive a los más chicos para seguir jugando. Eso sí o sí va a ayudar a todo el país para que se involucre más en el tenis.

¿Y marcará su carrera?

Yo ya vengo haciendo cosas buenas desde final del año pasado. Así que es un nuevo logro que se suma y que me anima a seguir creciendo.

¿Qué cambió en su cabeza?

Empecé a disfrutarlo más, a no preocuparme de ganar. Al principio logré millones de cosas sin darme cuenta del valor que tenían y las perdí. Así que gracias a eso estoy ahora aquí más contento, más tranquilo y disfrutando. Es el único cambio que he hecho y desde que lo hice, empecé a ganar. Así que ésa es la clave, parece.

¿Ya está recuperado de la muñeca?

A fines de 2015 me lesioné y estuve dos meses parado. Y y después, meses volviendo de a poco a pegarle. Me tomó seis meses desde que empecé a agarrar la raqueta hasta empezar a soltar la muñeca, a pegarle fuerte y con confianza. Estuve como ocho meses sin poder jugar buen tenis.

¿Qué metas tiene para Roland Garros?

Sigo con la misma mentalidad de siempre: pasarlo bien, entrenar duro ser profesional fuera de la cancha, comer bien, estirar, calentar bien y tomar todas las previsiones kinesiológicas.

¿Y para este año?

Ojalá entrar dentro de los 150 lo más rápido posible, para luego pasar a las qualies de los ATP.

Nicolás Massú le vio frente a Opelka. ¿Le dio algún consejo?

Sí, almorzamos juntos antes del partido y después se sentó con mi equipo. Él viene de apoyo, no se mete. Está presente, pero sabe que tengo un entrenador. Escucha para saber, para conocerme más cómo entro a los partidos, pero no opina. Se queda fuera tranquilo.

¿Pero es importante para usted su presencia?

Sí, ya somos muy amigos con Massú y el Chino en la Davis. Y Fernando nos apoya desde más lejos, pero siempre ha estado allí. Tener el apoyo de ellos siempre es importante. Ahora Nico está en Roland Garros entrenando a una chica y tenerlo afuera es una pequeña motivación más.

¿Qué le pareció el breve paso de Garin por París?

Tuvimos un año muy bueno en juniors, jugamos juntos cuando llegamos a las finales en singles. A mí me ha tratado bien este complejo, me siento muy cómodo acá. Él desgraciadamente no lo pudo cerrar. En el tenis hay muchos partidos así, cerrados, que pasan por un par de pelotas, donde las ganas de ganar te comen. Esta vez le ganaron las ganas de ganar, de pasar a la siguiente ronda. Tuvo sus chances frente a Simone, pero desgraciadamente no se dio. Él es también un gran jugador. Se calificó, así que le tocó duro, no era un partido fácil. Y a él siempre le duele mucho perder. Lo vivimos mucho en la Copa Davis juntos y desgraciadamente no se dio. Pero él juega muy bien, sobre todo en arcilla. Tiene que calmarse, encontrar su forma de pensar y pronto va a empezar a ganar

Jaime Fillol, su abuelo, jugó mucho en Roland Garros. ¿Qué siente como nieto?

Hoy me escribió un lindo mensaje cuando venia para acá. No sé qué hacía despierto a las cuatro de la mañana en Chile. Nunca vine con él a este torneo, pero fuimos juntos a Wimbledon y el US Open. Ojalá me vea en un grand slam pronto. Aquí toda la gente mayor le conoce y cuando digo que soy su nieto se sorprenden.

¿Cuál es su favorito para Roland Garros?

Nadal. Este año viene como en sus mejores momentos.

Tiene usted un parecido físico a Zverev y casi la misma edad. En una entrevista felicitaban al alemán por ser top 10, pero él le bajaba el perfil y decía que cuando niño se imaginaba que a los 20 ya habría ganado varios Grand Slam. ¿Qué pensaba usted cuando pequeño?

Sí nos parecemos, pero tuvimos una niñez totalmente diferente. Él siempre estuvo dando vueltas en estos torneos, desde que nació. Su hermano mayor fue jugador, llegó al 40 del mundo, siempre ha estado en estos torneos, ha venido toda los años de su vida. Siempre ha estado involucrado al tenis, viajando; el colegio seguro lo hizo por internet, o con su familia, que siempre lo ha apoyado. En cambio mi vida fue ir al colegio normal en Santiago, estar más con amigos. Fue una vida más normal. Siempre quise ser tenista, pero nunca soñé, no sabía cómo era este mundo. Él ya lo tenía claro.

¿Y con su abuelo no lo vio de cerca?

Con él pude venir a los 13 años a Wimbledon por primera vez y eso me motivó a jugar tenis, porque se veía tan lindo desde fuera... Yo lo veía, pero no tan de cerca como Alexander. Son vidas diferentes, todos tenemos tiempos diferentes. Así es que hay que estar preparado y dar lo mejor. La primera vez que vine fue con mi tío entrenador (Martín Rodríguez), pero esta vez estoy con mi entrenador, mis papás y mi hermana chica. Me siento más en casa, no me siento lejos, y ya es la segunda vez que vengo. Por suerte estamos cerca de la Torre Eiffel y salimos a caminar un rato a sacar un par de fotos. Llevo una semana y los primeros días llegaba a entrenar a las ocho de la mañana y nos íbamos a las ocho de la noche del club. Estaba todo el día acá metido y aprovechando, pues este lugar es muy bonito y vinimos a esto. Así que estar acá adentro entrenando o afuera paseando, es igual de bonito para mí.

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