En la primera vuelta de 1999, Joaquín Lavín, único candidato de derecha, obtuvo el 47,5% de los votos. Fue, sin embargo, en la primera vuelta de la elección de 2005 donde la derecha obtuvo su mejor resultado desde el retorno de la democracia: Lavín y Sebastián Piñera juntos sumaron el 48,2%. En 2009 – año en que después de medio siglo la derecha volvió democráticamente a La Moneda- Piñera, siendo el candidato único de la extinta Alianza por Chile, obtuvo el 44% de los sufragios en la primera vuelta.

Aunque es arriesgado hacer generalización con tres elecciones presidenciales, pareciera que a la derecha llevar dos candidatos le ayuda a obtener más votos en la primera vuelta electoral.

En las elecciones de 19 de noviembre, la pregunta que cabe hacerse es qué pasará con José Antonio Kast, quien nunca antes estuvo en la nómina de los precandidatos ni candidatos presidenciales, por lo que su capacidad de movilizar votantes a nivel nacional es un misterio aún. Lo que sí conocemos, es su despliegue como candidato de la UDI los últimos 20 años.

El menor del clan Kast- Rist, fue concejal por Buin en 1996, y luego electo diputado por el ex distrito de Buin, Calera de Tango, Paine y San Bernardo entre el 2001 y 2013. En un escenario marcado por el sistema binominal y voto obligatorio, Kast obtuvo alrededor del 35% de los sufragios. Cuando la inscripción se hizo automática y el voto voluntario, en la elección parlamentaria y presidencial de 2013, José Antonio Kast se cambió al distrito de La Reina-Peñalolén, donde salió electo con el 20,7% de los votos. Una primera hipótesis es que al menos en la Región Metropolitana, al candidato nacido en Buin, le iría mejor en los distritos rurales que en los urbanos.

Sin embargo, Kast ahora es candidato presidencial independiente pues renunció a la UDI en mayo del 2016. Creemos que sus votantes provendrán probablemente de simpatizantes de la UDI o personas que en el pasado votaron por la UDI. Por lo tanto, para ver que pasará con sus votantes en una potencial segunda vuelta analizamos la elección de 2005, donde Lavín no pasó a segunda vuelta.

En esa elección, la suma de Lavín y Piñera era menos que el 50%. A partir de los datos por mesa, es posible determinar que Piñera en la segunda vuelta captó el 96% de los votos de Lavín y el 98% de sus propios votos de la primera vuelta. De Tomas Hirsch capto menos del 20% de los votos y por lo tanto no fue suficiente para ganar esa elección. Es decir, es altamente probable que, en un balotaje, Piñera capte casi todos los votos de los que eligieron a Kast en una primera vuelta.

La pregunta que hoy cabe hacerse es cómo Sebastián Piñera logró ganar la elección de 2009, si en la primera vuelta no obtuvo el 50% de los votos. Y la respuesta no está en el electorado tradicional de la derecha, al contrario: casi todos los votos adicionales que sacó Piñera en el balotaje, provinieron de votantes que apostaron por Marco Enríquez- Ominami en la primera vuelta.

La derecha debe saber que el problema de Piñera no es Kast, sino que si la suma de los votos del candidato de Chile Vamos, sumados a los votos de Kast, son más del 50% en la primera vuelta.

Si la suma de los votos de los candidatos de la derecha no suman el 50%, la apuesta de Piñera puede ser volver a contar con parte del electorado de Marco Enríquez- Ominami.

Para Piñera, que Kast o Marco Enriquez-Ominami estén creciendo en las encuestas a pocas semanas de la primera vuelta, le es indiferente. Ambos votantes le sirven para una segunda vuelta.