Juan Carlos Scannone : "Los pecados de pedofilia de parte del clero hicieron mucho daño a la Iglesia"

Lo conoce desde joven y, además, forma parte de la misma corriente teológica, la Teología del Pueblo, en la que se enraíza Jorge Bergoglio. Se trata del jesuita argentino Juan Carlos Scannone, quien no sólo es uno de los teólogos de cabecera del Papa Francisco, sino que también fue el profesor que le dio clases de griego antiguo y literatura universal. Con motivo de su próxima visita a Chile para participar el sábado 14 en el seminario "El pensamiento de Francisco", organizado por la Universidad Alberto Hurtado y Revista Mensaje, Scannone respondió un cuestionario de La Tercera sobre los actuales desafíos del Papa, de su visita a Chile en 2018 y de las razones para postergar su viaje a Argentina.

En noviembre, a través de una carta, los cardenales Raymond Burke, Walter Brandmüller, Carlo Caffarra y Joachim Meisner expresaron preocupación por la exhortación apostólica Amoris Laetitia. Y el mes pasado unos 60 historiadores, teólogos y sacerdotes hicieron pública otra carta, donde señalan siete presuntas "herejías" contenidas en esa exhortación apostólica. ¿Francisco está hoy más cuestionado que cuando llegó o sigue gozando de apoyo?

Cuando recientemente el Papa se reunió en Cartagena (Colombia) con sus hermanos jesuitas, en su respuesta a una pregunta del sacerdote Vicente Durán Casas, aprovechó la ocasión para aludir a algunos críticos de Laudato Si. Recuerdo haber leído entonces que hubo periodistas que pensaron que Francisco se refería a los cardenales que usted cita. Él les dijo algo así como que había críticos de buena voluntad -en cuanto son hijos de Dios-, pero que están equivocados en lo que afirman. Y en ese mismo contexto alabó de nuevo la interpretación pública del mismo asunto, que dio el cardenal Christoph Schönburn, de Viena, de la cual ya el mismo Francisco había afirmado que es la correcta. Lo mismo había dicho sobre la interpretación que sobre el tema dieron en su momento los obispos del Gran Buenos Aires.

El Papa y el consejo de nueve cardenales asesores que lo ayudan en el gobierno de la Iglesia han propuesto que en la Curia romana haya más jóvenes, más mujeres y menos clérigos. ¿Cómo lo ve usted? ¿Es factible?

Como la Curia Romana ayuda al Papa en su gobierno, estimo que una mayor presencia en ella de laicos y laicas, en especial, de más jóvenes y mujeres, de distintas regiones, le puede ayudar mucho a conocer la voz de toda la Iglesia universal.

Un reciente artículo de la revista The National Catholic Reporter apuntó a que durante los cuatro años que lleva este Papa, la producción de documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha caído drásticamente: ha emitido dos textos. Asimismo, asegura que en los últimos cuatro años las investigaciones que se llevaban a cabo contra cuatro teólogos están detenidas. ¿Considera que la llegada de Luis Francisco Ladaria Ferrer como nuevo prefecto, en sustitución de Gerhard Ludwig Müller, significará un cambio en esta oficina?

En cuanto al número de documentos, no me parece tan importante. El Papa sacó mientras tanto dos encíclicas (una "a cuatro manos" con Benedicto XVI y otra enteramente suya) y dos exhortaciones apostólicas (postsinodales), que seguramente han implicado mucho trabajo para la Congregación para la Doctrina de la Fe. En cuanto que se hayan parado procedimientos contra cuatro teólogos, no conozco el asunto ni de quiénes se tratan, pero a priori me parece que es bueno desalentar acusaciones muchas veces excesivas o infundadas. No sé cómo obrará en adelante monseñor Ladaria, pero estoy seguro que es muy buen teólogo (conviví con él en la Pontificia Universidad Gregoriana) y está muy en consonancia con Francisco.

Acusado por algunos sectores de no hacer lo suficiente para combatir el escándalo de abusos sexuales de niños por parte de sacerdotes, el Papa reiteró en septiembre con fuerza su determinación a aplicar el principio de "tolerancia cero". ¿Considera que la Iglesia tardó demasiado en reaccionar ante el escándalo de la pedofilia?

Estimo que los pecados de pedofilia de parte del clero y de su encubrimiento hicieron mucho daño a la Iglesia y a las Iglesias donde sucedieron. La Iglesia tardó en reaccionar, según mi parecer, no tanto ante la gravedad de ese pecado sino en comprender el sufrimiento y los problemas de las víctimas, buscando vías incorrectas para solucionarlos, como el mero traslado de los probada o sospechadamente victimarios, suponiendo erróneamente que con eso se encontraba una solución pastoralmente adecuada.

¿Qué paralelos hace de la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987 y la del Papa Francisco en 2018? ¿Cuáles considera serán los principales énfasis del Papa durante su gira a nuestro país?

No tuve experiencia de la visita de Juan Pablo II a Chile y la próxima de Francisco está en lo imprevisible del futuro, de modo que soy incapaz de plantear un paralelismo, aunque, evidentemente, las circunstancias son muy distintas. Tampoco soy capaz de predecir de qué va a hablar el Papa, aunque muy probablemente toque temas comunes para América Latina, como son los de la opción preferencial por los pobres, el desarrollo integral, solidario y sustentable, la prioridad de la sana política sobre la mera economía, una ecología integral (socio-ambiental), etc. El hecho de que vaya a Temuco me hace sospechar que puede tocar el problema mapuche, candente tanto para Chile como para Argentina, a fin de su resolución en paz, reconciliación, justicia y respeto de los derechos de los pueblos originarios, en cuanto tales, además de los de cada persona en cuanto individuo.

El vocero papal, Greg Burke, aseguró que "el Papa no va a ir a Argentina en 2018, no está previsto que viaje a su país el año próximo". ¿Por qué cree que ha postergado tanto el viaje a su país natal?

Pienso que Francisco irá a Argentina cuando piense que no hay tanto riesgo como en el tiempo inmediato, de que las distintas posiciones políticas quieran "usarlo" para sus intereses partidarios. Por lo contrario, estimo que más bien quiere ayudar a buscar puentes y consensos para establecer políticas de Estado en vistas al bien común y al desarrollo humano integral, en especial, para los pobres, pero las condiciones no están dadas en estos momentos.