Juan Cristóbal Peña, periodista: "Los fusileros hoy venden planes de Isapre, son obreros o guardias de seguridad"

Como edición de aniversario por los 30 años del atentado a Pinochet, el periodista relanza su libro Los Fusileros.




“Es un domingo soleado de 2016 y Juan espera en las cercanías del punto habitual en el que nos encontrábamos hace diez años. La oficina de Recoleta esquina Dardignac. No nos vemos hace cinco años, por lo que publica en Facebook me he enterado de que es dirigente comunal del Partido Comunista en Los Álamos, en la provincia de Arauco. Juan llegó allí después de dejar su trabajo en Santiago, ahora es maestro de la construcción y gana el sueldo mínimo.”

Juan Moreno Ávila, Sacha en otros tiempos, fue uno de los responsables del atentado a Augusto Pinochet. Ese 7 de septiembre de 1986, 20 hombres y una mujer atacaron la caravana del dictador en el cajón del Maipo. El plan fracasó. Moreno fue el primero en caer detenido y las torturas que sufrieron él y su familia lo obligaron a delatar al resto. Su historia, y la de los demás guerrilleros, fue contada en 2007, cuando Juan Cristóbal Peña publicó Los Fusileros. “La historia de la resistencia armada a la dictadura había sido muy maltratada”, dice.

A 30 años del atentado, el periodista lanza una nueva edición del libro que incluye un epílogo en que cuenta cómo continuaron las vidas de algunos de sus protagonistas tras la publicación. “Quienes sobreviven deben ser dos tercios de los que  participaron y ellos representan el bando derrotado de este conflicto. Los fusileros, a diferencia de los organismos de seguridad, no tienen pensiones, ni reconocimientos y fueron perseguidos penal y políticamente”, explica Peña.

Según el conocimiento que Ud. tiene de Juan Moreno y otros ex-guerrilleros ¿Cómo diría que son hoy sus vidas? 

Quienes sacaron la peor parte son los que permanecieron en el país, porque quienes partieron al exilio tuvieron contención y pudieron rehacer sus vidas. Pero los que se quedaron lo hicieron viviendo de manera clandestina, cuando  lo único que habían hecho -en la época en que las personas estudian algo o encaminan su futuro-, fue prepararse para la guerra, y eso era lo único que sabían hacer. La vida para muchos de ellos ha sido bastante difícil, algunos de los que yo he conocido se dedican a lo que se dedica la gente que no tuvo la fortuna de tener una profesión, como por ejemplo, vender planes de Isapre, hay uno que vende tumbas y varios, como es el caso de Juan Moreno, que fueron guardias de seguridad, obreros de la construcción y carpinteros.

¿Cómo cree que repercutió para ellos la publicación Los Fusileros en 2007?

Partiendo por la portada, en que aparecen a rostro descubierto, hay una intención de mostrar a los fusileros desde la intimidad y la humanidad. Creo que la historia de la resistencia armada a la dictadura había sido bastante maltratada, contada con parcialidad. Este libro muestra un lado más cercano de los protagonistas del atentado y da cuenta de que son sujetos bastante sencillos. Ttambién son una muestra representativa de nuestra sociedad: un gásfiter, un bombero, un estudiante de filosofía, uno de cine, un escolar, a diferencia del mito de que podrían haber sido guerrilleros del estereotipo guevarista, preparados en Cuba. Al contrario, se muestran personajes de carne y hueso que podrían haber sido cualquier otro. Cualquiera de nosotros pudo haber sido un fusilero.

¿Cree que Chile ha cambiado en cuánto a la conciencia que se tiene de los hechos ocurridos en dictadura?

Creo que sí. Un programa como fue Guerrilleros de CHV, no hubiese podido ahondar de esa forma si no hubiese existido antes un libro como este. Así se avanza y se ayuda a mirar los hechos con mayor perspectiva. También a ver a los personajes que participaron en esas acciones como personas corrientes, como también lo fueron los agentes de la CNI,  en condiciones y con una ética muy distintas, sin duda. Ayuda a ver lo que fue la resistencia armada a la dictadura desde un lado más humano. Estoy orgulloso de lo que generó el libro en cuanto a ahuyentar algunos prejuicios con respecto a lo que fue la lucha armada  y hablar de ella directamente. Ni siquiera el Partido Comunista lo habla transparentemente.

“Unas semanas después de que este libro fuera publicado por primera vez, recibí el llamado de una muchacha. Se llamaba- se llama- Alejandra y decía ser hija de Bigote. Me dijo que tenía antecedentes sobre la desaparición de su padre que no estaban en el libro... ‘Mi papá era una buena persona, íntegra, leal, no podía haber traicionado a nadie’. Bigote, Luis Arriagada Toro, fue un comandante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez acusado de traición y que terminó ejecutado por sus compañeros. Su ex esposa e hijos se comunicaron con Peña para reivindicar su figura, y esas conversaciones se cuentan en el nuevo epílogo.

La versión cinematográfica de Los Fusileros, en manos de Juan Sabatini, comenzará a grabarse en julio de 2017. Peña trabaja en otro libro sobre la violencia política en Chile desde la vuelta a la democracia. Además, junto al historiador Gonzalo Peralta, preparan una antología de crónica chilena: “En dos libros reuniremos piezas publicadas en medios impresos desde comienzos de la República hasta llegado el siglo XX”. Como director de la Escuela de Periodismo de la U. Alberto Hurtado, Peña cree que a los futuros comunicadores se les debe estimular más la veta narrativa: “La no ficción está demostrando que es un género literario tanto o más valioso que la ficción. El periodismo y la crónica también son un arte literario”.

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