La dura infancia de Franco

Franco Ferrada sufrió la muerte de su madre cuando tenía 11 años y gran parte de su vida la pasó en centros del Sename. Esta es la historia del joven que irrumpió en la jaula de los felinos.




Desnudo, se acercó a los leones y trató de abrazarlos, desencadenando una serie de hechos que terminó con la muerte de dos felinos en el Zoológico Metropolitano. Entre las ropas que Franco Ferrada (20 años) dejó en el suelo de la jaula, una carta revelaba su intención suicida.

Quienes conocen al joven no  entienden qué es lo que lo llevó a que tomara una decisión tan drástica y con trágicos resultados que hoy lo tiene internado en la Clínica Indisa, por las diversas lesiones que sufrióen la cabeza, cráneo, cara, cuello y zona pélvica, además de recibir un dardo tranquilizante en el operativo de rescate. Pero una vida repleta de  dolor y esfuerzo, dan cuenta de una vulnerabilidad que podría haber incidido en lo ocurrido. "¿Qué pasó por su cabeza? No comprendo por qué decidió hacer esto", se pregunta Nolbertina Muñoz, su abuela paterna.

Y es que Franco a los 11 años perdió a su madre por un cáncer mamario terminal. Su padre, según cuenta Nolbertina, nunca logró recuperarse de la muerte de su esposa. Franco, junto a sus ocho hermanos, debieron ingresar al Servicio Nacional de Menores (Sename).

"Él se crió en el Sename, porque antes de que falleciera su madre, ella dejó internados a todos sus niños", sostiene Nolbertina, quien añade que "estos niños tienen un daño psicológico inmenso, porque de la noche a la mañana la mamá se muere, y ellos se quedan en un internado. Y mi hijo, su padre, nunca salió del alcohol".

Para quienes lo conocen, lo más importante para Franco es su familia. Aunque uno de sus hermanos mayores está en la cárcel, Franco decidió tratar de independizarse y ayudar a sus hermanos, especialmente al más pequeño, que fue adoptado por una familia en Italia. "Tiene otros hermanos que andan metidos en problemas, el mayor de todos está preso", comenta su abuela.

Al salir del Sename, realizó el Servicio Militar en Coyhaique, en la Región de Aysén. Gonzalo Molina, quien fue su compañero en el regimiento, señala que "compartí un año y medio con él. Era normal, siempre preocupado de su familia, su abuela y sus hermanos. Quería trabajar y proyectarse".

María Martínez, madre de una amiga del muchacho, dice que "me extrañó que dijeran que tenía un problema psicológico, si es un niño muy alegre. Pero quizás escondía una pena".

Actualmente, Franco reside en Santiago Centro, con un grupo de amigos. Trabaja de bodeguero en un local de ventas chino. "Le habían pasado una casa cerca de Avenida Matta y estaba viviendo con otros jóvenes", dice Nolbertina, quien añade que Franco tampoco es religioso.

Quienes hablaron con él antes del sábado, no pueden comprender qué es lo que ocurrió para que decidiera tratar de quitarse la vida. "Vino a visitarme el domingo pasado, feliz, dijo que estaba muy contento", indica su abuela.

Un joven alegre y trabajador. Así lo describen. "Estamos sorprendidos, algo debió haber pasado. Él estaba bien, contento. Ahora, no sabemos cuál será el daño con el que quedará", concluye Nolbertina.

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