La historia de los sacerdotes cuestionados por abusos sexuales en el Obispado de Punta Arenas

<p>Los religiosos Antonio Larraín y Víctor Hugo Carrera fueron sometidos a proceso en 2001 por supuestos abusos sexuales. Larraín fue absuelto por la Corte Suprema y Carrera condenado a pena remitida de 541 días.</p>




Con la detención y formalización del padre diocesano Jaime Low Cabezas, por los delitos de estupro y abuso sexual, suman tres los casos de sacerdotes que han sido cuestionados por posibles abusos sexuales en la zona austral del país.
Uno de ellos fue el religioso salesiano Antonio Larraín Pérez-Cotapos, ex director del Liceo María Auxiliadora de Porvenir y denunciado, en abril de 2001, por haber efectuado tocaciones a una niña de nueve años.
En 2001, por orden de la jueza Pilar Gómez, el sacerdote fue destituido de su cargo como director del establecimiento educacional y se trasladó a vivir a una casa de la congregación salesiana en Santiago.
Dos años más tarde, el Juzgado del Crimen de Tierra del Fuego decidió cerrar el sumario el el caso iniciado contra Larraín y pocos semanas después lo absolvió de todos los cargos.
Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Punta Arenas determinó la culpabilidad del religioso y lo condenó a 300 días de presidio por el delito de abusos sexuales.
El caso se cerró definitivamente el año pasado cuando la Segunda Sala de la Corte Suprema absolvió al padre Larraín en una decisión unánime, debido a errores de forma en el fallo condenatorio, y por estimar que las dos apoderadas del colegio que fueron testigos para comprobar dicho ilícito no tienen "verosimilitud".
EL PROFUGO PADRE CARRERA
Hasta fines de 2000 el sacerdote diocesano Víctor Hugo Carrera estaba a cargo de una pastoral juvenil de Punta Arenas y era secretario personal del obispo Tomás González. Sin embargo, en diciembre de ese año abordó un avión y abandonó el país luego de ser declarado culpable, en un juicio canónico, de abusar de un menor de 13 años.
Meses después, cuando Carrera ya se encontraba fuera del país, los padres del joven afectado interpusieron una querella en contra del sacerdote y éste fue sometido a proceso en rebeldía por el Tercer Juzgado del Crimen de Punta Arenas.
El cura Carrera partió con dirección a México e Italia donde permaneció en calidad de prófugo de la justicia por casi tres años y con una orden de extradición emanada por la Corte Suprema.
La situación se mantuvo sin cambios hasta que a inicios de 2004 un reportaje de Chilevisión reveló que Víctor Hugo Carrera hacía misas en la localidad boliviana de El Alto, cerca de La Paz.
Días después el sacerdote fue detenido en el Aeropuerto de Santiago y trasladado de inmediato a Punta Arenas, por orden del Tercer Juzgado del Crimen de esa ciudad, entidad que determinó la prisión preventiva del clérigo.
En 2005 Carrera fue condenado a 540 días de pena remitida y al pago de $dos millones más intereses por daños morales.

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