La pobre marca que deja la cita

Habrá sido el frío de Londres, la lluvia, la mala organización, el año postolímpico o, para muchos, el aumento en los controles de dopaje, lo cierto es que en varias pruebas las marcas establecidas en Londres 2017 fueron muy pobres.

Una comparación entre los números de algunas de las pruebas más tradicionales del atletismo respecto de los ganadores de oro en los otros mundiales, que partieron en 1983, demuestra que en distintas especialidades, en la capital británica se dieron varios pasos atrás.

La lista (ver tablas) incluye las pruebas más veloces de la pista y no las de fondo, donde muchas veces la estrategia pasa por encima de los mayores esfuerzos y las marcas no siempre van mejorando en el tiempo.

El listado inferior propone comparar también algunos de los lanzamientos y saltos más tradicionales. Todo medido en Mundiales, donde muchas veces se retrocedió.

Es así como las victorias de Justin Gatlin y Tori Bowie en los clásicos 100 metros planos, aunque impactantes por otros motivos, no lo fueron por marca.

En el caso de los varones, se trataba de la última carrera de Usain Bolt y las miradas estaban en él. Los 9"92 del estadounidense no podrían haberle importado menos, pues había derrotado al jamaicano, pero en realidad es uno de los peores tiempos del hectómetro. No le hubiera servido para ganar en ninguno de los últimos siete mundiales.

En el caso de las damas, la victoria de Bowie también tuvo un trasfondo: Estados Unidos volvía a ganar los 100 metros y comenzaba (fue antes que lo de Gatlin) el retorno de la velocidad norteamericana a lo más alto.

Historia similar para los 200 metros de Ramil Guliyev, el azerí nacionalizado turco que dejó atrás la supremacía de los corredores de raza negra en el doble hectómetro. Pero la marca no fue buena: hubiera vencido en París hace 14 años.

Varias otras victorias tuvieron tiempos y distancias pobres. La más decidora es la de los 400 metros femeninos, que nunca antes le hubieran dado la medalla de oro a la estadounidense Phyllis Francis. Eso sí, ese día estaba lloviendo fuerte en Londres.