La prueba que "enferma" a los médicos

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¿Quién elabora las preguntas? ¿Cómo se evitan las filtraciones? La historia del Eunacom, el test que se ha convertido en la pesadilla de los médicos titulados en el extranjero.




Durante los últimos cinco años, el Examen Unico Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom) viene mostrando una tendencia que complica, específicamente, a los médicos titulados en el extranjero.

Se trata de una diferencia abismal que hay entre los resultados que obtienen ellos, cuyo nivel de reprobación está en torno al 80%, versus los egresados en Chile, cuyo nivel de reprobación no supera el 10%.

En esto influye la alta migración que ha habido de médicos extranjeros, como lo confirman las cifras de su última versión, rendida en diciembre pasado y donde los foráneos casi duplicaron a los graduados en Chile. De hecho, los 2.642 extranjeros inscritos marcaron un récord en la historia del examen. Los resultados mostraron que un 73,2% de los foráneos reprobó, versus un 3,4% de los titulados en Chile.

¿Qué importancia tiene esta prueba? Es requisito para ser contratado en la red pública de salud, permite revalidar títulos en el caso de los formados en el extranjero y postular a becas de especialidad. También es una de las barreras, que a juicio de algunos, ha impedido fortalecer la atención en consultorios, frente al déficit que evidencian las altas listas de espera para atenciones con especialistas (1.576.178 personas) y cirugía (261.611).

Discusiones que, a la vez, evidencian una serie de mitos respecto de su elaboración, utilidad, contenidos y administración.

¿Cómo es?

El Eunacom partió en 2003 como un instrumento de las facultades de medicina para medir la calidad de formación de sus egresados. En el año 2009, el Ejecutivo propuso legalizarlo (Ley 20.261), para asegurar la calidad de los profesionales que quisieran trabajar en el sistema público de salud. La discusión parlamentaria estableció, además, que sirviera a médicos titulados en el extranjero para revalidar sus títulos.

El test está compuesto por 190 preguntas de selección múltiple en su parte teórica, las que año a año varían en su totalidad. Sólo si se aprueba esta unidad, el postulante podrá rendir y cancelar el costo del examen práctico.

Tener derecho a rendir esta prueba tiene un valor de $ 600.000 ($ 180.000 teórico y $ 420.00 práctico) por médico, mientras que el costo total del proceso en 2016 fue de $ 700 millones. Para aprobar el test se debe responder correctamente el 51% de sus contenidos.

Los que pagan finalmente son los titulados en el extranjero y egresados de aquellas universidades sin acreditación, como sucede con los médicos de la Universidad del Mar. Para los egresados chilenos, el costo del examen teórico lo subvencionan sus respectivas escuelas, sólo por una vez, y quienes pertenezcan a una universidad acreditada quedan eximido del control práctico, ya que se les homologa con el internado que realizan durante su formación.

Tras el aumento de inscritos de los últimos años, la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech), encargada de administrar y elaborar el test, definió en 2015 una fecha adicional a la de diciembre, para que se rindiera la parte teórica. Desde ese año, el examen escrito se rinde en julio y en diciembre.

Una vez aprobado el examen escrito, los médicos se inscriben para dar el práctico que se divide en cuatro exámenes de cinco horas cada uno, en cuatro servicios clínicos distintos: medicina, cirugía, obstetricia y pediatría. En este caso, quienes evalúan al médico son las mismas facultades de medicina, elegidas al azar y dependiendo de la disponibilidad de sus docentes, quienes someten a los evaluados a situaciones clínicas que deben resolver en el tiempo estimado. Se deben aprobar los cuatro exámenes para dar por superado el proceso completo.

Medidas de seguridad

Hasta el año 2012, las preguntas de la prueba eran elaboradas por las mismas facultades de medicina, que elegían un representante que participaba del proceso de creación y análisis de las interrogantes. Tras la filtración de preguntas de ese año, donde la falencia se identificó en el proceso de elaboración, información que luego habría sido entregada a médicos egresados que viralizaron el contenido, la administración determinó nuevas reglas.

Desde ese momento, quienes elaboran las preguntas son expertos independientes, quienes firman un protocolo de confidencialidad. Estas pasan, posteriormente, por el filtro de dos comisiones de expertos: una técnico y y otra médico, que las revisan y desechan aquellas que no cumplen los estándares. Tras configurar un pool de más de 300 interrogantes, hay otra instancia que elige las 190 finales.

Beltrán Mena, director del Eunacom, explica que incluso cuando los formularios se imprimen existe todo un protocolo para evitar posibles filtraciones y pérdidas de facsímiles. El día de su elaboración, la imprenta sólo trabaja para Eunacom, y sus funcionarios son todos empadronados. Durante la noche, cada puerta del lugar se cierra con dos candados, uno que pertenece a la imprenta y otro que los aporta Asofamech.

La vulneración de sus contenidos en 2012, y la alta reprobación que muestran cada año los médicos titulados en el extranjero han gatillado, además, la revisión de sus contenidos por parte del gobierno, tarea solicitada a la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Su representante en Chile, Paloma Cucci, explicó que esa revisión, que incluye contenidos, costos, y acceso, entre otros, está en pleno curso, y los resultados preliminares se conocerán en marzo, mientras que el resultado definitivo "del estudio completo se sabrá en junio de 2017", explicó.

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