La transición desde la funa callejera al emplazamiento público en la web

Especialistas dicen que críticas por redes sociales se han transformado en una especie de nueva forma de "ajusticiamiento". Afirman que también existen casos de acoso en Internet, pero que la regulación jurídica y social sobre esta materia es incipiente.




¿Cuáles son los límites de la información pública y privada en el ámbito de las redes sociales? ¿Es posible controlar estos espacios sin transgredir la libertad de expresión? ¿A qué se deben fenómenos como el acoso por la web? Estas son algunas de las interrogantes planteadas a tres especialistas de distintas áreas, respecto a la utilización de estas  plataformas que, en la actualidad, los ciudadanos están utilizando como una suerte de nueva plaza pública.

“La transformación a nivel sociocultural más importante de las tecnologías, en particular de las redes sociales, es justamente que se abre un espacio inédito,  tanto en la vida cotidiana como a nivel cívico, que no era ocupado (…) Hay un cambio importantísimo del cual estamos siendo testigos; un proceso que tiene ciertas inadecuaciones, excesos, lo que es propio de cualquier práctica social nueva”, sostiene el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Bernardo Amigo.

Para Mónica Peña,  docente  de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales (UDP), reacciones como las que tuvieron los usuarios frente al  polémico video del médico viñamarino, Carlos Schiappacasse, maltratando a una asesora del hogar y a un perro, son complejos de clasificar.

“Yo lo entendería mayormente como una nueva especie de ‘funa’ o forma de buscar justicia”, dice Peña  especificando que “las funas nacieron cuando el Estado no se hacía cargo de casos de violaciones de derechos humanos dejando a las poblaciones con una profunda sensación de impunidad e injusticia”, lo que derivaba en denuncias colectivas de manera pública.

Sostiene que en estos casos “la justicia no ha actuado aún, por lo tanto no podemos hablar de impunidad propiamente tal. Una hipótesis es que las personas sientan de antemano la incapacidad de la justicia”.

Para el abogado de la ONG  Derechos Digitales, Juan Carlos Lara, esta clase de situaciones “demuestran la poca capacidad de los sistemas normativos para responder a manifestaciones de cuestiones culturales más profundas, tanto en el rechazo a una situación ajena como en la búsqueda de algún ‘ajusticiamiento”.

Límites

La divulgación de información personal por medio de las plataformas digitales es uno  de los aspectos que en la actualidad genera mayor debate entre expertos y la sociedad civil.

Según Lara, en casos como el del mencionado médico de la Quinta Región, se trata de un fenómeno llamado “doxxing”, que consiste en la develación de antecedentes personales como la identidad, información de vida y otro tipo datos relevantes, concepto diferente al ciber acoso, que incluyen distintas conductas de hostigamiento y amenazas que pueden ir escalando, llegando incluso al hackeo de información.

“El doxxing (...) constituye una vulneración de la privacidad de una persona. La conducta posterior que el doxxing en parte busca, es una forma de acoso. No necesariamente será constitutiva de delito (...) pero sí tiene un efecto sobre el acosado”, precisa Lara.

En cuanto a mecanismos para controlar el tipo de mensajes que circulan por la web, añade que “el retiro de la información personal indebidamente expuesta, allí donde constituya un riesgo de derechos fundamentales o una infracción a la protección de datos personales, debería estar facilitado por mecanismos legales de los que hoy carecemos”.

Respecto a la regulación en las redes, el académico Bernardo Amigo indica que “estamos enfrentados a una situación, en la que tanto jurídicamente como en la práctica social, no existen aún normas ni acuerdos. Lo que va a ir sucediendo, y que ya está sucediendo en el campo de lo legal, es que va a haber regulación y también  autorregulación en las formas de actuar de los sujetos”.

No obstante, precisa que lo que “hay que enfrentar es que es imposible regular todos los espacios de la acción de los sujetos en las redes sociales (...) en casos como el acoso, son prácticas que se trasladan a esta nueva plataforma, por supuesto tiene una repercusión importantísima, pero hay que aclarar que estas prácticas no nacen con las redes sociales (sino que se trasladan a ese medio)”.

En cuanto a los impactos sociales y psicológicos en los casos de acoso, Mónica Peña sostiene que “los resultados pueden ser muy complejos en el momento. Por ejemplo, si fuiste acosado y/o acusado a través de las redes, y tu nombre se asocia a esa información, cuando vas a pedir un trabajo pueden poner tu nombre en ‘google’ y encontrarse con esa información”.

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