Las dos cartas del balotaje en Francia

segunda vuelta Francia

El próximo 7 de mayo los franceses volverán a las urnas para elegir a su Presidente entre dos alternativas opuestas. Será un escenario completamente diferente al de la campaña electoral de la primera vuelta, ya que los candidatos deberán ampliar considerablemente su bolsón de votos.




Macron, el outsider de la política francesa

Hace cuatro años, Emmanuel Macron era prácticamente un desconocido para la mayoría de los franceses. Ahora el político de 39 años podría convertirse en el jefe de Estado más joven de Francia, desde Napoleón.

El candidato centrista ha tenido un rápido ascenso dentro de la política gala. Fue el ministro estrella del Presidente socialista François Hollande al liderar la cartera de Economía, pero luego decidió alejarse del establishment político para fundar su propio movimiento, ¡En Marcha!

En noviembre de 2016 lanzó su candidatura, pero no se dirigió ni a la izquierda ni a la derecha, "sino a los franceses". Colgándose del creciente desencanto frente a la clase política, Macron ha prometido sacudir la forma de hacer política en Francia, según expresó al presentar su programa, basado en una "revolución democrática profunda".

"Francia está bloqueada por las tendencias de su elite de servirse a sí misma", dijo ante simpatizantes en un mitin en Pau, al sur de Francia. Y agregó: "Y les contaré un pequeño secreto: lo sé porque fui parte de ella".Para ese entonces, pocos le tenían fe a la candidatura de Macron. Pero la crisis del Partido Socialista y el escándalo de corrupción del candidato conservador Francois Fillon, lo acercaron a la Presidencia. Y a pesar de que él se posiciona como un outsider de la política, desde el establishment es visto como la carta para detener a la ultraderechista Marine Le Pen. Y ya corre como favorito para el balotaje del 7 de mayo.

Estudió filosofía y luego se graduó de la Escuela Nacional de la Administración, considerada la incubadora de la elite francesa. Tuvo mucho éxito más tarde, al dedicarse a trabajar como banquero en el sector privado.Comenzó su carrera apoyando la candidatura de Hollande en las primarias de 2011, pero no como militante socialista, partido al que renunció en 2009.

En 2012 se convirtió en el secretario general adjunto del Elíseo y su principal labor era aconsejar al Presidente sobre economía. En junio de 2014 fue nombrado ministro de Economía y ha sido criticado por haberle dado un nuevo impulso a la administración Hollande, supuestamente a favor de los empresarios.Macron ha llamado la atención de los electores por ir en contra de una creciente ola nacionalista europea. Así, está a favor de la globalización y de continuar en la Unión Europea. Además quiere implementar una política más "humana y eficaz" hacia los refugiados. Se declara por lo mismo un admirador de la canciller alemana Angela Merkel.

Por su estilo más juvenil y moderno, el diario francés Le Monde lo catalogó como el "Steve Jobs a la francesa". Otros lo han llamado "el Kennedy francés". Desde 2007 está casado con su antigua profesora de francés, Brigitte Trogneux, 24 años mayor que él. Según ha dicho, se enamoró de ella a los 17 años, cuando estaba casada y tenía tres hijos. Tras su divorcio, contrajeron matrimonio.

Le Pen, la cara "renovada" de la ultraderecha

El ascenso de la ultraderechista Marine Le Pen como candidata a las elecciones presidenciales francesas no ha estado exento de sorpresas y tropiezos. Pero la candidata de 48 años ha logrado cautivar a un electorado que va más allá de su círculo tradicional de electores.

Ha sabido también distanciarse de las posturas radicales de su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional que ahora ella lidera, tras expulsarlo en 2015. Famosas son las riñas dentro del clan Le Pen. Sin embargo, el patriarca le dio finalmente el apoyo a su hija una semana antes de los comicios.

"Son los candidatos: Mélenchon, de los comunistas. Macron, de los oportunistas. Fillon, de los reincidentes. Yo, ¡yo voto a Marine!", dijo a través de un mensaje en Twitter.Desde que tomó las riendas del partido, Marine Le Pen ha perseguido un objetivo para nada fácil: librar al Frente Nacional de la imagen antisemita que adquirió tras los casi 40 años de liderazgo de su padre.La candidata impuso un estricto código de conducta en su partido. Expulsó a los extremistas y tomó medidas concretas contra las expresiones de racismo. También ha condenado los comentarios más polémicos de su padre, quien ha dicho por ejemplo que las cámaras de gas que usaron los nazis contra los judíos fueron solo "un detalle" en la historia. De todas formas, las declaraciones ácidas siguen siendo parte de la retórica de esta candidata, que se unió al Frente Nacional a los 18 años. Tiempo después abandonó su carrera profesional como abogada para asesorar legalmente al partido. Antes de eso ejerció por seis años, representando a clientes pobres que incluían, por ejemplo, a inmigrantes ilegales.

Entró a la política en 1998, cuando fue elegida como consejera regional de Norte-Paso de Calais. Desde 2004 es también miembro del Parlamento Europeo y en 2012 tuvo gran notoriedad al presentarse como candidata presidencial por el Frente Nacional.

En primera vuelta logró un 17,9% pero, a diferencia de ahora, no pudo pasar al balotaje.Con la votación de este domingo logró igualar a su padre, que compitió en 2002 frente al conservador Jacques Chirac en el balotaje.Desde que entró a la política francesa, no ha dejado de protagonizar polémicas. En 2015, comparó las oraciones en la calle de los musulmanes con la ocupación nazi de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. "No se hace con blindados, ni con soldados, pero es también una ocupación", aseguró. La candidata ha posicionado a su partido como una fuerza antiinmigración que ofrece políticas proteccionistas para los trabajadores franceses de un mundo globalizado. Por lo mismo, de llegar al poder, ha prometido buscar la salida de Francia de la Unión Europea, algo que los expertos auguran no será nada fácil, pero que ya ha inquietado a los mercados financieros, preocupados por otra sacudida al estilo Brexit. La han tildado de tener también otros planes económicos "poco ortodoxos", como abandonar el euro y obligar al Banco Central francés a financiar el gasto estatal.

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