Las mañanitas del compañero Eduardo Artés

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La campaña del último candidato en llegar a la carrera presidencial tiene un único objetivo: la movilización social desde el día después de definir su lejana carrera para llegar a La Moneda.




En medio de las preguntas, Eduardo Artes dice que está emocionado por estar "en casa", que es como el candidato presidencial llama a la sede del Colegio de Profesores donde llegó a reunirse con 24 docentes de distintas comunas de Santiago. Más que un tanteo programático el encuentro se transforma rápidamente en una larga conversación sobre historias de juventud que dura más de dos horas. "A mí no me caía bien en los 70. Nos peleábamos porque yo era comunista y él estaba aún más a la izquierda", recuerda por ejemplo Clotilda Soto (55), quien lo conoció mientras ejercía como profesor de historia en Cerro Navia, comuna en la que Artés trabajó por cerca de tres décadas hasta hace cinco años, cuando se jubiló. La mujer claramente ha cambiado de opinión: "Usted es el hombre más buenmozo de Cerro Navia. Mucha fuerza para seguir adelante, compañero", le dice.

Cuando ya parece que se acerca el cierre del encuentro, otra mujer levanta la mano para hacer una de esas preguntas largas, con anécdotas personales y reflexiones, que han sido la tónica de la reunión. Pero en un momento ella se entrampa, y tras intentar en vano dar con una palabra que busca, confiesa: "Perdón, es que tengo alzhéimer". Se produce un silencio y, luego, el candidato la calma: "No se preocupe, compañera. La ayudaremos a recordar", le dice.

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El profesor de historia fue el último de los ocho candidatos que se inscribió en la elección, tras conseguir 34 mil firmas necesarias para poder iniciar su camino a las presidenciales. Para convencer a la gente de que firmara por él ha contado en entrevistas que les decía que hay que refundar Chile, que está contra los ladrones de cuello y corbata, que las AFP son un robo descarado y el sistema de salud una burla al sufrimiento humano. Desde entonces, y pese que en la última encuesta Cadem, al igual que Alejandro Navarro, no llega ni al uno por ciento de las preferencias, ha tenido un espacio en los debates presidenciales. Así el público se ha enterado de que apoya el régimen de Corea del Norte -"Allá el concepto de oposición no se da porque no hay intereses contradictorios", dijo en el programa Aquí está Chile- y la administración de Nicolás Maduro en Venezuela. Cuando en el programa Estación Moneda le dieron a escoger hace algunos días entre el Papa y el Dalai Lama, eligió al primero porque "Dalai Lama está financiado por la CIA".En el "Debate de Estado" que se realizó en la Universidad de Chile trató de "estúpido y fascista" a su antítesis, José Antonio Kast, a quien, además, en el encuentro organizado por la ANP le negó el saludo. Dichos episodios le han servido para llamar la atención.

Esta candidatura no es la primera incursión en las elecciones de Artés, que tiene una larga vida a la izquierda de la política. En 1979 participó en la fundación del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) - todo junto y con paréntesis-, fue candidato a senador en 2005, y en 2015 creó Unión Patriótica, partido legalmente constituido que él preside. En su comando dicen que su candidatura es simbólica y él explica que el objetivo es abrir el diálogo "para seguir luchando, porque el problema social no lo va a poder resolver un candidato que salga de turno". La lucha de la que habla, les dice a los docentes con lo que se ha reunido, tiene que ver con gestionar desde la cohesión social los cambios, con quitarle poder al Parlamento donde los diputados "se creen dueños de la patria" y con dar cuenta "de una rebeldía, de un hastío con una suerte de organizar la indignación".

Sus palabras sacan aplausos en la sala. El apoyo en la sede el Colegio de Profesores es irrestricto, aunque económicamente no se siente con la misma fuerza. Según el Servel, entre el 29 de agosto y el 13 de octubre Artés ha recaudado 25 mil 300 pesos, a través del Sistema Único de Aportes. "El principal problema que tenemos hoy es, precisamente, el de financiamiento de campaña", dice el candidato. Por ese motivo aparece fundamentalmente en televisión y medios. Pese a las pocas actividades de campaña, si se compara su vida con la que llevaba antes de embarcarse en la carrera por llegar a La Moneda, hoy vive en la agitación máxima.

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Cuesta encontrarlo haciendo recorridos, pero cuando tiene alguno llega generalmente en metro o micro porque no tiene auto. "Es un ciudadano común y corriente que formó jóvenes, no intereses y empresas como otros candidatos", dice Fernando Torres, uno de los voluntarios que lo acompañan a una actividad en la Plaza Brasil, mientras reparte afiches y mueve banderas alrededor de Artés. Unos jóvenes se sacan fotos con el candidato, aunque no selfies. Otras personas le dicen que no están de acuerdo con él, pero sin el frenesí con el que han tenido que lidiar otros presidenciables.

En el Colegio de Profesores, en cambio, se ve como si efectivamente estuviera en casa, con su familia. Al finalizar la reunión una de las asistentes recuerda que ese día se celebra a San Eduardo. Un grupo de mujeres lo abrazan y le cantan las mañanitas. "Muchas gracias, compañeras", dice escuetamente Artés. "Afortunadamente, esto (la candidatura) termina el 19 de noviembre", dice antes de irse, pero no sin antes advertir: "Pero el día después de las elecciones saldremos a la calle y vamos a seguir luchando".

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