Las ocho librerías que atraen a las familias al barrio Italia

A fines de 2011 llegaron los primeros libreros a esta zona y hoy ya son más que en el Drugstore. Son locales pequeños dedicados a atraer a los niños y a un público de nicho.




Cuando partió, a fines de 2012, las estanterías de Maskelibros estaban llenas de textos de cocina y   aquellos más vendidos, los llamados best sellers. No pasaron ni seis meses y vino un cambio radical: el foco ahora estaba en los niños, porque era lo que pedía el público familiar que circula por Av. Italia los fines de semana.

"Nos transformamos en una juguetería de libros, como nos bautizó un  cliente de  siete años", cuenta Miguel Wolter, dueño de esta librería, en que venden cuentos, lápices de colores y unas mesas hechas a medida para que los niños se sienten a leer. Iguales a la que hay al centro del local y que los sábados y domingos se llena de niños lectores.

Fue la segunda librería que se  instaló en el barrio Italia. Hoy ya son ocho, una más que en el Drugstore. La primera, Nosotrxs, abrió a fines de 2011. Y todas responden a una característica: venden textos de nicho, especializados. Infantiles, de ilustración y diseño, de género y de editoriales independientes, entre otros.

Tratan de no toparse y vender material que no está en otro de los locales del sector. "Cuando preguntan por un libro que no tenemos, guiamos a la gente para que lo busquen en la tienda del lado", cuenta Paz Rebolledo, dueña de GatoPez, que se  centra en los libros ilustrados para grandes y chicos.

Emma de Ramón, una de las socias de Nosotrxs, va más allá: "No somos sólo un negocio, sino que tenemos la misión de dar a conocer literatura que no se encuentra en otros lugares", afirma la historiadora, que vende desde textos sobre feminismo hasta cuentos infantiles que enseñan a no discriminar.

Según un estudio de 2010 hecho por Fundación La Fuente y Adimark, sólo un 47,2% de los chilenos se declara lector frecuente u ocasional. Para el presidente de la Cámara Chilena del Libro, Arturo Infante, que surjan más barrios de librerías, además del Drugstore y de San Diego, ayuda a subir ese indicador. "Es encomiable que gente joven se atreva a crear nuevos polos de literatura y que apunten hacia un público juvenil-infantil. Ahí hay que poner el foco", asegura Infante.

Atención personalizada

Sólo textos de editoriales independientes, en lo posible chilenas. Una definición clara que convierte a Libros del Amanecer en un espacio para lectores exigentes. Esos que buscan libros como Oro, de Ileana Elordi, o la reedición de Azul, de Rubén Darío, que publicó la editorial de la U. de Valparaíso. "Intentamos diferenciarnos de las cadenas. Aquí hay atención personalizada y un lugar donde sentarse, leer y escoger con calma", cuenta Cristián Guerra, dueño de la tienda, mientras apunta hacia un gran sillón disponible para los clientes. La fórmula ha sido exitosa: hace un par de semanas tuvo que cambiarse a un local más grande dentro del barrio para ofrecer más libros y recibir más clientes.

Su vecina Paula Gutiérrez, dueña de Baobab, pone énfasis en la falta de lectores y en cómo fomentar la lectura con una oferta  llamativa y entretenida. Por eso  fabricó estanterías a la altura de los niños y llenó de sillitas de colores y árboles de madera con juegos este espacio dedicado a que los más pequeños se inicien en la lectura. Lo mismo que buscan en la librería que está justo al frente, Ekaré Sur.

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