Lo que el Oscar olvidó

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La lista de grandes películas y directores que nunca ganaron un premio Oscar es un caso de ceguera artística sólo superada por los escritores que fueron ignorados por el Nobel. Por cada Tolstói hay un Orson Welles. En la vida de los más importantes galardones de Hollywood, el historial de metidas de patas y desaguisados es antológico. A un día de la ceremonia, he aquí una somera recolección de filmes y personalidades desestimadas por la Academia.




Toro Salvaje

El año 1981 hubo un duelo infame. Por el Oscar a Mejor película entraron Toro salvaje, acaso la más perfecta cinta de Martin Scorsese, y El hombre elefante, uno de los pocos largometrajes que la Academia alguna vez toleró de David Lynch. Como la ley del desprecio consuetudinario es la constitución de los estamentos de Hollywood, ninguna ganó y la estatuilla fue para Gente como uno, de Robert Redford. La pérdida podría haber sido más honrosa si al menos hubiera triunfado Tess, de Roman Polanski. Ya en el 77, Taxi Driver había sido desbancada por Rocky, que era buena, pero no canónica. Con el tiempo, la Academia aprendió modales y le dio a Scorsese el Oscar por Los infiltrados. Con Lynch, sin embargo, siguió siendo implacable: lo nominaron por Terciopelo azul y Mulholland Drive y lo hicieron perder ante Pelotón y Una mente brillante.

Blade Runner

La historia del detective del futuro Rick Deckard tuvo mala suerte: llegó en 1982, el mismo año de E.T., el indiscutible evento de la época. El productor Alan Ladd Jr. escogió el 25 de junio como fecha de estreno, pues los 25 (pero de mayo) había lanzado La guerra de las galaxias (1977) y Alien (1979), dos grandes bombas de dinero. Blade Runner, sin embargo, era otra cosa: su estilizada propuesta logró una asistencia moderada. Algunos críticos, además, patearon con la pierna equivocada y erraron el tiro. Desde Los Angeles Times la llamaron, por ejemplo, "un tractor", aludiendo a su comparativamente lento montaje. Considerado con el tiempo como un auténtico faro de inspiraciones para el cine que vendría, Blade Runner recibió dos nominaciones técnicas al Oscar. Ambas las perdió ante Gandhi y E.T., el extraterrestre.

Kubrick y otros humillados

La lista de ignorados es tan larga como la de los ganadores mediocres. A veces la Academia buscó una insípida compensación con los Oscar honoríficos a Chaplin, Hitchcock o Kirk Douglas. El centenario actor fue dirigido en Espartaco por Stanley Kubrick. Como Lynch, Robert Altman o Sidney Lumet, Kubrick tampoco tuvo estatuillas en su saldo y, lo que es peor, ninguna de sus cintas nominadas a Mejor película (Doctor Insólito, La naranja mecánica, Bary Lyndon) pudo vencer al verdugo de turno. Entre los cineastas más recientes, Quentin Tarantino asoma como un doble ganador de Oscar a Mejor guión que no alcanza a sintonizar con el espíritu magnánimo y optimista de la Academia. En 1995, Pulp Fiction la peleó por Mejor película, pero tenía enfrente a Forrest Gump, la más magnánima y clásica de todas las cintas de los años 90.

Ciudadano Kane

Orson Welles comenzó tan arriba que jamás pudo igualar su propio genio. La Academia de Hollywood tampoco estaba preparada para el debut del realizador de 25 años y sólo reconoció una de la nueve nominaciones de Ciudadano Kane: Mejor guión. Ubicada por consenso al tope del canon de las mejores películas de la historia (la encuesta global de directores y críticos de la revista Sight and Sound la puso en ese lugar desde 1962 hasta el 2002), Ciudadano Kane se adelantó técnicamente a su época con la historia del ascenso y caída de un magnate de las comunicaciones. En 1942, el Oscar a Mejor película fue para Qué verde era mi valle, cinta de John Ford que estaba lejos de su genio. Irónicamente, Welles siempre dijo que todo lo que sabía de cine lo había aprendido viendo las películas de Ford.

Alfred Hitchcock

La Academia fue particularmente errática y cruel con Hitchcock: lo nominó cinco veces y lo hizo perder siempre. Además, al menos una de sus películas sí merecía todos los premios posibles: Vértigo (1958). Lo peor es que, nominada en los rubros técnicos de Mejor dirección de arte y Mejor sonido, también cayó. Una vergüenza. A Hitchcock lo acompañaron en la desgracia dos de sus grandes colaboradores. El más famoso es Cary Grant, su actor favorito y al que postularon siete veces infructuosamente. El otro es su gran compositor, Bernard Herrmann, al que no postularon ni por la música de Vértigo ni por la de Psicosis. A propósito de Vértigo: en la consulta del año 2012 de Sight and Sound, la cinta destronó a Ciudadano Kane como la mejor de la historia.

Charles Chaplin

El Oscar se entrega desde 1929 y es probable que lo mejor de Chaplin como director haya sido antes, pero aún así es inexcusable que obras del nivel de Luces de la ciudad (1931) o Tiempos modernos (1936) ni siquiera hayan tenido una nominación. Por El gran dictador (1941) sí hubo postulaciones, pero fueron en vano, y por Candilejas (1952), Chaplin recibió una estatuilla a Mejor música recién en 1973, que fue cuando tardíamente se estrenó en California. En este drama de payasos y ciegos, actuaban Chaplin y Buster Keaton, genio cómico auténticamente a la deriva, jamás nominado siquiera. Ese Oscar del 73 era más bien un saludo a la bandera a alguien humillado: dos décadas atrás, la caza de brujas anticomunista había obligado a Chaplin a salir de Estados Unidos. Hollywood no siempre fue tan progresista.

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