Los ingenieros chilenos tras los megatelescopios

ALMA

Eduardo Donoso y Claudio Cabrera lideraron las obras del sitio del observatorio astronómico ALMA. Hoy trabajan en crear las construcciones para dos nuevos telescopios en el norte del país.




No construyen telescopios. Y saben de astronomía un poco más que el común de las personas, pero han logrado que se construyan kilómetros de caminos, edificios de alto estándar y que llegue agua caliente, electricidad y wi-fi a lugares ubicados en medio de la nada.

Eduardo Donoso (62), ingeniero civil de la U. de Chile, y Claudio Cabrera (46), ingeniero civil de la U. Técnica Federico Santa María, lideran hoy la construcción de verdaderas ciudadelas para los principales megatelescopios que se están instalando en el país y que prometen develar los misterios del Universo en los próximos años.

Ambos lideraron, por más de una década, el diseño y construcción de la infraestructura del observatorio ALMA, el radiotelescopio más grande del mundo que inició sus operaciones en 2013 y que para 2022 funcionará a máxima capacidad.

Ese trabajo marcó su hoja de ruta profesional. Hoy Eduardo Donoso es el gerente de construcción del Telescopio Gigante Magallanes (GMT), mientras que Claudio Cabrera fue reasignado como jefe de Infraestructura del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT).

El desafío de Chajnantor

Aunque estos ingenieros no intervienen en la construcción de los telescopios, montan el escenario para que los astrónomos actúen. Y es que sin infraestructura civil de calidad, no hay observatorio.

Eduardo Donoso fue reclutado por ALMA, en 2004, como gerente de construcción del consorcio norteamericano, socio del proyecto.

Su mayor desafío fue construir el edificio ubicado a 5 mil metros de altura. "Me tocó bailar con la fea. Construir a esa altura y en esas condiciones climáticas no es fácil. Muchas veces hubo que paralizar todo, cuando comenzaba a caer viento blanco", dice Donoso.

En ALMA, conoció a Claudio Cabrera, reclutado por el Observatorio Europeo Austral (ESO) quien tuvo a su cargo el edificio de Alma en Santiago y el Sitio de Operaciones a 2.900 metros de altura. ¿Lo más complejo? Las 192 fundaciones de las antenas. "Poner hormigón armado en las condiciones de sequedad, frío y altura geográfica de 5.000 metros de altitud es lo más difícil que me tocó hacer".

GMT y E-ELT

"En este tipo de infraestructuras no hay margen de error", dice Eduardo Donoso, quien en 2014 fue llamado por la Organización del Telescopio Gigante Magallanes (GMTO) para ser el gerente de construcción del GMT, que se instalará en el cerro Las Campanas, Región de Atacama y donde el ingeniero de la U. de Chile ya entregó caminos de acceso, sistema de comunicaciones, tendido eléctrico, cocina, comedor, zona de recreación y la residencia científica con 92 dormitorios.

Su próximo desafío es la construcción, a fines de este año, de la base de hormigón de la cúpula de 22 pisos que albergará el Telescopio Gigante Magallanes. "La tolerancia de error es de menos de milímetros. Ese es el desafío más grande. Y eso incluye diseñar el proyecto pensando que el telescopio pueda resistir vientos de hasta 50 km sin vibrar. O yendo más allá de la norma chilena para sismos, de modo que si hay un terremoto no haya daño y esa misma noche se pueda observar", dice.

En el cerro Armazones, en la Región de Antofagasta, Claudio Cabrera coordina las obras del E-ELT, un megatelescopio que tiene agendada su primera piedra para mediados de este año y que en 2024 será el mayor ojo que exista para ver el Universo desde la Tierra.

"Ya terminamos el desarrollo de movimiento de tierra, trazamos 25 km de caminos hasta la cima del cerro e hicimos un corte en la cima de 18 metros para instalar el megatelescopio. Removimos medio millón de toneladas de roca en esa faena", cuenta el experto de ESO, quien agrega que a fines de este año, debieran partir los trabajos para los cimientos de la cúpula.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.