Los Juegos sexuales de Río de Janeiro

En cada baño hay un dispensador de preservativos. Para la organización, la protección es clave. "Celebre com camisinha", recomiendan.




Brasil es una tierra donde el calor y la alegría están unidos estrechamente, tal como en el Carnaval. Pero en Río este factor tan típico se multiplica, lo que también genera otras instancias de acercamiento. Y eso también lo tienen muy claro las autoridades locales, quienes decidieron distribuir 9 millones de preservativos en la ciudad, de los cuales casi medio millón están destinados a la Villa Olímpica, donde se hospeda la mayoría de los atletas, unos 10.500. Más de 40 profilácticos por cada atleta. Una cifra récord.

En los baños de todos los lugares olímpicos existen máquinas dispensadoras de condones. “Celebre com camisinha (celebre con condón)”, reza la leyenda en uno de los coloridos contenedores, el que además describe el producto: “Condón hecho de látex de Amazonia. Uso responsable de los recursos naturales”. De hecho, fueron confeccionados en la localidad de Xapuri, en la zona de Acre. La única instrucción para acceder a él es girar una perilla para que la protección salga por la parte inferior.

La cantidad de camisinhas fue mucho mayor a lo que había solicitado el Comité Organizador para los atletas, pues se pidieron 350 mil y recibieron 100 mil más, el triple de lo que se distribuyó en Londres 2012. Eso sí, la primera vez que se entregaron condones fue en los Juegos de Seúl 1988, una época en la que el virus del Sida estaba descontrolado. En este caso, es para evitar las enfermedades de transmisión sexual y el Zika.

Pero además de las 41 expendedoras de profilácticos en la Villa de los Atletas, también hay 100 mil preservativos femeninos y más de 175 mil lubricantes íntimos. Porque “lo que ocurre en la Villa, se queda en la Villa”, tal como dijo hace varios años la nadadora estadounidense Summer Sanders. Otros, como su colega, Ryan Lochte, se atrevieron con estadísticas. “Entre el 70 y el 75% de los deportistas mantiene relaciones sexuales durante los Juegos Olímpicos”, lanzó.

También la irrupción del Tinder ha hecho lo suyo. Ya ocurrió en Sochi, cuando varios atletas ocuparon esta red social para concretar encuentros. “Tinder en la Villa Olímpica es el siguiente nivel. ¡Son todo atletas!”, declaró en su momento la snowboarder estadounidense Jamie Anderson.

El tenista nacional Hans Podlipnik no cree mucho en estas aseveraciones ni tampoco ha escuchado cosas al respecto. “Es un mito eso de todos con todos”, dice, con una gran serenidad.

Sin embargo, no todos toman el sexo como algo lúdico. Para otras naciones de creencias distintas, el sexo es un tabú. Pero también en esta edición ya han habido lamentables episodios. Sin ir más lejos, el boxeador marroquí Hassan Saada fue arrestado ayer luego de que se le acusara de una presunta agresión sexual contra dos funcionarias de la Villa.

Trascendió que el episodio se habría dado el miércoles, después de que una de las camareras le pidiera una selfie al africano, quien intentó besarla. Mientras que la otra mujer lo denunció por presuntas tocaciones y por haberle ofrecido dinero a cambio de sexo. Saada quedó detenido por 15 días, por solicitud del comisario Eduardo Ozório, que fue aceptada por el Juzgado del Aficionado y Grandes Eventos.

El boxeador, de 22 años, debía competir mañana, a las 12:30, en la ronda de 32 de la categoría semipesado (hasta 81 kilos) frente al turco Mehmet Nadir Ünal. Sin embargo, deberá combatir bajo la sombra, por culpa de un impulso perverso. Para él, los Juegos Olímpicos ni siquiera alcanzaron a comenzar.

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