Los vientos de cola que recibirá Piñera y que apoyarían el repunte económico

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El sólido crecimiento del PIB mundial, el avance del cobre, las políticas monetarias flexibles y las relajadas condiciones financieras son los factores foráneos que deberían apuntalar el crecimiento de Chile en 2018. Según Francisca Pérez, analista senior de Bci Estudios, la última vez que el país tuvo condiciones externas tan favorables fue en 2014.




Repunte global sincronizado

Uno de los aspectos que marcó 2017 fue la recuperación global sincronizada, con diversas potencias logrando tasas de crecimiento que no se veían en mucho tiempo. Es el caso de la zona euro, cuyo PIB se habría expandido 2,4%, su ritmo más acelerado en 10 años.

Por su parte, China reveló esta semana que la actividad avanzó 6,9% el año pasado, la primera aceleración en siete años. Si bien se espera una leve desaceleración para este año, la potencia asiática continuará creciendo a tasas cercanas a 6,5%.

En tanto, la economía mundial habría anotado un aumento de 3,6% en 2017, algo que no se veía desde 2011. En los próximos 12 meses, el ritmo treparía a 3,7%.

"En lo que a crecimiento del PIB respecta, se puede decir que la economía global está en su mejor forma en cerca de una década", aseguró Société Générale en su reporte de proyecciones más reciente.

Recuperación del cobre

El mejor desempeño de la economía global, y en particular de China, ha impulsado una mejora en las principales materias primas, como el petróleo y el cobre. En el caso del principal producto de exportación de Chile, su cotización cerró ayer en US$ 3,211 la libra, cerca de su nivel más alto en casi cuatro años.

Así, el metal registra un valor medio de US$ 3,223 la libra en lo que va de 2018, lo que supone el mejor inicio de año desde 2014, cuando promedió US$ 3,328.

El precio del metal se ha visto apoyado por una continua demanda de China y por una reducción en la oferta. De hecho, para este ejercicio se prevé un déficit en el mercado global.

Bajo este escenario, Cochilco elevó su estimación para el valor promedio del recurso en 2018 desde US$ 2,95 la libra a US$ 3,06 la libra, cifra que subiría a US$ 3,11 la libra el año que viene.

Política monetaria flexible

Ha pasado casi una década desde el inicio de la crisis financiera y buena parte de los principales bancos centrales del mundo todavía tiene una política monetaria flexible.

La Reserva Federal de EE.UU. ha liderado el proceso de normalización, al haber comenzado a subir las tasas de interés a fines de 2015. La entidad ha elevado los tipos en cinco ocasiones hasta un rango de entre 1,25% y 1,5%.

El Banco de Inglaterra también empezó a retirar el estímulo al aumentar las tasas en 25 puntos base en noviembre, mientras que sus contrapartes en Europa y Japón aún no han decidido modificar sus posturas ultra flexibles.

En cualquier caso, el ajuste monetario ha sido y seguirá siendo un proceso gradual y los costos de endeudamiento seguirán estando cerca de sus mínimos históricos.

Condiciones financieras laxas

A pesar de las cinco alzas de la Fed y de las tres movidas que se proyectan para este año, las condiciones financieras en Estados Unidos y a nivel mundial se han vuelto más laxas. Esto se explica en parte por la debilidad que ha mostrado el dólar a nivel internacional, que ayer llegó a tocar su mínimo desde enero de 2015.

Las condiciones financieras más relajadas respaldan un mayor apetito por el riesgo, lo que ha beneficiado a las bolsas y a los activos de los países emergentes.

"Mientras las condiciones financieras no se ajusten excesivamente como resultado del fortalecimiento cíclico actual, un desempeño económico global por el resto de esta década podría terminar siendo más robusto de lo que cualquiera hubiese imaginado hace tan sólo unos pocos años", afirmó en una reciente columna Jim O'Neill, ex presidente de Goldman Sachs Asset Management.

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