Miserables y perdedores: John Grisham retrata el lado más oscuro de los abogados

Llega a Chile Los litigantes, el nuevo thriller judicial del autor de El informe pelícano.




Oscar Finley guarda su revólver en su oficina, Wally Figg la lleva en su maletín y no teme disparar al aire cuando está en problemas. Son abogados, dicen tener un bufete-boutique y aparecen en publicidades de taxis y buses anunciando "¡nosotros luchamos por sus derechos!". En realidad, son un par de perdedores. Unos buitres que prometen indemnizaciones millonarias por accidentes laborales o choques confusos. Defienden a borrachos, traficantes de poca monta y maridos infieles. Les sirve cada peso que ganan, porque ganan poco. Su oficina está en la peor zona de Chicago. Son los personajes más patéticos que jamás imaginó John Grisham y protagonizan su última novela, Los litigantes.

Recién llegada a Chile, es otra pieza más del gran retrato que Grisham viene haciendo de las luces, pero sobre todo las sombras del sistema legal americano. Desde Tiempo de matar (1989) a La trampa (2009), pasando por La firma (1991) y El informe pelícano (1992), Grisham ha documentado la delgada frontera entre lo justo y lo ilegal en que trabajan los abogados de EE.UU. Gloria y miseria de poquísimo pedigrí literario, pero capaz de vender 250 millones de ejemplares.

En esa misma línea, Los litigantes estuvo entre los 20 más vendidos en EE.UU. durante el año 2011, cuando se publicó. Se trata, como siempre, de un thriller judicial, pero esta vez Grisham pone una inédita atención a sus personajes: la novela sigue un juicio por un medicamento con efectos colaterales mortales, pero más que nada es la historia de tres hombres: el viejo y agotado Oscar Finley; su socio, el alcohólico y desordenado Wally Figg, y David Zinc, un abogado abrumado por el trabajo en un lujoso bufete que busca calma. Son un trío cómico y triste.

Caza ambulancias

En el inicio de Los litigantes, David se quiebra. En lugar de entrar a su oficina, se mete en un bar y pasa todo el día ahí tomando bloody maries. Antes de irse a casa, termina por casualidad en la oficina de Finley y Figg y decide trabajar ahí. Le ofrecen menos de la mitad de lo que ganaba antes, pero se queda.

Mientras cazan ambulancias de accidentes automovilísticos, para prometerles un juicio a los heridos, los abogados buscan un gran caso que los saque de la pobreza. David llega a trabajar con ellos en el momento en que Wally Figg ve la oportunidad de su vida: el medicamento se llama Krayoxx, promete bajar el colesterol, pero según un par de estudios podría tener efectos mortales. El plan es presentar una demanda colectiva contra el laboratorio que lo fabrica. No quiere llegar a tribunales, quiere un acuerdo de millones de dólares.

Grisham lleva adelante 400 páginas de zigzagueos judiciales, en los que Figg y Finley cometen todos los errores legales posibles. David los ayuda, pero no puede salvarlos. Su caso es frágil. "Conozco a este tipo de abogados. Nunca son los más brillantes. Ven la oportunidad para anotarse un gol rápido. Presentan una demanda, hacen conferencia de prensa y tres años después, cuando termina el juicio, no hay nada. Mucho de este libro viene de mi propia experiencia como abogado defensor", aseguró Grisham.

Como dijo Publisher Weekly, Los litigantes es una "mirada mordaz a los abogados de la parte más baja de la cadena alimentaria". Tras esta novela, Grisham intentó escribir sobre beisbolistas (Calico Joe), pero luego volvió a casa: en 2012 publicó The racketeer, la historia de un abogado que sabe demasiado.

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