Muere novelista mexicano Daniel Sada

El narrador azteca falleció anoche producto de una enfermedad renal que lo afectaba hace varios años.




A sus 58 años, Daniel Sada era considerado por los mexicanos como uno de los propulsores de la literatura del norte, y por sus colegas como el creador de la geografía sin fronteras, reconocimientos que lo llevaron a adjudicarse el  Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, en la categoría de Lingüística y Literatura, un día antes de su muerte.

Su carrera literaria estuvo marcada por grandes éxitos. Con Registro de causantes obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1992, Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, logró llevarse el Premio José Fuentes Mares en 1999 y con Ritmo Delta fue ganador del Premio de Narrativa Colima en 2005.

A pesar de su popularidad en la linguística, Sada se consideraba a sí mismo un autor diferente. A finales de 2009 afirmó en entrevista con El Universal "simplemente soy un escritor muy atípico. No quiero escribir ni leer lo que vivo".

La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, envió un comunicado con sus condolencias a la familia y cercanos del escritor, de quién aprovechó de catalogar como uno de los más respetados de su generación. "Su escritura se caracterizó por la descripción de la vida cotidiana de su entorno y la cultura popular de México", dijo del autor de obras como Juguete de nadie y otras historias (1985) y Casi nunca (2008).

"La narrativa de Daniel Sada reintegra elementos, promoviendo un ritmo potente que interviene con el sonido y los juegos sintácticos dentro del texto. Su obra ha sido calificada como barroca y tragicómica", explicó el comunicado.

El narrador mexicano llegó a Ciudad de México a inicios de los años 70 y destacó de inmediato por su formación de estilo clásico. Sada, afirmó hace poco tiempo que "Casi nunca haría" -aludiendo al título de su penúltima novela- sería: "Traicionarme a mí mismo. Ser insincero en mi manera de escribir, acoplarme a las exigencias del mercado, no vislumbrar lo que es mi mundo; es decir, adoptar una posición que me es totalmente ajena. Necesito escribir lo que sale de mi corazón, estrictamente".

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