Nicolás Anelka desata la polémica por celebrar gol con gesto antisemita

El polémico delantero francés fue criticado por festejar un tanto en el West Bromwich. El galo afirmó que solo era una dedicatoria al humorista creador del "quenelle".




El futbolista francés Nicolas Anelka sumó un  nuevo episodio a su polémica carrera cuando este sábado celebró un gol con su  club, el West Bromwich, con un gesto considerado en Francia como antisemita.

El gesto, que se conoce con el nombre de "quenelle" consiste en tender un brazo hacia el suelo y cruzar el otro, poniendo la mano a la altura del hombro.

La "quenelle" fue creada por el polémico humorista francés de origen camerunés Dieudonné, condenado en varias ocasiones por sus comentarios racistas  y antisemitas y su negación del Holocausto judío y la existencia de las cámaras  de gas.

Por este pasado antisemita, el ministro del Interior, el socialista Manuel Valls, declaró hace unos días que su gobierno trataría de impedir el nuevo  espectáculo del humorista, algo considerado como un atentado a la libertad de  expresión por parte del entorno y los abogados del cómico.

Anelka, en su cuenta de Twitter, admitió este sábado que hizo la "quenelle" tras marcar el primero de sus dos goles contra el West Ham (3-3) como  "dedicación especial a (su) amigo humorista Dieudonné", aunque negó que se  trate de un gesto antisemita.

También a través de las redes sociales, la ministra de Deportes francesa Valérie Fourneyron calificó el gesto de "provocación chocante, repugnante" y  exigió acabar con el odio en los campos de fútbol.

El entrenador del West Bromwich Albion, Keith Downing, se sorprendió por la polémica, que calificó de "basura" y aseguró que con su gesto, Anelka sólo  había querido apoyar a su amigo.

Anelka, de 34 años, acumula un largo historial de polémicas en su ya dilatada carrera.

El más sonado de ellos ocurrió durante el Mundial de Sudáfrica-2010, cuando fue expulsado de la selección francesa por insultar y menospreciar a su  entrenador Raymond Domenech, lo que dio pie a una huelga de los jugadores  franceses, que se negaron a entrenarse como medida de apoyo a su compañero.

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