Perú recuerda los 25 años del autogolpe de Alberto Fujimori

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En 1992 el gobernante cerró el Congreso e intervino la Justicia. Actuó con la ayuda de las Fuerzas Armadas y de Vladimiro Montesinos.




La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de asumir las funciones del Parlamento, controlado por la oposición, con lo que el gobierno del Nicolás Maduro se quedaba sin contrapeso político, fue comparada con el llamado "fujimorazo", es decir, el autogolpe que dio en 1992 el entonces Presidente peruano Alberto Fujimori, con la ayuda y complicidad de las Fuerzas Armadas, cuya primera medida fue la disolución del Congreso.

Precisamente hoy se cumplen 25 años de ese trascendente hito en la historia política reciente de Perú, que marcó un antes y un después en la institucionalidad del vecino país, y que dio inicio a un régimen autoritario, que buscó teñirse de legalidad y civilidad, con una nueva Constitución y con un ex profesor universitario que gobernó el país con puño de hierro, al más puro estilo dictatorial. De hecho, los opositores a Fujimori aún se refieren a su gobierno como una "dictadura".

Fue la noche de ese domingo 5 de abril cuando Fujimori apareció por televisión. "Como Presidente de la República me he sentido en la responsabilidad de asumir una actitud de excepción para procurar aligerar el proceso de esta reconstrucción nacional", declaró, muy serio. Así anunció el cierre temporal del Congreso, a la vez que los militares se desplegaban por las calles, mantenían bajo arresto domiciliario a los principales líderes del Poder Legislativo e intervenían los medios de comunicación.

Alberto Fujimori había asumido el poder dos años antes, después de una sorpresiva y maratónica campaña presidencial donde, contra todo pronóstico, logró derrotar al gran favorito: el escritor Mario Vargas Llosa. El nuevo gobernante recibió un país golpeado por la hiperinflación generada en los años del gobierno de Alan García, por los graves casos de corrupción y por los ataques del grupo maoísta Sendero Luminoso. En ese primer período Fujimori aplicó una política económica de shock y comenzó a combatir al terrorismo senderista, pero con la oposición del Congreso, porque su partido, Cambio 90, no era mayoritario (tenía 32 diputados de un total de 180 y 14 senadores, de 62).

Por esto, el gobernante, en alianza con la cúpula militar y con el siniestro asesor Vladimiro Montesinos, clausuró el Legislativo, suspendió las garantías constitucionales e intervino el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Ministerio Público y la Contraloría General de la República. Todo ello para proponer un plebiscito y una nueva Constitución.

"Significó el desmoronamiento de un sistema democrático que había costado muchísimo trabajo recuperar y poner en su sitio. Ya de por sí era un sistema democrático frágil. Y creo que la elección de Fujimori en 1990 fue una prueba de lo frágil que era el sistema", ha dicho el columnista Mirko Lauer.

En los días siguientes hubo protestas e incidentes. Los militares rodearon el edificio del Congreso e impidieron -incluso utilizando la violencia- el ingreso de los parlamentarios. Algunos periodistas, como Gustavo Gorriti, fueron secuestrados y mantenidos prisioneros por orden del Servicio de Inteligencia del Ejército.

Por su parte, los miembros del Congreso, reunidos en otro recinto, declararon la vacancia de la Presidencia por parte de Alberto Fujimori y nombraron el 21 de abril al Vicepresidente Máximo San Román como Jefe de Estado constitucional. Luciendo la banda presidencial San Román hizo un llamado a las Fuerzas Armadas a deponer a Fujimori.

Pero nada de eso tuvo efecto, porque la población no se movilizó y Fujimori fue avalado tácitamente por la Organización de Estados Americanos (OEA). "Rápidamente las cosas volvieron a la normalidad, las encuestas dijeron que Fujimori tenía un apoyo muy alto y se extendió un clima de apoyo", dijo a La Tercera el periodista Luis Jochamowitz, autor del libro Ciudadano Fujimori.

Un cuarto de siglo después, ya se completaron 16 años desde que Fujimori abandonó el poder, en 2000, y el ex gobernante se encuentra encarcelado cumpliendo una condena de 25 años por las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos, durante su gobierno. Pero no se puede decir que haya sido olvidado por la historia. Todo lo contrario. En las elecciones del año pasado su hija, Keiko Fujimori, estuvo a un paso de alcanzar la Presidencia, y el partido de ella, Fuerza Popular, tomó el control absoluto del Congreso. Esta vez con lo votos.

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