"Víctor Jara era un cantante regular": El Manifiesto del líder de Los Quincheros

Mackenna

En el marco de la celebración de los ochenta años de su agrupación, Benjamín Mackenna desmitifica que sean un grupo "pituco", cuenta que piensa en dar un paso al costado y aclara su relación con Pinochet.




No somos un grupo de huasos pitucos. Los Huasos Quincheros son parte de la expresión campesina. Después surgió un grupo de gente que quería expresar otro tipo de sentimiento, pero nosotros no somos parte de eso. La cueca brava es la misma cueca de siempre. La mayoría del público que nos sigue en Chile son personas modestas que se saben todas nuestras canciones.

A los 82 años sigo tocando, pero pienso en dar un paso al costado. Me interesa que el grupo se renueve, tenga nuevos integrantes y suene mejor que nunca. Esto ha sido el gran amor de mi vida. He tenido una vida súper feliz, me ha ido bien en todo lo que he abordado.

Nunca buscamos que nos relacionaran con el gobierno de Pinochet. Trabajé un año y medio en el gobierno militar para que la música chilena no se perdiera en la radio. Me declaré pinochetista y luego participé en la campaña del Sí, pero los Huasos Quincheros como conjunto siempre mantuvieron distancia con la política. Yo estaba alineado con un movimiento que contaba con todo mi entusiasmo. Ese fue un período notable, el país no soportaba más. Ahora es una etapa pasada. Los problemas de derechos humanos son imperdonables.

Nunca me llamó la atención Víctor Jara. Era un buen director de teatro, pero un cantante regular. Si buscas en todo su repertorio, te vas a encontrar con tres o cuatro canciones valiosas. Violeta Parra, en cambio, me gusta. En el conjunto tocamos varias canciones de ella. Gracias a la vida es mi favorita.

En los Huasos Quincheros imitábamos a los Beatles y yo era Paul Mc Cartney. Aparte de folclore escucho música clásica. Cada uno de los Quincheros tenía un amor en especial, mi amor siempre ha sido Mozart. Del rock me gusta la calidad de The Beatles, pero no iba a comprar sus discos. El pop no obedece a mi época: es música para los lolos.

"Víctor Jara siempre me pareció un cantante regular".

Me gustaría que el Festival de Viña nos hiciera un reconocimiento. Ganamos tres veces la competencia, siempre nos fue bien en ese escenario. Seguimos activos y hemos sido capaces de mantener por 80 años la vida del grupo. Merecemos que esa trayectoria sea premiada. Estoy seguro de que si cantamos en la Quinta Vergara, la mayoría de la gente nos aplaudiría.

Estamos invadidos por la música extranjera. Hay lugares donde se sigue bailando la cueca con mucho entusiasmo, pero en otras partes se está olvidando. Estamos perdiendo las tradiciones, en Santiago solo nos falta hablar en inglés. Me preocupa que haya tanta música de corte andino. No tengo nada en contra de los extranjeros, pero me preocupa que se piense que el folclore de Chile es la música andina. Es muy bonita y efectista, pero yo llevo en mi corazón la tonada y la cueca.

Jugué por las divisiones inferiores de Universidad Católica. El fútbol era mi vida. Me iban a ofrecer un contrato en el club, pero salió la opción de entrar a los Huasos Quincheros. Ahora soy un hincha y mi ídolo es Sergio Livingstone. Dejé de ir al estadio cuando se volvió peligroso. Un día me rompieron el auto. Tenía seis hijos y ahí dije ya no más.

Me gusta ir a las fondas, pero cuando eres conocido no puedes ir a lugares masivos. La gente se te viene encima. Abuelos y sus nietos se acercan a sacarse fotos conmigo. Prefiero no ir a lugares muy concurridos, sólo lo hago para cantar. Para nosotros, las Fiestas Patrias significan mucho trabajo.

El rodeo es el deporte de la chilenidad, representa la fiesta del hombre de campo. Vamos a muchas fiestas en todo Chile y nos damos cuenta de que hay una cosa frenética por el rodeo. La juventud también la cultiva. Es importante respetar nuestras tradiciones del campo.

Pensé en ser sacerdote. En el colegio tuve dos ofertas para ser cura. Fui a pasar unos días al seminario para pensarlo, pero no me gustó. Soy demasiado revoltoso y el orden del internado no iba conmigo.

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