Radiografía a la nueva ministra de Salud

El primer mes de gestion cumplirá Carmen Castillo Taucher, tras cuatro semanas dedicada a instalarse en la cartera y estudiar los principales temas que, este año, incluyen la concreción de una ambiciosa agenda de infraestructura y complejas iniciativas legales, como el proyecto de aborto y la reforma a las isapres.




No se ha instalado en Santiago y hasta ahora ha optado por viajar. Cada mañana, la nueva ministra de Salud, Carmen Castillo Taucher, llega a su oficina cerca de las 8.00, tras recorrer casi 100 kilómetros, en un viaje de una hora y media, desde su casa en San Felipe.

El largo trayecto, conducido por un chofer, lo destina a estudiar propuestas y revisar documentos, rutina a la que está abocada desde el pasado 23 de enero, cuando asumió la titularidad del Minsal, sucediendo a la ex ministra Helia Molina. El traspaso, cuentan cercanos al ministerio, se realizó en un ambiente de complicidad: ambas construyeron el programa de Salud de la Presidenta Michelle Bachelet y, las tres, se reencontraron el año pasado en La Moneda, a raíz de la comisión asesora de expertos convocada para hacer cambios a las isapres y de la cual Castillo fue parte.

"Es un gran honor que la Presidenta de la República confiara en mis capacidades", responde a La Tercera, consultada por el desafío de asumir la cartera.

Tras su llegada, la primera reunión de la médica endocrinóloga, de 60 años, fue con los subsecretarios y jefes de gabinete del ministerio.  Poco después dio una señal que fue leída como un guiño a Molina: ratificó a los equipos profesionales y técnicos de la cartera. No ha  llevado, hasta ahora, nuevos asesores ni directivos.  Así, sólo hubo que acomodar una oficina: la suya, que ayer lucía un pequeño ramo de flores, a un costado de la foto de sus padres y, adornando la pared, un collage con fotos de su marido y cada una de sus tres nietas. A sus cuatro hijos, en tanto, los lleva a todas partes, en una fotografía dentro de su agenda.

Ad portas de cumplir su primer mes, la nueva ministra ha convocado al superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic, a quien consultó sobre las regulaciones del sistema de salud, público y privado, y mantuvo varias reuniones con  Camilo Cid, quien presidió la comisión de expertos y que hoy está encargado de redactar el proyecto de ley que reformará el sistema privado de salud. Esta iniciativa,  que se enviaría durante el primer semestre de este año, se prevé como uno de los principales desafíos legislativos que deberá enfrentar en 2015, junto con los proyectos de aborto y la llamada Ley Ricarte Soto.

"Tenemos una visión distinta sobre las soluciones,  porque ella votó por un seguro único y por que no hubiese lucro en la provisión del aseguramiento de salud, pero con ella se puede conversar con altura de miras; tiene una gran capacidad de escuchar. El desafío que tiene es enorme, pero confío en sus capacidades", dice Gonzalo de la Carrera, presidente de la isapre Colmena y ex miembro de la comisión.

Las mañanas de Castillo comienzan en el tercer piso del edificio de Mac Iver junto al equipo de comunicaciones, con quienes  revisa las principales noticias, enfatizando en las que atañen a la cartera. La fecha de su arribo le ha jugado en favor: la característica desaceleración de febrero, le ha permitido hacer mucho trabajo interno antes de iniciar, la próxima semana, su agenda pública.

En estas semanas se ha reunido con representantes de organismos autónomos, directores de servicios y jefes de departamentos. Uno de los temas que se ha planteado es reducir la deuda hospitalaria, que llegó a un peak de $ 105.314 millones en diciembre pasado. Se suma la ambiciosa cartera de infraestructura, que proyecta 60 nuevos hospitales, 20 de ellos concluidos al final del gobierno.

También tuvo citas con diferentes parlamentarios, como Fulvio Rossi, Juan Luis Castro, Jaime Quintana y Daniel Farcas. Y, sobre las complejidades que podrían, para ella, implicar las aristas más políticas de la cartera, lo desestima y dice que es una sola: "La arista política es cumplir con el programa de gobierno de la Presidenta".

En estos días la visitaron, además,  representantes de la Organización Mundial de la Salud y  la directiva del Colegio Médico, entre otros. "Le planteamos que uno de los mayores desafíos es reencantar a los médicos para que vuelvan al sistema público. También hay leyes que revisar, beneficios y trabajar en temas complejos, como la formación de especialistas, terminar e iniciar la construcción de hospitales y centros de salud, porque algunos están atrasados", contó el presidente de gremio, Enrique Paris, quien agregó que la ministra "tiene claras las cosas. Fue muy franca al decirnos que tiene que estudiar y ponerse al día para entregarnos su punto de vista, antes de prometer cosas".

MEJOR SALUD

"Que la cotidianidad no impida desarrollar los grandes desafíos para alcanzar una mejor salud para nuestros habitantes", fue una de las frases que intercambió con los funcionarios del ministerio, durante las visitas que realizó -oficina por oficina- para saludarlos y conocer a cada uno. Allí, se mostró preocupada de las condiciones laborales de las personas, un gesto poco visto en las anteriores administraciones, pero que se comparó con las interacciones de su predecesora con quien, comentan los cercanos, comparte el trato amable y la empatía, además de una mirada común sobre las necesidades y el horizonte de la salud pública.

"Pero ella es más cauta", añade uno de sus colegas. Algo similar admitió la propia ex ministra, Helia Molina, en la cena de despedida que se le realizó el último viernes de enero y a la que asistieron cerca de 200 personas, entre políticos, personal del ministerio, médicos y ex colaboradores.

"Ella no es tan impulsiva como yo", dijo a la concurrencia, aludiendo los términos de su salida: la imprudencia de sus dichos al afirmar, en una entrevista, que "en todas las clínicas cuicas de este país muchas de las familias más conservadoras han hecho abortar a sus hijas".

Quienes han compartido con ella en el ministerio, la definen como una mujer de pocas palabras y más ejecutiva, abocada a la gestión. También la describen como "extremadamente ordenada", algo que ratifica su antiguo jefe y decano de la Facultad de Medicina de la U. de Valparaíso,  Antonio Orellana "me ordeno absolutamente el Campus San Felipe en el tiempo que estuvo. Tuvo una gestión y una administración increíble. Ella tiene un estilo de autoridad que consensa y es muy tozuda, pelea hasta que logra sus fines", sostuvo.

Sobre sus nuevas rutinas, la endocrinóloga admite que han cambiado totalmente y que extraña su entorno y la antigua vida familiar en la quietud de San Felipe que incluía, por ejemplo, almorzar en su casa. Hoy, lo hace mayormente en el ministerio,  y, para las colaciones, prefiere el té con galletas de avena o soda light. "Honestamente, nos va a hacer falta. Pero no fue sorpresa para nosotros que la nombraran ministra, los que nos llamó la atención fue que no la hubiesen llamado antes", concluye Orellana.

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