Reconstruyendo a un criminal

Reconstitución de escena en caso "Antares de la Luz", uno de los perfiles analizados.
Reconstitución de escena en caso "Antares de la Luz", uno de los perfiles analizados.

El Departamento Criminológico de Investigación Forense de la Policía de Investigaciones es el organismo encargado de realizar los perfiles psicológicos de los distintos tipos de criminales. Allí homicidas, estafadores o pirómanos son analizados, a partir de las huellas que dejan y el pasado que tuvieron, para saber cómo funcionan sus mentes.




Lograr la detención de un criminal no es un proceso fácil. Las pericias llevadas a cabo por policías y fiscales en los distintos sitios donde ocurren hechos criminales son fundamentales para dar con el paradero o determinar la responsabilidad de un delincuente. Un buen análisis en terreno puede permitir conocer las motivaciones de su actuar, así como también obtener una radiografía completa del perfil psicológico de estos sujetos.

Un trabajo para el cual es necesario personal especializado, que pueda analizar y procesar la información recopilada para presentar una hipótesis. Por esta razón, en 2009, la Policía de Investigaciones (PDI) fundó el Departamento Criminológico de Investigación Forense.

"Todo en el ser humano comunica", dice Gonzalo Ulloa, psicólogo y jefe de esta unidad de la PDI, la cual cuenta con tres oficiales más, todos profesionales del área de la psicología.

"Respondemos a solicitudes de dos instancias. De las unidades operativas de la PDI a nivel nacional (Bridec, Brigada de Homicidios, Bipe, Cibercrimen, entre otras) y también del Ministerio Público", cuenta Ulloa.

Respecto de la forma en la cual actúan, señala que es posible distinguir dos tipos: "Uno de ellos consta de una metodología indirecta, que es cuando nos entregan una carpeta investigativa. Y el otro es cuando tenemos una metodología dual, en donde además de revisar la carpeta investigativa, concurrimos al sitio del suceso o entrevistamos a una persona en directo".

Estos profesionales son capaces de entregar, a los organismos que requieran de su colaboración, perfiles psicológicos de personas, informes de fidelidad de testimonios, vinculaciones de casos, estudios de cartas suicidas, entre otros insumos.

Un trabajo que los ha llevado a recorrer distintas partes del país, incluso del extranjero. Además, han prestado su colaboración en casos tan variados como el de Rafael Garay, "Antares de la Luz", Erica Hagan, Bastián Bravo, entre otros.

"Cuando tenemos la posibilidad de ir a un lugar y entrevistar en directo a alguien, primero analizamos la carpeta investigativa y vemos qué personas que ahí aparecen son para nosotros testigos claves para obtener la información que necesitamos", dice Ulloa.

Su compañero, Cristián Jiménez, añade que "lo que hacemos es triangular la información. Tratamos de tener, por lo menos, tres fuentes que nos apunten hacia un centro. Porque una en sí misma es un hecho aislado. No es suficiente para construir algo".

Ulloa afirma que "uno puede distinguir el nivel de gravedad de un crimen, el tema del trastorno de la personalidad, a partir de las huellas que deja un individuo. En el fondo el cuerpo habla".

Homicidas y estafadores

Estos psicólogos de la PDI trabajan diariamente determinando perfiles. Todos los detalles pueden resultar vitales para establecer las motivaciones de un crimen.

"Lo que uno puede hacer para distinguir qué fenómenos tenemos al frente es el modus operandi del sujeto a la hora de realizar su delito. (...) Si tenemos un caso donde hay ensañamiento, las lesiones van mucho más allá de las necesarias para matar a alguien, ponemos ojo. Y quizás ahí, dependiendo de las lesiones, podríamos encontrar características de una violencia femicida, pasional o de un ajuste de cuentas, etcétera", explica Ulloa.

Las lesiones femicidas, generalmente, son en los genitales o en el rostro, "porque tiene que ver con mermar esta belleza, mermar la capacidad de esta persona de ser atractiva para otro. Y generalmente es lo que la persona que comete la agresión quiere anular del otro", agrega el oficial.

En el caso de los crímenes de estafadores económicos, Ulloa explica que en términos teóricos, se trata de personas "con un desprecio por los demás, no hay una consideración por el otro, de respetarlo como persona. La manipulación siempre está, quizás un poco el encanto superficial, la buena llegada con el otro, que lo embauca, lo manipula. Son personas bastante contrarias a lo que aparentan ser".

Mientras que en cuanto a presuntas desgracias y desaparecidos, el jefe del departamento dice que lo más útil para ellos es "conocer la historia de la persona lo más que podamos. También, si hubo algún cambio en ese individuo que alguien haya notado en el último tiempo. Muchas veces nos encontramos con situaciones en las que hay respuestas reactivas a situaciones particulares, que sucedieron poco tiempo antes y que están relacionadas con la desaparición".

Casos relevantes

Uno de los casos en los que la ayuda de este departamento fue vital, ocurrió en Punta Arenas en 2016. Allí unos 30 vehículos aparecieron quemados durante varios meses sin que hubiera explicación aparente. "Se logró establecer que habían vínculos geográficos. Después de hacer un mapeo y una georreferenciación de todos los casos, era altamente probable que el autor fuese cercano al lugar, porque era conocido para él, actuaba con naturalidad, tranquilidad. Quemaba el auto y se iba, nunca lo encontraban. Entonces las motivaciones en esos casos en particular son más del orden pirómano, hay un goce con el tema del fuego", explica Jiménez.

También intervinieron en la indagación sobre la extraña desaparición de Bastián Bravo en 2013. "Teníamos una idea clara respecto de su estado psicológico previo a la desaparición. Y eso orientó la línea de la investigación. La de buscar no a una persona, sino que un cuerpo", agregó Jiménez. "Por los elementos que él (Bravo) había dejado, respecto de la llegada de los ángeles a la tierra, la búsqueda de la hermana, la salvación, contenidos que eran muy místicos. Y eso ya te orienta sobre que algo le pasa a esa persona".

Otro caso en que tuvieron una participación clave fue en el de la secta de Colliguay, liderada por "Antares de la Luz". "El había manipulado a esta gente, que presentaba características de personalidad bastante moldeables. Antares vulnera la independencia de sus seguidores. Lo hace a través de un encanto superficial, con un discurso categórico y con un convencimiento pleno de lo que decía, que logra persuadir a la gente. Esas características nos conforman un tipo de persona con rasgos psicopáticos".

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