Retórica de Trump contra Norcorea genera divisiones en la Casa Blanca

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Según la prensa de EE.UU., asesores del mandatario han hecho notar la "falta de coordinación" en el mensaje. Pese a ello, Trump advirtió que Kim "debería estar muy, muy nervioso" de solo pensar en atacar a EE.UU.




La escalada retórica entre Estadios Unidos y Corea del Norte no se detiene. Desde su campo de golf en Nueva Jersey, donde se reunió con su equipo nacional de seguridad, el Presidente Donald Trump consideró que su promesa de "fuego e ira" contra el régimen de Kim Jong Un por su carrera armamentística "quizá no fue lo suficientemente dura".

"Corea del Norte debe estar atenta, o estará en problemas como pocos países lo estuvieron antes", advirtió Trump, en respuesta a la amenaza de Pyongyang de lanzar cuatro misiles contra la isla de Guam a mediados de agosto. El país asiático "debería estar muy, muy nervioso" de solo pensar en atacar a EE.UU. y sus aliados, "porque les van a pasar cosas que nunca pensaron que pudieran ser posibles", reiteró el mandatario.

Incluso, al ser consultado sobre si consideraría un ataque preventivo contra Corea del Norte para impedir que lance misiles nucleares a EE.UU., Trump respondió: "Veremos lo que pasa".

Pero la incendiara retórica del Presidente estadounidense y de algunos miembros de su gabinete parece no concitar unanimidad en la Casa Blanca, según destacó  la prensa local. The New York Times se refirió a las "profundas divisiones" que han emergido en su equipo a raíz de sus declaraciones. The Washington Post, en tanto, aludió al "contraste" entre la "amenaza" de Trump a Corea del Norte y los llamados a la "calma" de otros funcionarios de su administración.

Según el Times, algunos asesores de Trump hicieron notar los distintos énfasis que se han empleado en los discursos. Así, por ejemplo, mientras el secretario de Estado Rex W. Tillerson hizo hincapié en la diplomacia y aseguró que los estadounidenses podían "dormir bien por la noche", el secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que Corea del Norte arriesgaba "el fin de su régimen y la destrucción de su pueblo" si no "detenía" su amenaza.

Los asesores de Trump, asegura el Times, sabían que el mandatario tenía previsto enviar un "duro mensaje" a Corea del Norte, pero no esperaban una amenaza que rivalizara con las "provocaciones apocalípticas" a menudo usadas por Kim.

Pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, salió al paso de los que muchos consideraron como una "erupción presidencial indisciplinada", asegurando que "el tono y la fuerza del mensaje (de Trump) se discutieron de antemano", en alusión a su advertencia de responder "con fuego y furia, como el mundo nunca ha visto", a la amenaza norcoreana.

Reforzando esa postura, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, dijo que "todos estamos cantando desde el mismo himno", según consigna The Washington Post.

Sin embargo, dos altos funcionarios de la Casa Blanca citados por el Post aseguraron que el mensaje que Trump entregó el martes por la tarde -sin guión ni aprobación formal de sus principales asesores- fue "inesperado, pero no sorpresivo". El mandatario, según el periódico, discutió con el jefe de gabinete John F. Kelly, un ex general al igual que Mattis, y otros asesores la estrategia para escalar su respuesta y formular un desafío más agresivo y abierto a Kim.

Con todo, algunos aliados de Washington, además de asesores de Trump y legisladores estadounidenses, han destacado la "inquietante disonancia y falta de coordinación" en el mensaje de la Casa Blanca, señala el Post.

Y no sólo eso. Expertos citados por el Times han cuestionado la estrategia de Trump. "No creo que haya una sola política en el tema", dijo Ellen L. Frost, una especialista de Asia de larga data en el East-West Center, una organización de investigación con sede en Honolulu. "Claramente no hay una estrategia coordinada de mensaje", comentó Evan Medeiros, director gerente del Grupo Eurasia y ex asesor de Asia de Barack Obama.

Medeiros incluso cuestionó si la advertencia de Trump, combinada con sanciones, impulsaría a Norcorea a volver a la mesa de negociaciones. "Esa es la gran pregunta de estrategia aquí", planteó.

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