Revuelta en Ucrania visibiliza problemas democráticos en los países de la ex URSS

De los 15 países surgidos tras la disolución de la Unión Soviética, pocos destacan por la realización de elecciones limpias y libres.




Hace dos meses que comenzaron las protestas antigubernamentales en Ucrania, luego de que el Presidente Viktor Yanukovich decidiera dar marcha atrás a un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE) y postergara las negociaciones con el bloque (supuestamente, bajo presión de Rusia). En todo este tiempo, lejos de amainar, las manifestaciones han ido en aumento (ya van al menos tres muertos) y han sobrepasado los límites de la capital, Kiev, en algunas de cuyas calles hace días hay instaladas barricadas. En un intento por bajar la tensión, ayer Yanukovich se comprometió con la oposición a derogar las leyes que limitan la libertad de prensa y las manifestaciones, consignó la agencia Dpa.

La actual crisis política ucraniana que hace tambalear al gobierno ha visibilizado los problemas democráticos que tienen gran parte de los países que surgieron tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS, ver infografía), ocurrida entre 1990 y 1991.

En Bielorrusia, por ejemplo, el Presidente Aleksandr Lukashenko -en el cargo desde 1994- enfrenta un aislamiento internacional por desarticular y oprimir a la oposición y la disidencia. Si bien los bielorrusos lo han reelecto en las urnas, el alto porcentaje obtenido por Lukashenko ha hecho dudar sobre la limpieza de las elecciones: sus segundo, tercer y cuarto mandatos (2001-2006, 2006-2011 y 2011-2016, respectivamente) los ganó con más del 75% de los votos. Así, hoy muchos medios occidentales y sus detractores lo bautizan como "el último dictador de Europa".

En el Cáucaso, el panorama de Azerbaiyán no es mejor que en Bielorrusia. Entre 1993 y 2003, el país fue gobernado por Heydar Aliyev, quien entre los años 60 y 80 había liderado la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán. A su muerte, fue su hijo Ilham quien tomó las riendas del país. Los parlamentarios y el presidente tienen un mandato de cinco años. Pero en 2009, una reforma eliminó las limitaciones al período presidencial, según ha consignado la ONG Freedom House. Kazajistán vive una situación similar a la de Azerbaiyán. Nursultan Nazarbayev gobierna ininterrumpidamente desde 1991, y en 2007 se aprobó una ley que sólo a él le permite presentarse a elecciones cuantas veces quiera.

Y Rusia, heredera de gran parte del territorio soviético, también ha tenido problemas. El actual gobernante, Vladimir Putin, ronda los pasillos del Kremlin desde 1999, cuando era vicepresidente de Boris Yeltsin. Desde entonces, ha sido acusado en reiteradas ocasiones de reprimir a la oposición y de centralizar cada vez más los poderes en la figura del presidente. Según Freedom House, la libertad de prensa se ha visto aún más coartada tras el regreso de Putin a la presidencia, en 2012. La ONG afirma que los medios han sido manipulados para "distraer al público de los ataques terroristas, los problemas económicos y las protestas antigubernamentales".

En la arena opuesta están los países balcánicos: Lituania, Letonia y Estonia. El trío (miembro de la Unión Europea) es reconocido por sus avances en materia de elecciones libres y transparentes. Con ocasión del 20º aniversario del desmembramiento de la URSS, el político lituano Vytautas Landsbergis afirmó en 2011 al periódico Financial Times que los tres países no se consideraban a sí mismos como "repúblicas soviéticas, sino que países europeos esforzándose para restaurar la democracia".

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