Riesgosas señales




"Todos queremos ir al Mundial, claro. Pero a competir, NO A PASEAR, COMO SOLÍA OCURRIR EN LA ANTIGÜEDAD", Felipe Bianchi, en su columna de La Tercera el viernes pasado.

Impugno esta aseveración de Felipe, de pluma talentosa y consecuente. Estas palabras son una riesgosa señal para las generaciones actuales. Muchos, los que ya peinan canas y jóvenes, creen que la historia comienza con ellos.

"SON CABROS CON PLATA PARA HACER LO QUE QUIERAN ¿CÓMO PONERLES LÍMITES?", declara la ANFP, con desafortunado exabrupto, ante la infracción de Alexis Sánchez por correr a 155 km por hora. Complacientes palabras de un dirigente que ignora el tremendo daño que causa con un mensaje transgresor que con dinero no hay ley que se resista.

Mientras tanto, Vidal se sube en un helicóptero "PARA VER SANTIAGO DE LAS ALTURAS". No le basta con el trono que le han construido sus plebeyos.

Estas salidas libres están muy cercanas al libertinaje de algunos y a la ostentación monetaria de los caprichos.

Falta un reglamento interno en Juan Pinto Durán. Un protocolo conductual. Hay que evitar riesgos innecesarios. ¿Ha habido choques? Claro. ¿Se caen los helicópteros? También. Hay un país detrás de ellos y algunos desaprensivos lo ignoran. ¿Quién pone orden?

En mis años nos prohibían ir a la nieve a esquiar, andar en moto o montar caballos por riesgo a lesiones como esguinces, distenciones y desgarros.

Somos un país subdesarrollado, globalizado rozando la deshumanización de los valores. Y el fútbol no ha sido la excepción.

De esta forma, esgrimo una defensa para muchos compañeros que luchamos con ballestas en el mundo futbolero. Por ejemplo: viajar a Moscú, año 1973, cuando la vida se arriesgaba en cada esquina de Chile. Mundial de Alemania 1974, rodeados de soldados ante el riesgo de un posible ataque terrorista, finales robadas de Copas Libertadores y tantas gestas abortadas por las mafias dirigenciales con árbitros incluidos.

Se viajaba a competir y no a pasear, ni en bólidos ni helicópteros.

No sigamos ofendiendo el real devenir de nuestro fútbol.

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