Rusia se prepara con rapidez para el Mundial en 2018

El país tiene prácticamente listos tres de los 12 estadios. Los organizadores han analizado el trabajo de Brasil.




Cuando suene el pitazo que ponga término a la final entre Alemania y Argentina en la copa de Brasil, los ojos del mundo se volcarán hacia Rusia, país que será el anfitrión del próximo Mundial de fútbol en 2018. Es por eso que Moscú ya se está alistando para la cita y  ha estado muy atento a la experiencia brasileña en cuanto al manejo de la cumbre del fútbol.

Así, según la Fifa, el Comité Organizador Local y representantes de las ciudades sedes ya visitaron Brasil para ver los estadios, los centros de entrenamiento y los aeropuertos y se reunieron con expertos y representantes brasileños. "Brasil es, en esencia, nuestra principal y única oportunidad para observar en tiempo real cómo se realiza un torneo", dijo el ministro de Deportes ruso, Vitaly Mutko. 

Los rusos no han perdido tiempo y ya están trabajando de cara al Mundial. Los organizadores han señalado que las instalaciones serán construidas teniendo en cuenta su uso en el futuro. Hasta ahora, los estadios en las ciudades de Kazan y Sochi ya se encuentran listos y se espera que uno de los estadios de  Moscú (en la foto) comience a operar en septiembre próximo. 

Según esta cartera, el  costo estimado del Mundial será de US$ 20.900 millones, cuya mitad proviene del presupuesto federal y la otra de inversionistas privados. Sin embargo, los analistas advierten que esa cifra puede incluso ser doblada, más cercana al costo de los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi de febrero pasado, que, según se estima, llegó a los US$ 51 mil millones. 

Si bien los gastos por la construcción de los estadios, centros de entrenamiento y la remodelación de los aeropuertos estarán a cargo del presupuesto federal, las ciudades son las responsables de modernizar sus servicios públicos para garantizar la calidad del hospedaje de los visitantes, que se prevé serán cerca de un millón. De hecho, un informe de Standard & Poor's, publicado en abril del año pasado,  estimó que sólo cuatro regiones administrativas rusas serían capaces de financiar estos gastos por sí mismas. 

A nivel logístico, el traslado de los hinchas es otra de las problemáticas, debido a las grandes distancias entre las ciudades (ver infografía). Por eso, según el diario The Moscow Times, se ofrecerán algunos traslados gratis entre las sedes.

Por el lado deportivo, hay cuestionamientos por el alto sueldo que recibe el técnico Fabio Capello -US$ 11,2 millones anuales- sin que haya conseguido buenos resultados en el mundial de Brasil.

A nivel político, el tema es aún más complicado para el gobierno del Presidente Vladimir Putin, quien podría competir para obtener su reelección precisamente en marzo de 2018. En medio de la crisis generada en Ucrania y justo cuando la región de Crimea fue anexada por Rusia, en marzo pasado surgieron voces que pedían a la Fifa que despojara al país de ser el anfitrión de la cita mundialera. Además, el presidente del organismo, Joseph Blatter, le pidió a Rusia que haga frente  a los problemas raciales y de discriminación a los homosexuales en el país. De hecho, para los Juegos en Sochi el gobierno advirtió de que quienes tomen parte en actos públicos de propaganda gay  tendrían que enfrentarse a las consecuencias legales. Ello le valió el rechazo de varios líderes europeos.

Pese a ello, estos eventos deportivos serán el legado del mandatario, que en su país goza con el 80% de aprobación.

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