Salud fortalece tratamientos de rehabilitación para enfermedad de Parkinson

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Se fomentará el área no farmacológica de la terapia definida para esta patología. Entre 2011 y 2015 hubo un aumento de 63% de los pacientes en control en el sistema público.




Al igual que con otras enfermedades crónicas, el envejecimiento poblacional que experimenta el país ha incidido como uno de los factores que redundan en que cada vez sean más las personas que padecen y se tratan el mal de Parkinson.

Es por esto que, aunque Chile mantiene un buen nivel en cuanto a tratamientos farmacológicos, en el Ministerio de Salud (Minsal) buscan fortalecer el manejo interdisciplinario de la enfermedad mediante terapias de rehabilitación.

"Durante 2016 se publicó la actualización de la Guía de Práctica Clínica de la Enfermedad de Parkinson, en su sección de tratamiento no farmacológico y de rehabilitación, que es una de las áreas que más se requiere fortalecer", explican desde la División de Prevención y Control de Enfermedades (Diprece) del Minsal.

En la actualización publicada se señala que "el tratamiento farmacológico ha logrado disminuir sus síntomas de manera efectiva, pero no completamente ni en forma permanente. Frente a esto, se hace necesario un manejo complementario y coadyuvante realizado por un equipo interdisciplinario centrado en la persona", y que "un manejo más integral y sistemático de la rehabilitación también permitirá evaluar de mejor manera su efectividad en las distintas etapas de la enfermedad".

En Chile, de acuerdo a datos del Departamento de Estadísticas e Informaciones (Deis) de Salud, la población en control que se atiende en el sistema público ha mostrado un fuerte aumento. Mientras en 2011 eran 9.897 pacientes, el año pasado el número subió a 16.103, es decir, un 63% más (ver infografía).

"El aumento de casos podría deberse a distintas razones. Por una parte, a una mayor sensibilización sobre la enfermedad en usuarios y personal sanitario, lo que permitiría un diagnóstico más temprano, y, por otra, al cambio demográfico poblacional, que aumentó el número de personas mayores en el país, que son las más afectadas por la enfermedad", señalan desde la Diprece.

La patología, que actualmente está cubierta por el Plan de Garantías Explícitas de Salud (Auge), es un mal crónico y degenerativo del sistema nervioso, que tiene como efecto temblores en el cuerpo de las personas, lo que provoca falta de coordinación y rigidez muscular. En muchos casos, suele también afectar a quienes padecen de alzheimer.

Ignacio Gutiérrez, neurólogo de la Universidad de Santiago, explica que la enfermedad se caracteriza por "la lentitud del movimiento y el empobrecimiento del mismo, la rigidez y puede agregarse el temblor y la alteración de los reflejos. Con esos síntomas se puede hacer una sospecha de diagnóstico para ser derivado a un especialista que la confirme o la descarte".

Tanto las causas como la cura aún son investigadas. El origen podría ser mixto. Primero, por un proceso tóxico-degenerativo que produce daño acumulativo a lo largo de la vida, lo que explicaría los casos de inicio tardío de la enfermedad.

Además, podrían existir elementos genético-ambientales que explicarían cuadros de inicio temprano.

"El 10% de los pacientes tiene una causa genética que les confiere un riesgo o derechamente la opción de que desarrollen la enfermedad. Pero el 90% de los casos son esporádicos y en ellos se presume que existe una causa multifactorial en la que también habría causas ambientales, como propiedades tóxicas que se inhalan o se hace contacto, además del papel del envejecimiento", señala Carlos Juri, neurólogo de la Red UC Christus, quien agrega que existe un porcentaje menor que podría padecerlo a una edad más temprana.

Respecto de los tratamientos que existen en la actualidad, Juri indica que "no hay curativos, sólo paliativos, ya que no existen los que puedan revertir la muerte de las neuronas o disminuir el avance de la enfermedad, pero sí existen para mejorar la calidad de vida y la funcionalidad".

Para Isabel Cornejo, directora ejecutiva de la Liga Chilena Contra el mal de Parkinson, uno de los desafíos que todavía queda por abordar y que resulta necesario es "mejorar la prevención y también el aumento de la actividad física, ya que quienes realizan esto tienen menos probabilidad de tener la enfermedad, de todos los grupos etarios, lo cual también ayuda con otras enfermedades crónicas".

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