Sernageomin explica el vínculo entre terremotos y erupciones volcánicas a través de eventos de 1960

Tras el megaterremoto de Valdivia, el volcán Cordón Caulle entró en un proceso eruptivo. Los datos de este hecho fueron analizados hoy por diversos especialistas.




Este viernes 22 de mayo se cumplen 55 años del megaterremoto de Valdivia de 1960, movimiento telúrico de 9,5° Richter, considerado como el mayor sismo en la historia de la humanidad, al menos desde que la sismicidad es medida con instrumentos. A 47 horas de este hecho, el volcán Cordón Caulle inició un pulso eruptivo, lo que estaba ligado al sismo según analizaron hoy diversos científicos del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).

Al respecto, el director nacional del organismo, Rodrigo Álvarez indicó que "este megaterremoto fue en realidad una secuencia de varios eventos que sucedieron en dos meses, los cuales afectaron la zona costera a través de unos mil kilómetros entre el Golfo de Arauco, en la región del Biobío, y la península de Taitao, en la región de Aysén. Además de ser el de mayor magnitud registrada con instrumentos sísmicos, marca un antes y un después en la historia de la sismología mundial".

El experto dijo que "la comunidad científica ha buscado por largo tiempo una explicación a la ocurrencia de erupciones después de grandes terremotos y nuestra cordillera andina es un laboratorio natural en el cual se puede seguir investigando", y agregó que "se ha conjeturado sobre la participación de al menos tres factores, como hundimiento del volcán sobre su cámara magmática, el fracturamiento de la corteza terrestre y la disponibilidad de magma".

Según la información recopilada y analizada por el Sernageomin, el Cordón Caulle entró en erupción el 24 de mayo de 1960, a las 14.00 horas, a través de una fisura de 5,3 kilómetros de longitud con 18 cráteres. Un hongo de piroclastos pumíceo alcanzó 8 km de altura y se dispersó en dirección sureste, generando depósitos de pómez blancas con espesores de hasta 10 centímetros a 40 kilómetros, según consta en el Mapa de Peligros Volcánicos elaborado por la institución. Esta fase explosiva fue sucedida por una etapa efusiva, caracterizada por el escurrimiento de coladas de lavas viscosas de composición riodacítica desde los diversos cráteres en erupción. Finalmente se registraron emisiones piroclásticas que declinaron hacia el 22 de julio de ese año.

Esta erupción, a pocas horas del megaterremoto, es uno de los pocos casos donde la relación entre sismos y erupciones volcánicas es clara. Otros ejemplos en Chile son la actividad del volcán Villarrica el año 2000, que escaló de 2 a 22 sismos mensuales durante 3 meses a causa de un sismo tectónico; las erupciones del volcán Chaitén en 2008 y del volcán Hudson en 2011, que fueron influidas por sismos corticales en la falla geológica de Liquiñe-Obsqui.

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