Sócrates, el 'Doctor' que no ha sido olvidado

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Un 19 de febrero de 1954 nació Sócrates, uno de los jugadores más trascendentes en la historia del fútbol. No sólo por su rol dentro de la cancha, sino también por todo lo que logró fuera de ella.




14 de diciembre de 1983. Una multitud que superaba los 88 mil espectadores repletaba el Morumbí. La ciudad de São Paulo se paralizaba ante la final que definiría al campeón estadual. Corinthians y, precisamente, el São Paulo los rivales. De pronto irrumpía el cerebro del Timão. Cerebro dentro y fuera de la cancha. Genio con la pelota y sin ella. Un rebelde que no dudó en utilizar el balón como herramienta para combatir los uniformes y bototos en Brasil. Creía que la democracia era el único camino para hacer frente a la dictadura (y en su camiseta dejaba ver ese mensaje). Altísimo, de pelo rizado y barba frondosa, irrumpía entonces en el gramado con un inequívoco mensaje en su espalda: "Democracia Corinthiana". Era Sócrates, el Doctor.

Con ese llamativo nombre, seguramente más de alguno llegó a confundirlo con el clásico pensador ateniense. Pero ojo: tan errados no estaban. Resulta innegable que algo heredó del filósofo por el que su padre lo bautizó. Un día como hoy pero en 1954, en la ciudad canarinha de Belém, nacía la leyenda de  Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira. Un 'distinto' que logró posicionar al fútbol como una actividad más allá del esparcimiento y la salud, para vincularlo con temáticas tan complejas como la política o las ciencias sociales.

A sus 23 años, Sócrates Souza era doctor y futbolista. La influencia de su padre, que le pedía una "profesión digna", fue determinante para que se recibiera de médico. Sin embargo, donde más se destacó fue en el ámbito del fútbol, convirtiéndose en el eje del juego del Corinthians y de la selección brasileña. Una plataforma que, además, aprovechó para promover sus ideales.

"Lo ideal sería un socialismo perfecto, donde todos los hombres tengan los mismos derechos y los mismo deberes. Una concepción del mundo sin poder", señalaba el Doctor. Sueño que plasmó en la Democracia Corinthiana, una suerte de gobierno en la que el club brasileño actuaba como una comunidad: todos sus miembros, sin importar su jerarquía, tomaban las decisiones mediante votación; desde la hora del almuerzo hasta la designación de un director técnico. Y lo que acaso más interesaba a Sócrates: los límites de los jugadores en sus horas libres. Porque, además de ser doctor y amante del socialismo, el crack también era un bohemio incorregible. "Mi mejor psicólogo es el vaso de cerveza", afirmó en alguna ocasión.

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'Ganhar ou perder, mas sempre com democracia'

'Ganhar ou perder, mas sempre com democracia'[/caption]

Precisamente, las adicciones forzaron un adiós anticipado. El 4 de diciembre de 2011 se despedía Sócrates, jugador con una carrera inolvidable, pese a lo que se pueda decir de su paso por Europa. Ídolo de Corinthians y de la Verdeamarela, con la que disputó los Mundiales de 1982 y 1986 sin el éxito esperado, pero siempre regalando toques de magia.

"No hay que jugar para ganar, sino para que no te olviden", fue una de las frases más certeras de Sócrates. Y es innegable: logró su objetivo. El Doctor no ha sido olvidado. Su influencia no tan sólo en el fútbol, sino también en la política, encabezando el modelo democrático del plantel que se transformó en la viva imagen de la revolución frente a la dictadura brasileña, lo convirtió, por muy cliché que pueda leerse, en uno de esos muertos que jamás mueren.

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