Sorpresa electoral: el caos y confusión en Campus Oriente

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Los votantes que llegaron para sufragar en las primarias se vieron sorprendidos por el atochamiento y las demoras. Éste es el relato de la espera en el recinto.




Un adolescente intenta trasladar a un hombre en silla de ruedas en medio de la multitud. Llevan varios minutos intentando avanzar con ayuda de personas enfiladas esperando su turno para votar en Campus Oriente de la Universidad Católica. La gente grita, aunque no se desesperan. La mayoría, está en un estrecho espacio buscando su número de mesa, mientras los que lograron dar con su destino, responden la pregunta de rigor para ayudar a ubicar a los desorientados.

El adolescente y el hombre que va en la silla de ruedas quieren hacer la fila -como todos- desde el final, el problema es que no encuentran "el final" y la organización de los presentes para que el hombre trasladado por el joven dirima antes que todos los presentes, falla. "Se pensó que vendría mucha menos gente, por eso agrupamos gran parte de los asistentes en este salón", dice uno de los militares que resguarda el lugar.

Entre el enredo de las filas, comparten espacio en silencio, y ya habiendo encontrado sus mesas Aline Kuppenheim, Ignacio Gutiérrez, Daniel Muñoz y Patricio Fernández. Como un intervalo entre las tenidas domingueras, hay personas con camisetas de la selección chilena. Incluso, se puede ver un "Sánchez" a lo lejos. "Vine porque la única forma de cambiar las cosas es votando. Hacer cosas por redes sociales no sirve de nada", dice mientras aclara que el "Sánchez" que lleva no tiene dobles lecturas.

La final de la Copa Confederaciones fue suficiente para que se renunciara a poner mesas dentro de las salas de clases, como es de costumbre, y poner la mayoría de ellas en un salón reducido en donde juntaron cien mesas pensando en lo expedito del trámite electoral para una supuesta baja convocatoria. "Nunca pensamos que iba a estar repleto. Es ingrato por el lugar, que es incómodo y fue una pésima decisión que nos pusieran aquí, pero grato venir a votar y que vengan tantas personas", dice Carolina Donati (43)

Juventud cívica

El último caos y sorpresa que se presenció en Campus Oriente antes de las primarias, fue la funa que en 2012 se le realizó al entonces edil de Providencia, Cristián Labbé. Este año, otra particularidad es que cientos de jóvenes, a una hora de partir el partido, se encuentran en el lugar esperando su turno.

El relato de Carolina Donati es el de una acompañante. Su hija, Rosario Araya (18), está a siete personas de votar por segunda vez. "Antes voté en las municipales. Me inculcaron que era importante hacerlo. En ningún momento se me pasó no venir a votar, pese a que no estoy muy segura con mi elección. La verdad es que tengo que votar por el menos malo", reconoce.

A pasos de la joven, y entre el calor que hay en el lugar, se encuentran dos niños de nueve y ocho años y una niña de cinco camiseteados por la selección y peleándose discretamente para poder poner la raya del voto al entrar a la caseta. Junto a ellos está Claudio Flores (49). "Esto es un desastre", dice refiriéndose al atochamiento. "Mi principal motivación es enseñarles a mis hijos que es un deber venir a votar. Más allá de la primaria misma, tienen que saber que si nos quedamos en la casa, no nos podemos quejar con las cosas que están pasando", dice Flores.

El caso que confirma lo anterior es el de Bastián Bahamondes (21), quien asiste a su primera primaria y segunda elección. Pese a la incomodidad en el lugar -y al desánimo de una mujer de unos 40 años que asegura a viva voz, a un metro a la derecha de Bahamondes, que duda dudar la fila para votar-, cuenta que "mi motivación es que siento que todas las personas tienen que pronunciarse. No podemos quedarnos fuera, porque es un deber que uno tiene como ciudadano. Aparte, siento que si no, nos van a seguir atropellando. Los jóvenes tenemos que dar la cara". Además, el joven concuerda con la falta de organización para la realización de estas elecciones: "No puede ser que confíen tan poco en la gente como para reducir el espacio de votación. Antes estábamos repartidos por los pasillos de las salas y ahora este sistema está pésimo. Estamos hacinados acá".

En Campus Oriente, la confusión no tiene que ver solo con el encuentro del número de mesas. Bahamondes, sin siquiera ser consultado por su elección en primarias presidenciales, dice que el acto cívico de votar para él es simbólico ya que todavía no tiene, pese a estar ahí, un candidato definido.

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