Springsteen deja Santiago y recibe manuscritos de Víctor Jara

Tras su show del jueves, el estadounidense se reunió en camarines con el sobrino del fallecido cantautor.




Dio uno de los shows más intensos de la última década en escenarios locales y cronometró 3 horas y 37 minutos de duración. Pero, cuando en la noche del jueves Movistar Arena apagó las luces, bajó el telón y quedaba casi desierto, ya cuando el reloj enfilaba hacia las dos de la madrugada, Bruce Springsteen entraba solo a su camarín y se relajaba totalmente aislado de la ovación que se ganó en su primera vez en la capital.

A un lado estaban todas las poleras, camisas y pantalones con que viste en su actual gira. En el otro, un iPod con sus respectivos parlantes, un puñado de uñetas, un par de discos arrojados sobre una mesa y fotos de su rostro rudo y juvenil, cuando era una estrella en ascenso en Estados Unidos durante los 80, junto a diversas figuras públicas, imágenes dispuestas por los organizadores de su venida.

En el medio, una puerta por donde ingresó el primer invitado: Patricio Doñas, hijo de Alejandro Doñas Jara, quien a su vez es hijo de Georgina, uno de los cuatro hermanos de Víctor Jara. La reunión se pactó 24 horas antes y fue el remate ideal para una escala chilena que lo tuvo hablando del asesinado cantautor en distintos medios y tributándolo con su personal versión de Manifiesto, tema que despachó en español en el último tramo de su concierto, hito introducido por su recuerdo en torno a su paso por los shows de Amnistía Internacional de 1988 en Argentina.

Como una suerte de intercambio de visiones y recuerdos, Doñas le obsequió una copia de los manuscritos originales del hombre de El derecho de vivir en paz, escrito por su propio puño y letra. "Eso le llamó mucho la atención y comentó que era algo increíble, porque es un ejercicio que no se ve en los músicos de hoy, donde todo es con computador", relata el sobrino de Jara, quien luego sumó un libro con carátulas de la prolífica era de la Nueva Canción Chilena. "Más que contar algo, él me preguntó muchas cosas. Conocía bien la historia, mucho mejor que muchos chilenos. Estaba muy agradecido. Y por mi parte significó vencer el miedo de mi propia historia".

Luego, la voz de Born to run departió con algunos de sus músicos y promotores locales, donde el comentario unánime -tal como lo expresó en el cierre del espectáculo- era la sorpresa que les causó la buena respuesta del público, unas cinco mil personas aunque la productora a cargo señaló que eran ocho mil. Por lo mismo, ayer, cerca de las 13 horas, cuando dejaba el hotel para enfilar hacia Argentina, donde toca hoy, "El Jefe" le confesó a radio Futuro su intención antes del adiós: "Volveré a Chile".

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