Superclásico: Un héroe llamado Martín

Rodríguez completó una gran actuación frente a Universidad de Chile y se transformó en la figura del Superclásico.




Es muy probable que sólo en sus mejores días Martín Rodríguez haya sentido lo que sintió ayer. Minuto 88, el clásico está sentenciado en favor de Colo Colo y Pablo Guede decide sustituirlo. Es momento de hacer realidad esos sueños. La ovación fue estruendosa. Emocionante. Con casi cuarenta mil personas coreando un solo nombre. El aludido, entre emocionado y nervioso, levantó tímidamente la mano, saludando a todos y a la vez a nadie. El gesto no alcanzó a durar dos segundos. Acto seguido agradece al cielo, intentando encontrar respuestas divinas a lo que le acaba de pasar: tremenda actuación, con gol incluido, para vencer 2-0 al rival de siempre.

Y es que Rodríguez fue, indiscutiblemente, la figura del choque entre albos y azules. Ubicado como volante por el sector izquierdo, fue un dolor de cabeza insufrible para la zaga universitaria, que nunca pudo tomarle la mano a la movilidad y búsqueda ofensiva constante del 14 albo.

El ex Huachipato atacó y defendió con la misma intensidad. Se cerró bien en el fondo cuando fue necesario y fue el principal agente ofensivo de su equipo. Desde su sector, de hecho, salieron casi todas las jugadas de peligro del conjunto de Pedreros. Y pese a estar la mayor parte del tiempo muy cerca de la línea lateral, fue inteligente para centralizarse cuando la jugada lo pedía y se mostró siempre criterioso para entregar y asociarse de buena manera con sus compañeros. Partido redondo, como suele decirse en jerga futbolera.

¿Por qué fue la figura? “Porque entendió su labor a la perfección. Le dijimos que Matías Rodríguez tenía que preocuparse de él y no al revés”, expresó Guede tras el encuentro. “Es un siete. Un jugador diferente, que marca muchas diferencias. Hoy fue un genio. Así de simple”, añadió Michael Ríos, sin escatimar loas.

El futbolista de apenas 22 años parece estar viviendo en el Apertura su torneo consagratorio. Sólo juzgando la ovación que se llevó ayer, podría decirse que ya se metió, incluso, en el corazón de los fanáticos albos que, no hace mucho, criticaban enérgicamente a Rodríguez y a todos los demás. En el actual campeonato, pese a todo, el nacido en Diego de Almagro ha jugado los ocho encuentros como titular y, con el de ayer, ya suma cuatro goles, completando su mejor producción desde que llegó al club para jugar el Apertura 2015.

“Estoy muy feliz por el momento que estoy viviendo”, dijo, con una timidez que no se condice con el carácter que exhibió durante los 90 minutos del clásico. “Es algo maravilloso mantener la paternidad en nuestro estadio. Trabajamos durante toda la semana para esto”, añadió. “Nos vamos felices porque este triunfo nos permite seguir adelante”, cerró ilusionado. Confiando en que éste puede ser el despegue definitivo. Y consciente de que los sueños, a veces, sí se hacen realidad. El clásico tuvo un héroe. Un héroe llamado Martín.

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