Teresa Cremisi y la narrativa de los puertos y la aventura

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Ayer la editora italiana, autora de la novela La Triunfante, se presentó en La Ciudad y las Palabras de la UC.




Es un viaje de Oriente a Europa. Es también la búsqueda de la propia identidad. Desde los días de infancia en las tierras de Alejandría hasta una vida adulta en Italia y luego en Francia. Este es el trayecto esencial que hace la protagonista de La Triunfante, el elogiado debut en la novela de Teresa Cremisi (72), quien había alcanzado prestigio como directora de las editoriales Gallimard y Flammarion desde fines de los 80.

"Un autorretrato espiritual", ha llamado Teresa Cremisi a su libro con rasgos autobiográficos, que en español publicó el sello Anagrama. Nacida en Alejandría, en 1945, de padre italiano y madre con pasaporte británico, Teresa Cremisi vivió su juventud en Italia, donde trabajó en medios como la Rai y La Stampa, y en la editorial Garzanti. Luego, ya en París, fue directora de la editorial francesa Gallimard y Flammarion.

Editora de importantes autores, como Michel Houellebecq, Yasmina Reza, Christine Angot y Michel Onfray, Teresa Cremisi participó ayer en el ciclo La Ciudad y las Palabras, del Doctorado en Arquitectura UC, en el Campus Lo Contador.

La escritora fue presentada por José Rojas, director del doctorado, quien destacó su amplia trayectoria editorial. Cremisi se mostró agradecida y honrada de participar en el ciclo que ha tenido, entre otros, a JM Coetzee, Mario Vargas Llosa y Paul Auster.

"Tengo una imaginación portuaria", dice el inicio de su novela, que toma el nombre de una corbeta francesa del siglo XIX que surcó el Océano Pacífico. Su niñez en Alejandría estuvo marcada por "un puerto que conoció la gloria y el olvido, una bisagra del mundo, en la encrucijada de todos los caminos".

Teresa Cremisi dijo ayer que le debe su pasión por la literatura precisamente a esa ciudad portuaria. Y a partir de eso, leyó un ensayo sobre la narrativa de puertos. Recordó la gran tradición narrativa que comienza en el siglo XVIII y se extiende al XIX: citó a Robinson Crusoe, a Baudelaire, a Salgari y a Joseph Conrad.

"El momento en que se inicia la literatura portuaria es cuando la aventura empieza a escribirse, cuando el héroe del libro es quien relata sus aventuras y se vincula a los lugares de puerto", dijo.

"Los puertos son lugares de desarrollo, de intercambio y también de tráfico de armas, de enfermedades", apuntó. "Los lectores sienten ganas de conocer las ciudades imaginadas, esas ciudades desconocidas (...). La mirada se hace más aguda cuando viajamos, cuando estamos en un puerto... Conrad nos hace tocar con los dedos la fragilidad de la vida", afirmó.

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