Era una civilización lejana, misteriosa y superior. Se llamaban los Volcryn. Se sabía que eran pacientes, sabios y longevos. Eran conocidos como "el pueblo del abismo". Sin embargo, según el mito, la última nave volcryn se perdió de vista hace tres mil años. Ellos, una raza de nómadas, se desplazaban hacia el exterior de la galaxia.

A bordo de la nave Viajero de la Noche, un grupo de especialistas saldrá al espacio en busca del rastro de los volcryn. A cargo de la expedición va Karoly d'Branin. Entre los expertos que viajan hay una cibernetista, una xenotécnica, dos lingüistas, un telépata y un xenobiólogo, además de Royd Eris, el capitán de la nave, quien no está a bordo. Al menos no de cuerpo entero: es un espectro, un holograma, a quien solo se le conoce la voz. Lo cierto es que también la muerte entrará a la nave.

"Mientras Jesús de Nazaret agonizaba en la cruz, los volcryn pasaban a un año luz de su tormento, rumbo al exterior", se lee al inicio de Viajeros de la noche, la historia que da su título al segundo de los dos volúmenes que reúnen los relatos de George R.R. Martin (69). El otro es Una canción para Lya y ambos serán distribuidos desde esta semana en Chile por el sello Plaza & Janés.

Los dos títulos se publican por primera vez en español y reúnen 17 narraciones breves del escritor estadounidense mundialmente conocido por su saga Canción de hielo y fuego, adaptada con gran éxito a la televisión con el nombre de su primera novela, Juego de tronos (1996). Le siguen los libros Choque de reyes (1998), Tormenta de espadas (2000), Festín de cuervos (2005) y Danza de dragones (2011). Cinco novelas publicadas de siete contempladas.

La comunidad de seguidores de Martin aún espera Vientos de invierno, sexta entrega, prevista para aparecer en 2018. Pero el drama ha sido mayor para sus fans. En julio pasado se estrenó la séptima temporada de Juego de tronos. Entonces los productores ingresaron al universo literario de Martin. Escarbaron en su prehistoria literaria y fueron a sus novelas breves y relatos, que han recibido premios como el Nebula, Hugo, Locus y World Fantasy.

Nightflyers se llama la nouvelle, de 1980, que el próximo año será llevada a la televisión en una serie de diez episodios. Traducida como Viajeros de la noche, la aventura de terror y ciencia ficción es parte de los nuevos ejemplares que ahora llegan a librerías.

"Al principio, honestamente, estaba desconcertado sobre cómo esperaban obtener una serie de mi historia, ya que al final casi todo el mundo está muerto. Es una historia de terror", dijo hace una semana Martin sobre su ficción que involucra a los Volcryn, en The Los Angeles Times.

Días de éxtasis

Antes de ser llamado "El Tolkien americano" por la revista Time, de vender 30 millones de ejemplares y de tener más de un millón de seguidores en Twitter, George R.R. Martin disfrutaba leyendo historias de ciencia ficción. Estaba en la escuela, pero los profesores cuestionaban sus gustos.

"Cuando niño, leía mucha fantasía y ciencia ficción, pero se consideraba basura. Los profesores me quitaban los libros", recordó el escritor en The New York Times. "Hoy la ciencia ficción se ha vuelto considerablemente más respetable y con una audiencia más grande", agregó quien antes de montar complejos escenarios de fantasía, creó mundos en otras galaxias.

La primera obra de ficción que Martin vendió fue un cuento aparecido en la revista Galaxy, en la edición de febrero de 1971. Dos años después, el relato With morning comes mistfall fue su primer trabajo nominado a los premios Hugo y Nebula. Un texto que está incluido en los nuevos libros ahora disponibles.

La mayoría de los relatos fueron publicados en la década del 70, como ocurrió con Una canción para Lya. Fueron los años en que cautivó a sus primeros lectores. En esta última historia narra lo que ocurre con la cultura shkeen, quienes tenían ciudades construidas mucho antes que las hechas por los humanos. "La ciudad ya era antigua antes de la caída de Roma", se lee en una de las narraciones más extensas, que le da su título al primero de los dos nuevos libros.

En Una canción para Lya algo ocurre que produce una conversión masiva de humanos a la religión del planeta shkeen, donde convergen el amor y la empatía. Para eso son contactados Lya y Robb, una pareja de telépatas capaces de conocer los pensamientos ajenos. Ellos podrían dar con el porqué de las conversiones a la cultura shkeen. En cierto momento, en lo más parecido a un éxtasis místico, el grupo de conversos ve su destino en el suicidio.

"Puedo tener todos los efectos especiales que quiero. Puedo tener un elenco de cientos de personajes", afirmó Martin sobre su labor de creador de historias en el papel más allá de sus labores de guionista en la industria de Hollywood. "Puedo tener escenas de grandes batallas. En un libro uno es el director y el coordinador de efectos especiales", agregó el mentor de especies semihumanas, de planetas fantasmas, de naves que se desvanecen en el tiempo y de extraterrestres dementes capaces de amar.