The Cure comienza los festejos de sus 40 años de historia

La historia de The Cure empezó mucho antes. Desde 1973, cuando la agrupación atravesó una etapa embrionaria y barajó nombres como The Obelisk, Malice y Easy Cure, aunque siempre con el todopoderoso Robert Smith como su líder y eje central.

Pero el despegue oficial de su reconocida leyenda está en 1978, cuando lanzan su primer single: Killing an Arab, ese single de pulso urgente que inaugura uno de los capítulos más brillantes e inolvidables del pop inglés en el siglo XX.

Un hito del que se cumplen cuatro décadas, en un 2018 que estará marcado por los festejos y las celebraciones para la agrupación que como pocas encarnó el amor romántico y el existencialismo como marca intrínseca de su identidad.

Y para celebrar el cumpleaños redondo, el director Tim Pope, quien se ha encargado en la dirección de históricos y emblemáticos videos como The love cats, In between days, Friday I'm in love y Close to me, será el responsable de la realización de un documental conmemorativo de la banda.

El largometraje se enfocará en contar la historia completa del grupo de forma cronológica, con la narración del mismísimo Robert Smith, quien fue el responsable de prestar imágenes extraídas de su colección personal, muchas de ellas inéditas, lo que incluye entrevistas, presentaciones nunca antes vistas, y secuencias más íntimas detrás de los escenarios. Aún no se fija la fecha de estreno del registro, pero se espera que sea durante esta temporada.

Por otro lado, también como motivo de su celebración, Smith y compañía serán partícipes del festival British Summer Time, en el Hyde Park de Londres, el próximo sábado 7 de julio. Anunciado como la única fecha en Europa de su celebración de 40 años, el concierto será de larga duración, repasando sus mayores himnos.

De esta misma forma, contará con la presencia de grupos que han declarado haber sido influidos por los británicos al momento de componer y escribir sus letras, como Interpol, Goldfrapp, Editors, Ride, Slowdive, The Twilight Sad y otros próximos de confirmar.

Ahí la banda quiere reafirmar otro de sus legados: la huella que ha tenido sobre las más diversas agrupaciones surgidas en los últimos 30 años, quienes han tomado sus texturas oscuras, sus atmósferas densas y ese aspecto crepuscular que ha generado una verdadera escuela. Rock duro, pop elegante, sonido gótico, post punk y éxitos radiales en un solo envase.

Pese a ello, sus últimos discos, 4:13 Dream (2008), The Cure (2004), Bloodflowers (2000), no han tenido una buena recepción de la crítica. Pero la reacción del público sigue siendo positiva, como una suerte de institución que no tiene problemas en seguir repletando estadios o liderando festivales multitudinarios a través del planeta.

Por ejemplo, sus extensas y bien cuidadas presentaciones en vivo siguen estando entre las más cotizadas y elogiadas del circuito europeo.

No teniendo ninguna durante el año pasado, su último concierto fue el 3 diciembre del 2016 en el Arena Wembley, de Londres, donde hicieron lo que mejor saben hacer: una performance de casi tres horas, entre éxitos y joyas sólo celebradas por sus fanáticos. Los seguidores que en 2013 llegaron hasta el Estadio Nacional para aplaudir su debut en Chile lo entienden mejor que nadie: esa noche, el conjunto desplegó 42 canciones, culminando con Killing an Arab, quizás como un guiño al punto de origen, a la composición donde todo empezó.

Y si de trata de Chile, sus huestes locales pueden estar expectantes. Para marzo de este año se negoció la opción de un retorno del conjunto al país, con la posibilidad cierta de que pasaran por un lugar de dimensiones menos acotadas que el Nacional.

Tal posibilidad aún está en espera; de no cerrarse, podría quedar para principios de 2019. Lo cierto es que, al menos por los próximos meses, The Cure volverá a la ruta bajo la siempre rentable sombra de la efeméride y el festejo.