La tradición de ridiculizar al novato

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Salas, el miércoles, debutando en Colo Colo con el corte de pelo cruel que le impuso el camarín. Foto: Paul Plaza / Photosport

El salto de los juveniles al primer equipo es un trago en Chile. Los veteranos tienen una curiosa forma de dar la bienvenida a los canteranos. Lo comprobó el miércoles Luis Salas en la noche alba, obligado a jugar con un peinado esperpéntico. Destrozar o cantar sobre una silla son bromas que buscan, según los futbolistas, distender el ambiente. Otros lo ven prácticas a eliminar




Los altoparlantes del estadio Monumental anuncian el ingreso de Luis Marcelo Salas. Los murmullos de los casi 20 mil hinchas no pasan inadvertidos. Su nombre, tan similar al de histórico futbolista de la U, llama la atención. Tanto, quizás, como su original corte de pelo, ridículo, que causa la risa de más de un asistente a la Noche Alba. Está sufriendo el tradicional bautizo, y cruel, con el que los veteranos dan la bienvenida a los novatos. Prácticas instaladas en la Universidad, o en las residencias de estudiantes, también discutidas y reprobadas, que se asumen como tradición en el fútbol profesional chileno.

El proceso de iniciación de los juveniles en el primer equipo parece no distinguir camiseta. Da lo mismo si defienden a la U, Colo Colo, Católica o Huachipato. Hace unas semanas, en Coquimbo, el trago lo sufrieron los canteranos azules que daban el salto. En las imágenes, que se viralizaron a través de las redes sociales, juveniles como Nicolás Guerra lucían novedosos cortes de pelo que provocaron las risas y burlas de sus compañeros. Este último, incluso, celebró su primer gol con la camiseta azul con un look que, seguramente, nunca olvidará.

En la Selección no son ajenos a los bautizos. En la Roja, comandados por Arturo Vidal y Claudio Bravo, los deportistas que son citados por primera vez, deben presentarse en sociedad. Arriba de una silla, mientras el plantel cena, debe cantar un tema musical a elección. En la previa del partido frente a Alemania, por la Copa Confederaciones, Ángelo Sagal, ex delantero de Huachipato, cumplió con el ritual. "Soy Ángelo Sagal, vengo de Huachipato, pero firmé por el club Pachuca", frase que desató la risa de sus compañeros. "Ándale, ándale", le gritó, entre risas, Gary Medel.

Lo cierto es que la iniciación de los futbolistas en sus respectivos clubes lleva años instaurado en la actividad. Según dicen los principales actores, la idea es generar un buen clima pensando en la presión que sienten los juveniles al momento de dar un salto al profesionalismo. Hay versiones para todos los gustos.

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Sagal canta en su primera cena en la Roja.

Sagal canta en su primera cena en la Roja.[/caption]

Miguel Jiménez, quien actualmente defiende a Iberia, y que en 2015 vistió la camiseta de Universidad de Chile, explica la idea del bautizo a los más jóvenes: "¿Dónde nace? No sé. Lleva muchos años. A mí me lo hicieron en Cobreloa. Es como una especie de bautizo. Uno tiene asumido que si te pasan al primer equipo te van a cortar el pelo", dice.

En la U, Sebastián Ubilla y Gonzalo Espinoza, este último partió a Turquía, se lucían como peluqueros durante la pretemporada del equipo de Hoyos. "En la caso de la U, Gonzalo y Sebastián cortaban el pelo. Son los más pelusones", recuerda Jiménez. "La idea del corte de pelo es meterlos al grupo, unirlos, para que no se sientan tan pajaritos fuera de su casa. La idea es integrarlos rápidamente, pero bajo ningún punto la idea es humillarlos o ridiculizarlos. Los más jóvenes, como que se sueltan", dice.

Los looks tiene un plazo mínimo de exhibición. Una vez que los jóvenes sufren con las tijeras de los más experimentados del plantel, deben mantener su presencia hasta su estreno en las canchas: "Deben tener el corte que se les hace hasta el primer amistoso frente a la gente", agrega el portero.

Sin embargo, desde la sicología deportiva, rechazan el proceso de integración que se realiza en el fútbol chileno. No lo comparten y, de entrada, aclaran que no sólo se realiza en el fútbol: "Se hace en muchos deportes. En natación, en voleibol. Los pelan, o los mandan desnudos a la calle. También los hacen jugar con otra vestimenta para que la gente se de cuenta. Desde ese sentido, lo veo más asociado a una agresión sin sentido que a una iniciación en algún tipo de deporte", dice Juan Fernández, sicólogo deportivo del Comité Olímpico.

"La psicología del deporte recomienda hacer una iniciación. Se reconoce ese valor, es importante para un niño cuando llega a una etapa superior que se le reconozca su logro. Sin embargo, se debe aprovechar esa oportunidad de modo positivo, no humillando a otra persona", afirma.

Otro que tiene una opinión respecto al ritual de bienvenida de los futbolistas es Juan Gutiérrez. Ex gerente deportivo de Colo Colo, y formador de jugadores en el Cacique y en la U, entrega su visión: "El corte de pelo a los más jóvenes es algo que busca imitar al mechoneo que se realiza en la universidad. Lo encuentro divertido en la medida que sea buena onda y que todas las partes estén de acuerdo. Me parecería feo si un juvenil no quiere y es forzado. Es algo jocoso, divertido. Los chicos lo esperan y no tienen mayor trauma".

Sin embargo, Gutiérrez envía un mensaje a los clubes: "Me parece que en esta etapa, más allá del corte de pelo, es una oportunidad de formalidad de los equipos. El jugador también pasa a tener su primer contrato. Se debe educar a ellos, y a sus padres, de todo lo que viene y las precauciones que hay que tomar. Muchas veces esos futbolistas pasan a ganar más que el padre y la madre juntos. Hay que preocuparse que sigan con los pies sobre la tierra para que no se pierdan".

Juan Fernández, en tanto, propone el método que utiliza la plantilla del Barcelona al momento de recibir a los canteranos: "En Barcelona, cuando una persona es promovida, o bien te echan del club, te hacen una cena de bienvenida o despedida. Te entregan cierto grado de reconocimiento, te dan el honor de llegar a un nivel superior. Lo hicimos en Palestino, cuando trabajé en esa institución. Los clubes debiesen, por ejemplo, obsequiarle a los juveniles los zapatos del capitán. O, quizás, hacerlos partícipes del grupo, interrogándolos de cada detalles de los integrantes del plantel. Cualquier actividad que sea constructiva para el deportista será mejor que ridiculizarlo. Tiene más sentido con los valores, con el tema del honor. El mechoneo es más arcaico, más natural al ser humano", cierra el sicólogo.

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