Tropas chilenas en Haití: La historia de los soldados desde el interior del batallón

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A partir del 15 de abril las últimas tropas de la misión de paz de la Minustah que se extendió por trece años regresarán a Chile. Debieron aprender el idioma, soportar el calor y adaptarse a la cultura; sin embargo, la consideran una de las mejores experiencias de sus vidas.




"Cinco minutos para moverse"

Sin duda fueron las cuatro palabras que más anhelaban escuchar los soldados del Batallón Carrera que recibieron esta lunes a la Presidenta Michelle Bachelet. Con más de 30 grados de calor y una humedad digna de un país caribeño, los efectivos miembros de la misión chilena en la Minustah no podían romper su formación de tres líneas perfectas ya que en cualquier minuto podía llegar la Mandataria al cuartel ubicado en Cabo Haitiano. Esto, a excepción de que el comandante lo indicara.

La esperada visita de la jefa de Estado a la zona -y para cual ensayaron desde el jueves anterior- tuvo como objetivo despedir a los más de 400 militares que dejarán Haití tras trece años completando la misión de paz. El 15 de abril próximo, cesarán las operaciones tanto del Batallón Chile, que agrupa al Ejército y la Armada, como el que se encuentra en la capital deHaití, Puerto Príncipe, donde se ubican las fuerzas de la FACH.

A pesar de que los jóvenes que recibieron a la Presidenta no llevan más de seis meses en el batallón -porque realizan rotaciones cada semestre-, ya afirman que la experiencia les cambió sus vidas.

La cultura, principal dificultad

Vestidos con los tradicionales uniformes de camuflaje y portando relucientes boinas azules, los militares del batallón se ríen y conversan mientras llega la Presidenta Michelle Bachelet. Siempre en su formación.

Los que están más atrás y a la sombra, acceden a contarle a La Tercera detalles de su experiencia en el país caribeño y afirman que la mayor dificultad fue adaptarse a la cultura.

¨El tema es acomodarse en poder respetar ciertas costumbres diferentes a las tuyas, y eso se vive el día a día inclusive con los mismos compañeros de México, Honduras y El Salvador que comparten con nosotros en el batallón¨, comenta el Sargento Primero Joaquín López, quien se encarga de supervisar todas las operaciones militares del área.

¨Uno viene preparado para la condición que está viviendo Haití en este momento. Esa misma situación está proyectada y va amarrado con su idiosincracia, sus costumbres¨, comenta el militar.

Por ejemplo, ¨su manera de hablar, cuando uno no entiende lo que están hablando piensa que están peleando, por su tono de voz. Y no necesariamente es así, su manera de expresarse es totalmente diferente. Pero cuando uno los va conociendo más se da cuenta que tienen los mismos problemas y necesidades que tiene uno en su escenario habitual. Tienen problemas económicos, con familia, están trabajando, están buscando una manera de prosperar¨, dice López.

En esta misma línea, Natalia Céspedes, Cabo Segundo y enfermera de la FACH, detalla que ¨la cultura es muy diferente a la nuestra. El idioma es complicado y hay muchas religiones diferentes. Además, compartir con otros países que están acá, todos con idiomas diferentes, culturas distintas. Entonces ahí es un poco más complicada la relación¨.

Céspedes es una de las cinco mujeres que forman parte del grupo de la FACH, sumado a las nueve que residen en el Batallón Carrera (dos de ellas tienen cargo de oficial). Según comentan los miembros de las tropas, las mujeres no postulan a esta misión de paz, logrando un máximo de sólo 15 mujeres alistadas hace unos meses.

Sin embargo, para Natalia esta es una buena oportunidad laboral y donde asegura no existe discriminación por ser mujer.

¨No hay ningún trato distinto con nosotras, tenemos el mismo trato que los hombres. Ha sido una gran experiencia, una bonita labor la que nosotras igual como mujeres aportamos a la sociedad acá en Haití¨, sostiene la enfermera, enfatizando que ¨en mi caso no tengo hijos pero igual es difícil salir de su país sobre todo para venir acá en Haití. Estamos en un escenario diferente, pero yo como mujer lo hice por un motivo laboral y personal¨.

Al igual que Natalia, el Sargento Segundo y enfermero especialista en anestesia del batallón, Patricio Navarrete, comenta que ¨decidí postular por el hecho de tener nuevas expectativas de trabajo. Nunca había estado en una misión de paz y me habían hablado que era muy confortante colaborar con gente extranjera que necesita de nuestro apoyo¨.

Fortaleza del grupo

A pesar de que la jornada comienza aproximadamente a las 6:30 de la mañana y termina después de las 22:00, los soldados comentan que el apoyo y unidad del grupo es fundamental para mantenerse en la misión.

¨El fiato es distinto al que se vive en Chile porque estamos lejos de las familias y uno tiene que conversar, tiene que distraerse y afiatarse del resto¨, expresa Navarrete, enfatizando el apoyo que ha sentido de sus compañeros estos meses, desde los más jóvenes hasta los líderes de la misión.

¨Por ejemplo, cuando llega la faena de víveres que nosotros tenemos los días sábados en la mañana, desde el comandante hasta el último soldado estamos en la fila para recibirlo¨, relata el Sargento.

Esta misma relación de cooperación y cariño es la que han intentado obtener los militares chilenos con la población haitiana.

¨Nos hemos llenado con actividades para poder conectarnos con la gente. Las patrullas no solamente son hacer presencia y mantener un entorno seguro y estable, sino que a la vez también es poder conectarse más con la gente, primero para que nos conozcan y no nos tengan miedo, y segundo, para que nos conozcan como chilenos¨, agrega el Sargento Primero Joaquín López.

Según López, la relación que han creado las tropas con la población del país caribeño tiene directa relación con el incremento de haitianos migrantes en Chile.

La relación que forjamos acá ¨da un referente para ellos de la calidad o los estándares que puede tener otro país. Y más aún, cuando uno les comenta sus cosas, los insta a superarse, les dice que hay otros escenarios, entonces ellos se esperanzan con crecer. Muchas veces ven que no están en un entorno que los pueda potenciar a desarrollarse mejor, así que indudablemente van a empezar a mirar para el lado¨, asegura el Sargento.

¨Nosotros hemos aportado bastante¨ añade al respecto la Cabo Segundo de la FACH. ¨Yo creo que siempre uno va a dejar un pedacito de su corazón acá y va a tratar siempre de ayudar mucho más, pero creo que las tropas chilenas han aportado demasiado. Se extraña a la familia pero acá uno hace lazos para siempre¨.

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