Un podio con triunfos, decepciones y vergüenzas

Los Panamericanos dejan historias. De medallas y esfuerzo, de superación, pero también de las otras, de objetivos no cumplidos, de acciones irrepetibles.




Desde que Natalie Lubascher y Kelley Kobler iniciaron el 9 de julio la participación chilena en los Juegos Panamericanos hasta ayer, que Edward Araya abandonó en los 50 kilómetros marcha, los cerca de 300 nacionales se jugaron sus opciones en Toronto. Unos viajaban con esperanza de medalla y otros, de ganar experiencia o simplemente mejorar las marcas. Cada uno tenía sus propias expectativas y, en general, se esperaban cosas distintas de cada uno. Por eso y porque esto es deporte es que el balance final de la cita continental es discutible.

Lo mejor

Hubo varias actuaciones nacionales que aunque no consiguieron medallas de oro, se rescatan como las más heroicas, históricas, destacadas o, simplemente, emocionantes.

El clavadista Donato Neglia sorprendió en las primeras jornadas, con puntajes inéditos para Chile en estas instancias. Lo mismo para las gimnastas Makarena Pinto y Franchesca Santi, que se dieron el gusto de pasar a la definición por medallas.

La presea ganada por las hermanas Abraham, deportistas de apenas 18 años, de las más jóvenes del Team Chile.

La plata conseguida por la pesista María Fernada Valdés, después de todos los problemas que tuvo la delegación en la preparación.

El histórico triunfo de la dupla de voleibol playa sobre Nicaragua, la primera de la historia en damas.

La participación de Andrés Ducasse, en el Sunfish, sumando una nueva categoría al destacado proceso de las velas nacionales.

Los medallas de bronce ganadas, otra vez, por los equipos masculinos de hockey y hándbol, los únicos deportes colectivos en subir a podios en los últimos 25 años.

El bronce de Soraya Jadue, que se retira con un logro. El éxito en deportes de combate. La presea en boxeo de Miguel Veliz, la primera en su deporte en décadas; las que consiguieron Andrés Ayub y Cristóbal Torres en lucha, las primeras de la historia para su deporte.

El remate histórico de la carrera de 5.000 metros con que el atleta Víctor Aravena quedó tercero, superando a un canadiense y un estadounidense.

Las decepciones

Pese a que el tenis entregó una presea dorada, se esperaba más de una delegación con buenos nombres. La clasificación a los Juegos Olímpicos que Samuel Parot perdió el último día del salto. Misma historia para el pentatleta Esteban Bustos, bronce en Guadalajara, que cedió el cupo a Río en la última prueba.

Kristel Kobrich en las aguas abiertas, que lideraba hasta el último giro.

Los tiradores Jorge Atalah y Francisca Crovetto. La chilena ganó medalla de bronce, pero la previsión para la campeona del mundo era un oro. Se esperaba algo también de Manuel Sánchez, el campeón de Santiago 2014.

Lo mismo para María José Moya, que perdió la final de la contrarreloj por centésimas.

La pérdida del podio de la selección de hockey femenino.

Ignacio Morales, joven campeón sudamericano, aspiraba al bronce. La increíble eliminación del rugby 7, que con el tiempo ya cumplido vencía a Canadá, pero que en vez de sacar la pelota, regaló un try. Parecido a lo del golfista Felipe Aguilar, que a falta de nueve hoyos ganaba tranquilamente el oro. Fue bronce.

El pobre presente de la arquería. Lo mismo para el ciclismo, que se fue de Toronto sin una sola medalla.

Feas también las descalificaciones, que no son novedad, de los hermanos Araya en las marchas.

Que Alberto González se fuera sin medallas desde Toronto.

Pero él, como muchos otros, ya han entregado enormes satisfacciones. Esta vez, no les resultó.

Las vergüenzas

No hay vergüenzas dentro del campo de juego si la competencia se enfrenta con profesionalismo, por eso, lo feo de los Juegos se dio por fuera.

Los dos casos de dopaje. El de Cristopher Guajardo y el del ciclista Carlos Oyarzun, quien privó a Chile de una medalla casi segura.

No fue lo único de los pedaleros: Paola Muñoz acusó a una compañera de no trabajar en equipo.

Y lo de Guajardo término en peleas cruzadas entre él, el maratonista Roberto Echeverría y hasta Victor Aravena.

El atletismo también supo de otra pelea verbal. Karen Gallardo se quejó de que los auspicios sólo iban hacia las caras bonitas. Aunque no era un ataque directo, Isidora Jiménez le respondió, algo molesta. También sonó feo el reclamo de la patinadora Marisol Villarroel, por la decisión que le quitó el oro.

Fue Toronto 2015. Lima 2019 traerá nuevas historias.

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