Una familia chilena en el epicentro de los dos terremotos en México

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Los Jovel Méndez estuvieron en Chiapas el 7 de septiembre y el martes en el DF.




El primer movimiento telúrico que sintieron fue en un hotel, hace 12 días, en Chiapas. Ana María Méndez y Francisco Jovel, una pareja chilena que reside desde hace 11 años en Ciudad de México-, había llegado a esa región para pasar unos días de descanso, pero no llevaban ni un día cuando se registró el terremoto de 8,2 grados.

Mientras todo se remecía, la pareja miró las lámparas moverse de un lado a otro y se posicionaron en un lugar seguro. Pese a todo "mantuvimos la calma", cuenta Méndez, de 50 años. Incluso tuvieron tiempo de ayudar a un grupo de italianos que estaban asustados y que también se encontraban de vacaciones.

Cuatro días más tarde, y luego de brindar apoyo a quienes sufrieron los estragos del terremoto en Chiapas, el matrimonio -con tres hijos de entre 15 y 25 años-, volvieron a su departamento en Ciudad de México.

Pero como si siguieran una ruta de terremotos, la pareja se vio nuevamente sorprendida este martes. Esta vez con Jovel en el sexto piso del edificio en que trabaja, y desde donde fue evacuado rápidamente, y Méndez arriba de su auto en una carretera. Y sus hijos, por primera vez experimentaron un gran terremoto en México. Lo que el matrimonio había sorteado con la experiencia que les brinda Chile respecto a sismos, se transformó en una "pesadilla", cuenta Méndez a La Tercera.

"El terremoto se sintió muy fuerte y muy largo", sostiene Esteban Jovel (23), el segundo hijo de la pareja.

En el centro del Distrito Federal le tocó ver el derrumbe de edificios, explosiones por emanación de gas y ayudar a quienes perdían la calma con el caos. "Primero fueron los gritos y luego sonó la alarma sísmica. Vi mucho humo, mucho fuego. Parecía la guerra de los mundos", cuenta.

A su vez, Sofía Jovel (25), hija mayor de la pareja, ofreció su hogar para alojar a damnificados y ha liderado -junto a su familia- la organización desde su universidad para reunir artículos básicos para quienes perdieron todo y actualmente se encuentran en albergues. Eso sí, la familia Jovel Méndez dice, ya más aliviada, que por suerte no estaban en Chile cuando ocurrió el terremoto de 2010.

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